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Jueves 24 enero, 2019

“Veracruz en su laberinto”

Un libro, “Veracruz en su laberinto”, la vida en el sexenio de Javier Duarte, avasalla, tumba y descarrila varios mitos. Entre otros, el siguiente:
Más que los carteles y cartelitos, que nunca han sido ni serán “blancas palomas”, los presuntos agresores, incluso, asesinos, de reporteros en la tierra jarocha... son los polí­ticos, los funcionarios, llamados también, oh populismo ramplón y barato, servidores públicos.

Luis Velázquez/Parte Una

El libro, coordinado por el respetado maestro, investigador y articulista, Alberto J. Olvera (Xalapa, 1955) es un análisis con microscopio social, del duartazgo y que el corresponsal de Proceso, Noé Zavaleta, describiera como un sexenio fatí­dico.
Está escrito por diecisiete maestros e investigadores y significa el libro número once sobre los dí­as huracanados de Duarte, anexos y conexos, declarado por el gobierno de Enrique Peña Nieto, su antiguo aliado, como el polí­tico más corrupto en la historia nacional.
Y quizá, por eso mismo, con once libros ya sobre su sexenio y lo que nunca antes se habí­a dado en el paí­s, ni siquiera, vaya, con Mario Villanueva, el ex gobernador de Quintana Roo, detenido en cárceles de México y de Estados Unidos, acusado de sus relaciones peligrosas con los barones de la droga.

“LA MUERTE, RONDANDO”

Editado por la Universidad Veracruzana, UV, el 30 de marzo del año 2018, apenas, apenitas, apenititas llegó a una librerí­a (Mar adentro) en el puerto jarocho, y por tanto, una disculpa por el desfase en el tiempo y la ignorancia imperdonable sobre la existencia de un libro que estremece en las 461 páginas con una autopsia a fondo sobre el duartazgo y que recuerda, entre otras cositas, el tiempo huracanado de Manuel Parra, el cacique de la hacienda de Almolonga, que durante diez años, aliado, incluso, con gobernadores, asesinó a cuarenta mil campesinos en aquella enconada lucha agraria.
Por ahora, nos detenemos en un capí­tulo escrito por la maestra, investigadora, ensayista y novelista (sus novelas, una delicia literaria), Celia del Palacio Montiel, del Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación de la UV.
El capí­tulo se intitula, ¡vaya tí­tulo estremecedor!, “Con la muerte rondando, periodismo y violencia en el Veracruz de Javier Duarte”, tiempo aquel cuando la tierra jarocha cabalgó en los cinco continentes como “el peor rincón del mundo para el gremio reporteril”, el asesinato de 19 reporteros, fotógrafos y editores, y la desaparición de cuatro colegas más, de quienes al momento, muchos años después, nada se sabe ni conoce, y lo que expresa, claro, el grado de impunidad de la administración pública.

POLíTICOS, EJE DEL MAL

Se ha tenido, incluso, la certeza, quizá porque así­ lo gritoneaba Javier Duarte y los suyos, que los asesinos de los trabajadores de la información en Veracruz eran, o son, los malandros.
Pero…, de los años 2009 (Fidel Herrera Beltrán) a 2015 (Javier Duarte), la maestra Celia del Palacio Montiel documenta, con datos de la ong Artí­culo 19, la realidad avasallante.
El cuadro número 5 detalla la lista de los agresores:
Funcionarios, con 118 ataques a los medios.
Agresiones de particulares, 41.
Agresiones de una Fuerza Partidista (digamos, partidos polí­ticos), 14.
Agresiones del Crimen organizado, 12.
Agresiones cuya autorí­a se desconoce, 55.
Total: 240 agresiones y que incluyen crí­menes durante 6 años.
La maestra intitula el cuadro número 6, de la siguiente manera:
“Quién agrede. Veracruz, 2015, funcionarios:
Estatal: 32.
Municipal: 9.
Federal: 3.
Marina: uno.
Se desconocen: 10.
Escribe Celia del Palacio:
“Este panorama es preocupante, ya que muestra cómo los funcionarios estatales, en particular, los cuerpos policiacos estatales, son los que cometen la mayor cantidad de agresiones contra los comunicadores”.
Ha de referirse, sin embargo, que a menos que cada policí­a o cuerpo policiaco en Veracruz tenga independencia y autonomí­a y se mande solo, pero en términos generales, y como premisa universal, si los policí­as agreden a los medios, simple y llanamente se debe a una orden superior.
Una orden que en el caso del fidelato y el duartazgo habrí­a provenido del secretario de Seguridad Pública.
Y el secretario de Seguridad Pública habrí­a actuado, digamos, acatando una orden superior.
Y arriba del titular de la SSP siempre están, y en el caso de Veracruz, el secretario General de Gobierno y el gobernador en turno.

VERACRUZ LLENO DE CRUCES

Escribe la maestra:
“Resulta frustrante y alarmante que en 55 casos se desconozca quién fue el perpetrador de la agresión.
Esto habla no solo de la posible colusión de autoridades con el crimen, sino también de una gran ineficiencia en las investigaciones ministeriales y judiciales en Veracruz.
Y las agresiones más graves contra los periodistas son los homicidios.
Esta es la mayor violencia directa que puede ejercerse contra un ser humano y en el estado de Veracruz se encuentra el mayor número de periodistas asesinados en los últimos años”.
Más aún:
Lo grave, cierto, que de los años 2009 a 2015, el crimen organizado haya operado doce ataques a reporteros.
Pero más, mucho más grave, preocupante, pesadilla total, es que el mayor número de agresiones provinieran de funcionarios públicos.
118 en total.
Y si así­ fue, una cosita es la incapacidad de la secretarí­a de Seguridad Pública para garantizar la seguridad en la vida y los bienes (Estado de Derecho) y otra la indolencia de la Fiscalí­a para esclarecer los crí­menes, con todo y que Cuitláhuac Garcí­a Jiménez gritoneara en la revista Proceso que los aclararí­a en su sexenio… que apenas, cierto, inicia.
Y por añadidura, si los funcionarios públicos operaron las agresiones a los medios, lástima que la información sea limitada, ocultada mejor dicho, para identificar a los polí­ticos autores de la pesadilla, digamos, incluso, asesinos intelectuales.
Y lo peor, nada, absolutamente nada, ni en nombre de la república amorosa y la Constitución Moral y la Cartilla Moral de Alfonso Reyes y los códigos de ética, y “del amor y paz”, garantiza que la Cuitlamaní­a sea, en verdad, mil años luz de distancia, diferente a la yunicidad y el duartazgo, etcétera.
El capí­tulo de la escritora Celia del Palacio en el libro “Veracruz en su laberinto” (en portada, el mapa de Veracruz lleno de cruces) estremece la vida social y cimbra el corazón humano.
El Estado de Derecho en los doce años de Fidel Herrera y Javier Duarte en manos de Lutero.


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