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Reportajes
Viernes 21 noviembre, 2014

Historia de una intriga fidelista

El góber fogoso y gozoso se encargó de crear y recrear la imagen de un Pepe Yunes Zorrilla tibio
José Abraham Yunes Suárez dice: “No lo conocen. No lo conocen”
En su juventud, el senador resolví­a las dificultades a madrazo limpio
Pero el padre le dijo: “Tú estudias y para un joven que estudia los problemas se resuelven con diálogo

Luis Velázquez

Los chingadazos déjalos a mí­ que no estudi锝

De cara a la transición de Javier Duarte, la más anticipada en la historia local, una parte de la elite priista ha creado la leyenda urbana de que el senador Pepe Yunes Zorrilla es un polí­tico tibio en las horas difí­ciles y rasposas de la polí­tica, y más las que ahora se viven… cuando en la gubernatura se necesita un polí­tico con mano firme.

Incluso, hasta relacionan la sucesión de Agustí­n Acosta Lagunes con “La sonora matancera” a Fernando Gutiérrez Barrios, el policí­a/polí­tico que en 40 dí­as pacificó la tierra jarocha, tiempo aquel de la bamba sangrienta.

Así­, y por ejemplo, Miguel íngel Yunes Linares dice que Pepe Yunes “es una dama en su trato”.
Y el senador Héctor Yunes Landa dice que “Veracruz necesita un polí­tico bragado y entrón y no una dama”.

Pero don José Abraham Yunes Suárez, Don Pepe, padre del senador Yunes Zorrilla, es categórico:
“No lo conocen. No lo conocen”.

Y es que la versión de la tibieza polí­tica de Pepe Yunes fue difundida en el medio priista por Fidel Herrera Beltrán cuando despachaba como el góber fogoso y gozoso y luego fue promovida en todos los niveles por sus discí­pulos, entre ellos, Érick Lagos, Jorge Carvallo, Adolfo Mota y Alberto Silva.

Y después brincó a los niveles medios del priismo fidelista hasta llegar, incluso, a una parte de las columnas periodí­sticas.

Y de pronto, zas, mudó en verdad universal.

HISTORIA DE UNA INTRIGA FIDELISTA

La historia es la siguiente: hacia el mes de septiembre del año 2008, Fidel Herrera, “en la plenitud del pinche poder”, filtró en las columnas que José Albino Quintero Meraz, preso ahora en el penal de Almoloya, habí­a pactado con Yunes Linares, secretario General de Gobierno, su operación en la plaza Veracruz en diez millones de dólares, según el informe del comandante de la AFI, Juan Carlos Ventura Moussong, qepd.

También fue publicado que un testigo protegido, de nombre Gildardo Muñoz, aseguraba que Yunes solí­a frecuentar reuniones en Cancún con el gobernador de Quintana Roo, Mario Villanueva, en el yate Ashley, donde se reuní­an con los señores de la droga.

Pero, además, que el Ejército Popular Revolucionario, EPR, habí­a denunciado en un comunicado que Yunes Linares “encabezaba una mafia ligada al contrabando y al asesinato de lí­deres campesinos y obreros”.

Entonces, Fidel Herrera quiso dar seguimiento a sus propias versiones y solicitó a Pepe Yunes, entonces presidente del PRI, retomar el asunto para declarar en contra de Yunes Linares.

Incluso, cuando Pepe Yunes habrí­a objetado dudas, el fogoso y gozoso le reviró diciendo que si su tibieza se debí­a a que eran primos y el ahora senador reviró diciendo que ninguna relación familiar existí­a, aun cuando con su padre tení­an afecto y cariño.

De cualquier manera, y ante la insistencia, Yunes Zorrilla expidió un comunicado dando la vuelta al asunto, pues, en todo caso, se trataba de una guerra mediática que en ningún momento era suya y que, además, le faltaba sustento.

Un dí­a después, Fidel también pidió a Adolfo Mota Hernández que se pronunciara en contra de Yunes Linares y la respuesta fue la siguiente:

--¿Para qué deseas que me lance contra Miguel íngel si Pepe Yunes fue tibio? y le mostró la que consideraba ambigua declaración periodí­stica.

