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Sábado 19 noviembre, 2022

Duarte, desaparición forzada

El jueves 17 de noviembre, los astros se acomodaron en contra de Javier Duarte.
Y también de una Madre Buscadora de Xalapa.
Ese día, la señora Esperanza Hernández, de 57 años, falleció.
Y falleció por el desgaste físico y emocional, sicológico, de haber buscado durante ocho años a su hija Xóchitl Celeste Castañeda, secuestrada el 5 de febrero del año 2013 en Xalapa, cuando tenía veinte años.

Luis Velázquez

Y cuando Javier Duarte, el góber, estaba en “la plenitud del pinche poder”.
Y ese día, Javier Duarte, preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, fue vinculado a proceso como presunto responsable de la desaparición forzada en Veracruz, tiempo cuando el Estado jarocho alcanzó relieve nacional y continental como un fosario.
Tan sólo en las fosas de Colinas de Santa Fe, en la ciudad jarocha, y El Arbolillo, en el municipio de Alvarado, más de seiscientos cadáveres y restos óseos descubiertos.
Duarte se convierte en el primer político de la república amorosa y el primer ex gobernador de una entidad federativa en ser denunciado por el camino penal como presunto de la desaparición forzada, la resultante de la alianza sórdida y siniestra de políticos, funcionarios públicos, jefes policiacos, policías, carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros, malosos y malandros, para secuestrar, desaparecer y asesinar a civiles.
La defensa del ex gobernador dijo que la Fiscalía General de Veracruz tiene pruebas frágiles e insustanciales.
Pero, bueno, la denuncia penal ya está y ahora caminará el proceso para que cada parte se aplique.
Por unas horas, la señora Esperanza Hernández, fallecida el mismo día cuando Duarte fue acusado de desaparición forzada, habría tenido conocimiento de la denuncia de la Fiscalía General.
Pero, bueno, habrá de esperarse para conocer la esencia y la sustancia de la denuncia de la Fiscalía General pues de por medio existe una crisis humanitaria demasiada pesada en contra del ex gobernador.
Por ejemplo: Los 19 (diecinueve) cadáveres arrojados a la barranca La Aurora, en el municipio de Emiliano Zapata.
Las trece edecanes de Xalapa desaparecidas en Actopan.
Los cinco muchachos, entre ellos, una mujer, menor de edad, originarios de Playa Vicente y secuestrados y desaparecidos en la carretera de La Tinaja a Tierra Blanca por elementos policiacos y entregados a los malosos.
La hija de la señora Aracely Salcedo y el hijo de la señora Lucía Díaz Genao, secuestrados y desaparecidos en el Duartazgo.
Los siete policías de Úrsulo Galván secuestrados y desaparecidos.
El ex agente del Ministerio Público, quien con su secretario fue levantado en Cardel, donde estaban asignados.
El aviso parroquial de la Fiscalía General fue el siguiente: “Respetando sus derechos humanos y el debido proceso, se presentó vía remota ante el juez de Control y Enjuiciamiento Adscrito al Juzgado de Proceso y Procedimiento Penal Oral del XI Distrito Judicial, con sede en Pacho Viejo, en audiencia inicial donde se realizó la imputación y al renunciar al término constitucional, fue dictado auto de vinculación a proceso imponiendo la medida cautelar de prisión preventiva justificada por un año y seis meses de investigación complementaria”

OMISIONES, INDIFERENCIA Y DESDÉN

Por fin Duarte vinculado a proceso de desaparición forzada en un Veracruz con más de cinco mil desaparecidos.
Desaparecidos con Fidel Herrera Beltrán, Javier Duarte, Miguel Ángel Yunes Linares y Cuitláhuac García.
Nadie, claro, los ha señalado con “índice de fuego” como los autores intelectuales de los plagios y desapariciones y asesinatos y fosas clandestinas.
Pero, vaya paradoja, fueron y es Jefes del Poder Ejecutivo Estatal y por añadidura, capitanes del barco.
En todo caso, responsables.
Omisiones.
Indiferencia.
Desdén.
Menosprecio a los más elementales derechos humanos.
El derecho a vivir sin sobresaltos, temores, miedos y pánico.
Pero, bueno, se dio el primer desaparecido y el segundo y el tercero y el número cien y el número mil y el dos mil y el tres mil y el cuatro mil y el cinco mil, y ningún mandatario asestó el manotazo en tiempo y forma para garantizar la seguridad en la vida de los habitantes de Veracruz.
Los malos, delincuencia organizada y común, se volvieron tan poderosos que en muchos, muchísimos casos, encontraron la buena voluntad de políticos, funcionarios públicos, jefes policiacos y policías para integrarse en una sola banda.
Bastaría referir el caso reciente del ex director de Gobernación y director de la policía municipal de Ixtaczoquitlán detenido por la presunta desaparición de diecisiete personas cuando despachara como funcionario público.
“Un delito de lesa humanidad que nunca prescribe”.
Y que cada gobernador y presidente de la república en turno ha de seguir y proseguir así tengan muchos años de antigüedad.
Hay tensión social y política esperando el desenlace en el caso de Javier Duarte y el nuevo delito imputado.
Más, mucho más dolor y sufrimiento ha quedado en cientos, miles quizá de hogares y familias de Veracruz.
Niños huérfanos.
Parejas viudas.
Más cuando cada semana la Comisión Estatal de Búsqueda publica nuevas fichas con desaparecidos.
Impresiona, avasalla, impacta, la exposición gráfica de montón de desaparecidos montada en los barrotes de la USBI de la Universidad Veracruzana en Boca del Río.
Fotos con datos concretos y específicos de mujeres y hombres secuestrados y desaparecidos sin dejar huellas, pistas, rastros.
Los políticos, cuando de pronto, caray, se sienten dueños de la vida ajena y del destino individual, familiar y colectivo.
“Hay días, exclamaba Calígula, el emperador romano, cuando me siento Dios”.
El Dios... que da y quita la vida.
Los políticos, jugando a ser dioses.

LA MISERIA HUMANA

Desde Goyo Cárdenas, el asesino serial de mujeres en el siglo pasado, los expertos viven obsesionados con despellejar el cerebro de todos ellos soñando con descubrir razones neurológicas de peso y con peso para actuar con tanta saña y barbarie como en el caso de los más de 130 (ciento treinta) mil desaparecidos en el país.
Quizá también habrían explorado el corazón y el hígado y hasta el sexo porque, y como premisa universal, de seguro estarán inter/relacionados.
Más, mucho más, cuando de por medio se atraviesan políticos y policías y políticos y policías encumbrados.
Toda la perversidad sanguinaria del mundo en un político para, entre otras cositas, ordenar secuestrar, desaparecer, asesinar y sepultar en fosas clandestinas a las víctimas, entre ellas, quizá, aquellas personas que “se las deben”.
Peor, si se considera que actúan desde el poder, dueños del poder político y policiaco y económico y social y mandamases en las Fiscalías para eludir la justicia.
El ser humano, en toda su miseria política, social y moral.


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