Negros perseguidos en Veracruz
El tema de la negritud está en el palenque político y social y antropológico de Veracruz.
Más todavía: el asuntito de “los negros perseguidos”.
Casi casi, floreciendo a plenitud el Yanga del siglo XXI.
Y con el Cristo Negro de Otatitlán por delante.
El secretario General de Gobierno, Éric Patrocinio Cisneros Burgos, la ha puesto en la cancha, mejor dicho, “en la mesa de los sacrificios”.
Luis Velázquez
Soy, dijo primero, una víctima de la negritud.
Con todo y el mural de su rostro en una pared de Misantla.
Con todo y poner de moda y en la moda las motocicletas a la que tanto brillo dieran los reyes del rock y los jipiosos en el siglo pasado.
Con todo y andar de pueblo en pueblo cortando listones de festivales y ferias haciendo a un lado a la secretaría de Turismo.
Con todo y coronar “a la flor más bella del ejido” acompañado de su Fiscal General.
Con todo y que ha rafagueado “y a tiro por viaje” a los disidentes, críticos, enemigos, adversarios y opositores de partidos políticos.
Con todo y sus carnavalitos en pueblos de Actopan, Alto Lucero y Tepetlán.
Con todo y que también, ajá, se revelara como escritor y llegara a Baja California, su tierra adoptiva, acompañado de una comitiva jarocha para presentar su libro.
En Veracruz, dijo el fin de semana, “están persiguiendo a los negros”.
Todo, porque la diputada local del Movimiento Ciudadano, Ruth Callejas Roldán, interpuso una denuncia en su contra por agravios en su comparecencia en la LXVI Legislatura.
Claro, nadie dudaría de que “El dos de palacio” ondea la bandera de la negritud como camino a la candidatura de MORENA al Senado.
Y por eso mismo, también se lanzó contra Ruth Callejas, familia de caciques aseguró.
Los Callejas Arroyo, dueños del magisterio durante tantos años.
Los Callejas Roldán.
¡Negros de Veracruz, uníos contra el enemigo común!
El grito libertario del Yanga del siglo XXI.
¡Ay, Toña la negra!
¡Ay, El Negro Peregrino!
¡Ay, Toñita, la chica del norte de Veracruz de la Academia “La Voz México”!
La negritud, el gran tema político y social y sicológico de Veracruz por encima de otros asuntitos.
Por ejemplo, el mismo día cuando Cisneros denunciara que “los negros son perseguidos”, un taxista, Francisco González Hernández, de 37 años, asesinado en San Rafael.
Un estudiante, Luis Antonio Domínguez Ramos, 23 años, secuestrado, desaparecido, asesinado y desembrado en Ixtaczoquitlán.
Un puesto de la Lotería Nacional robado en plaza Ánimas, de Xalapa.
Y el trascendido del Registro Nacional de Personas Desaparecidas de que en el tiempo de la 4T en el Estado jarocho, ¡ay Cuitláhuac García!, dos mil 369 (trescientas sesenta y nueve) han desaparecido.
Y por lo pronto, van 7 mil 515 (quinientas quince) personas desaparecidas del sexenio (inconcluso) de Javier Duarte a la fecha.
Pero, bueno, el hecho noticioso más importante en las últimas horas, la negritud.
“A los negros nos están persiguiendo”.
Ni hablar. La duda queda pendiente.
¿Ganará Éric Cisneros la candidatura de MORENA al Senado con el tema de la negritud?
Ojalá que la buena vibra y mejor química para que el Cristo Negro de Otatitlán acomode los astros a su favor.
Los negros... lo merecen.
¡Ay, San Martín de Porres!
¡Ay, Barack Obama!
¡Ay, Idi Amín, aquel dictador de Uganda advirtiendo a las mujeres que lo amaran o las mataba.
Y lo amaban, claro, con todo y su negritud y su panza gigantesca.
MEMÍN PINGUÍN Y RAROTONGA
Las historietas del siglo pasado dejaron par de personajes electrizantes en su don de gentes y presencia física.
El primero, Memín Pinguín, el negrito sabroso que tanto éxito tuviera en México que en la República Dominicana, el dictador Rafael Leónides Trujillo declaró la historieta libro de texto gratuito en la educación básica.
Y la segunda, la excitante y sensual Rarotonga, la negra más sabrosa y suculenta de todos los tiempos, bonita, hermosa, seductora, cuerpo de edecán y modelo y de tentación.
Y es que las raíces negras lo dicen con claridad:
Todos somos negros.
Los antepasados vinieron de África y del Congo, allá, por cierto, donde Ernesto El Che Guevara intentara hacer la revolución y fracasó.
En los Llanos de Sotavento, por ejemplo, desde Jamapa hasta Tlalixcoyan e Ignacio de la Llave, la negritud en su más alto decibel.
Bastaría recordar que una chica estudiante ganó, primero, el certamen de Miss Veracruz, y luego, Miss México.
Éric Cisneros se está tardando en relanzar en Veracruz y desde la Editorial del gobierno del Estado las historietas de Memín Pinguín y Rarotonga.
Incluso, cabildear, digamos, para que el Cristo Negro de Otatitlán sea adoptado como santo en El Coyolillo de Actopan y en las comunidades de Alto Lucero y Tepetlán.
Bien valdría la pena organizar un festival en homenaje de Toña La Negra y quien nunca ha sido reconocida como jarocha ilustre que tanto enalteciera a Veracruz y en el mundo.
Con tantos pueblos con afrodescendientes bien puede crearse una asociación política en Veracruz, digamos, al mismo nivel que el primo incómodo, Eleazar Guerrero, subsecretario de Finanzas y Planeación por el Sacrosanto Dedazo del góber salsero, huapanguero y danzonero y garnachero.
La Asociación de Negros de Veracruz (ANEVE) alcanzaría “la plenitud del pinche poder”.
Es más, el héroe patrio de la Asociación de Negros de Veracruz sería José María Morelos, el gran Siervo de la Nación.
Casi casi, la ANEVE como filial de MORENA y de cara al Golfo de México.
Más porque desde la secretaría General de Gobierno, las circunstancias políticas y sociales están dadas.
¡Ay, mi negra sabrosa!
Además, en todas las familias de Veracruz hay uno que otro pariente de color. Y de cariño le llaman “El negrito”, y/o “La negrita”.
Y se les quiere mucho.
Otra cosita, mil, dos, tres mil años luz de distancia es que los negros políticos y con poder se hagan las víctimas.
Quizá, claro, para ganar indulgencias en el poder político supremo.