Según las versiones, Fidel habrí­a reaccionado con furia y, a partir de entonces, su estribillo fue proyectar la imagen de un Yunes Zorrilla tibio que no le entraba a los madrazos como, por ejemplo, meses después lo hiciera (semejante a una boxeadora polí­tica) la diputada federal Carolina Gudiño Corro en la tribuna del Congreso de la Unión.

Por eso es que, entre otros hechos, Fidel nunca asistió a la toma de posesión de Pepe como presidente del CDE del PRI ni tampoco en su gestión partidista lo visitó alguna ocasión en el edificio del partido.

Incluso, lo agarró de tonto cuando hacia el año 2010 lo alentara con la candidatura a gobernador, pues su decisión, en aquel México de gobernadores virreyes, estaba decidida hacia Javier Duarte.

POLíTICO BRAGADO QUE APUESTA AL DIíLOGO

Don Pepe Yunes recuerda: de joven, Pepe solí­a arreglar las dificultades con sus amigos a madrazo limpio. Un dí­a le dije que para los madrazos estaba yo, que no habí­a estudiado. Pero que él estudiaba y, por tanto, los problemas debí­a resolverlos con diálogo, con diálogo y con más diálogo.
Y, bueno, si el diálogo fracasaba, entonces, estaba yo.

También se lo repetí­ cuando fue presidente municipal de Perote: diálogo, mucho diálogo.

Y si las cosas se desbordan, ni hablar, entonces, entro yo que soy un hombre acostumbrado a los madrazos.

Es más, en su tiempo de alcalde, también hubo malosos que desearon adueñarse del pueblo. Y Pepe los enfrentó. Con firmeza. Y se fueron de Perote.

También fue el caso de los vendedores ambulantes, cuyos lí­deres quisieron convertir el pueblo en un tianguis. A todos los aplacó con el diálogo y la mano firme.

Un dí­a, recuerda don Pepe, invitó al rancho a una comelitona a los diputados locales, con Pericles Namorado Urrutia al frente, lí­der camaral; 1995, Patricio Chirinos gobernador.

A la hora de ofrecer la bienvenida, pidió a su hijo (afiliado al PRI en 1987, alcalde de Perote en 1988) que dirigiera un mensaje, pues, insiste, “yo no estudié y para eso está aquí­ Pepe”.

Pepe Yunes hijo tomó la palabra y de pronto, ante aquella mayorí­a priista dijo que el partido tricolor estaba llegando a su fin y era el momento de transformarse en un nuevo instituto porque el mundo ya es plural, y el tiempo del partido único ha pasado y domina el libre mercado; pero también el respeto a los derechos humanos y el diálogo y la negociación como puntos clave para los acuerdos.

Entonces, don Pepe quiso que la tierra se lo tragara; pero aguantó vara y mientras de reojo miraba y escudriñaba las reacciones de Pericles y de los diputados… dejó que el hijo terminara.

Y cuando Pepe Yunes concluyó su discurso, los diputados del PRD y del PAN ya le estaban ofreciendo afiliarse a sus partidos.

Incluso, hubo uno, Jesús Moreno Frí­as, quien le ofreció llevarlo al dí­a siguiente a la ciudad de México con el jefe Diego Fernández de Ceballos, mientras Uriel Flores Aguayo esperaba su oportunidad.

Ni con uno ni con otro se fue Pepe. Semanas después iniciaba su aventura polí­tica en el barco de Patricio Chirinos Calero, en la oficina de Miguel íngel Yunes Linares, secretario General de Gobierno, y que luego lo llevarí­a una vez al Congreso local, dos al Congreso federal (2000/2003 y 2009/2012) y a la presidencia del CDE del PRI.

“Mi hijo es un joven educado, amable y cordial. Pero firme. De una sola pieza. Acuérdese de los genes. Y quienes hablan de su tibieza, no lo conocen, no lo conocen” expresa don Pepe.


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