Dos. Y más, porque Eleazar ha permanecido en silencio, callado, sin saber el siguiente paso, mientras Cuitláhuac se gasta y desgasta y se desacredita y desprestigia mucho más.
Tres. Y más, porque más allá de que Eleazar sea, como dice AMLO de Cuitláhuac, “honesto, honesto, honesto”, una cosita es la legalidad y otra, mil años luz de distancia, la moral pública.
Cuatro. El llamado nepotismo de Cuitláhuac con Eleazar ya trascendió los lí­mites locales. Es un asunto de interés nacional. Tanto que hasta AMLO se ocupó en la conferencia mañanera en Palacio Nacional.
Cinco. Eleazar ya está evidenciado y salpicó a su primazo. Perdió, entonces, toda la autoridad moral que tiene y cuyo eje rector partió del Fidelismo como director administrativo de la secretarí­a de Comunicaciones y en el Duartazgo como director administrativo de la secretarí­a de Seguridad Pública, allí­ donde cometieran la desaparición forzada que tiene bajo las cuerdas, con nueva denuncia penal, a Javier Duarte.
Seis. El descrédito moral de Eleazar se redondea, además, con sus dos hijitos en la nómina oficial. Además, la versión de que en nombre de la famosa y polémica abuelita de Cuitláhuac, impuso a la mayorí­a de directores administrativos de las secretarí­as del gabinete legal, y lo que significa, por añadidura, “ordeñar la vaca” suiza tres veces al dí­a.

RULETA RUSA

Siete. En la ruleta rusa del nepotismo en la era Cuitláhuac, el caso Cuitláhuac y Eleazar arrasó con la Contralora. Leslie Garibo quedó como una mentirosa. Mejor dicho, con una polí­tica leal y fiel a la Cuitlalandia, pues “tiró su espada en prenda”, se expuso, resbaló y quedó manifiesto que en su cargo está para avalar lo lí­cito e ilí­cito del jefe máximo, el tlatoani, el gurú, el tótem, el góber que feliz come mondongo en Tierra Blanca con AMLO y ceviche con “La Santa Muerte” de compañí­a en una foto colgada de la pared en una fondita del mercado de Coatzacoalcos
Ocho. Luego del reality-show del nepotismo, también quedó manifiesto el amiguismo y el cuatismo en otras dependencias, ampliamente documentados en el periodismo escrito y digital. Y más, porque el presidente de la república ha dicho que los casos anteriores de tráfico de influencias y conflictos de intereses son “unas lacras sociales”. AMLO las desdeña, pero Cuitláhuac, Eleazar y Leslie las glorifican, vaya república amorosa, grandiosa Cuarta Transformación.
Nueve. Por respeto a su primazo que tanto lo defiende, Eleazar Guerrero ha de renunciar por sí­ mismo antes, mucho antes de que el manotazo venga desde el altiplano. Y antes, mucho antes, de que el nepotismo y sus derivados llegue al año 2021, tiempo electoral de los presidentes municipales, sí­ndicos, regidores y diputados locales y federales.
Diez. En nombre de que el góber es el jefe máximo, Cuitláhuac podrá, valiéndole, mantener a Eleazar Guerrero. Millones de indulgencias recibirá en el otro lado del charco. La familia lo premiará y enaltecerá. Su único cí­rculo del poder (Eleazar, Leslie, Rosalinda Galindo, Tania Carola y Dorehny Garcí­a Cayetano, la diputada federal por dedazo que impuso a su hermana Aillet en cargo público en la secretarí­a de Seguridad Pública) será, es, feliz, El jefe los defiende. Pero en la cancha polí­tica, social y electoral, Cuitláhuac sigue hundiéndose en el desencanto social.

DEMASIADO ENLODADO CASO ELEAZAR

La Contralora es una polí­tica fiel al jefe, y a quien debe el cargo. Pero en tan poco tiempo, ya resbaló. Y se ha proyectado como una enemiga del panismo y el priismo y el perredismo denunciando actos y decisiones de corrupción.
Pero… tiene pendiente la compra bajo sospecha de las patrullas policiacas, las ambulancias y las medicinas, incluso, hasta las concesiones por el Festival de Salsa en Boca del Rí­o, todas por asignación directa, es decir, dedazo puro, con el riesgo de beneficiar a favoritos, y/o en todo caso, a empresas recomendadas como sucediera, por ejemplo, con Javier Duarte con Odebrecht a la que concesionaran el servicio del agua en Veracruz y Medellí­n por 35 años.
Pero, bueno, si ya arriesgó su autoridad polí­tica y moral por Eleazar Guerrero y Cuitláhuac, muchos, demasiados, excesivos pendientes de nepotismo existen todaví­a.
La lí­nea ya está dada. Con el tráfico de influencias, hasta la ignominia. Y si Cuitláhuac y MORENA se desacreditan, la historia priista demuestra que el poder público es para hacer negocios personales, familiares y amicales.
Pero además, que si un familiar o amigo se encumbra en el poder durante 4 años, caso de las alcaldí­as, o 6 años, la gubernatura y secretarias del gabinete legal, entonces, “la vaca ha de ordeñarse”, pues un antepasado de Cuitláhuac, y que no era su abuelita, Moctezuma II, envió a Hernán Cortés varios burritos cargados de oro, además de veinte doncellas, todas ví­rgenes, para su sevicia.
500 años después, sin embargo, el caso Eleazar Guerrero está demasiado enlodado y ha enlodado al góber de AMLO y MORENA en Veracruz.
Y es que cuando se pierde la autoridad moral la derrota polí­tica está a la vuelta de la esquina. Eleazar renuncia o lo renuncian, a menos, claro, que Cuitláhuac se refocile en sus berrinches carnales como un nuevo tirano, nuevo cacique polí­tico, “señor de horca y cuchillo” tipo PRI, tipo PAN, tipo PRD.