Desacredita al duartismo el cacique magisterial
•El costo político para el sexenio próspero por haber impuesto a Callejas Arroyo como líder de los diputados priistas resulta incalculable
El gobierno de Veracruz nombró al cacique magisterial Juan Nicolás Callejas Arroyo coordinador de la bancada priista, anexos, conexos y similares de la LXIII Legislatura; pero al mismo tiempo, con un peligroso riesgo y costo político.
Más ahora, en tiempos cuando el sexenio próspero necesita prestigio y crédito político, social, económico, moral y ético tanto en “el estado ideal para soñar” como en el resto de la república.
Luis Velázquez
Y más aún, en Los Pinos, con la presidencia imperial y faraónica que hemos vuelto a vivir.
Así, el cacique de la sección 32 del S.N.T.E., quien traicionara a los profes Elba Esther Gordillo y Carlos Jongitud Barrios, satanizados por el gobierno central, ha traslapado su desprestigio a la elite priista, que comprende, de entrada, 31 años como líder sindical, más seis veces consecutivas como diputado local y federal, siempre por la vía pluri.
Y es que mientras 30 mil, 40 mil, 50 mil profesores caminaron en Xalapa, Córdoba, Orizaba, el puerto jarocho y el sur de Veracruz denunciando a Callejas Arroyo por su cacicazgo, con todo lo que significa, de cualquier modo fue ungido como líder del Congreso.
Por supuesto, se trató de una decisión local, sin haberse consultado con el gabinete político del peñismo, pues el presidente Enrique Peña Nieto tiene encarcelada a la profe Elba Esther, de quien Callejas Arroyo fuera su operador.
Pero además, en más del 50, 60, 70 por ciento de los profesores existe un multiplicado hartazgo en contra de los Callejas Arroyo, padre e hijo, por tantos años en el trono sindical, dueños de las vidas ajenas, la única y la última palabra para el otorgamiento de plazas y ascensos y mejores ubicaciones.
Más aún si se considera que de hecho y derecho, el cacique mantiene doblegada a la secretaría de Educación, a cargo del pedagogo Adolfo Mota Hernández, quien todo le permite, dejando hacer y dejando pasar.
Y no obstante, por dedazo, fast track, el poder del cacique ha sido prolongado al Congreso como jefe máximo de los 36 de 50 diputados locales, además, claro, de que desde ahora, y a través de su conducto, el sexenio próspero tiende alianzas con el S.N.T.E. para la candidatura priista a gobernador en el año 2016.
El destino de casi 8 millones de veracruzanos en manos de una elite política y partidista, unos cuantos, propietarios del día y de la noche.
UNA TIERRA DE CACIQUES
Igual que en el siglo pasado, en Veracruz se reproduce el modelo político de sostener el poder gubernamental con los caciques.
Si antes fue Fidel Velázquez Sánchez el dueño de la C.T.M. durante más de 60 años, ahora Juan Nicolás Callejas Arroyo es el señor de horca y cuchillo del S.N.T.E. desde hace 31 años.
Si antes fue Luis Gómez Zeta el propietario del sindicato ferrocarrilero, ahora es el jarocho Víctor Flores Morales, con más de veinte años en el trono sindical.
Si antes fue el profe Carlos Jongitud Barrios el jefe máximo del S.N.T.E., ahora en Veracruz es Acela Servín la dueña, desde hace más de tres décadas, del sindicato único de burócratas estatales.
Si antes fue Luis Napoleón Morones el dueño de la C.T.M. en tiempo de Plutarco Elías Calles, ahora en Veracruz lo es Pascual Lagunes Ochoa, dueño del sindicato del T.A.M.S.A. desde hace veinte años.
Y así por el estilo.
Por eso es que viejo y enfermo, con problemas en la vista, pero enriquecido a costa del magisterio y del poder político sexenal, el cacique Callejas Arroyo arrastrará en su tsunami al gobierno de Veracruz, que lo ha preferido por encima de los miles y miles de profesores sublevados en su contra.