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Expediente 2024
Jueves 28 junio, 2018

Una mujer admirable

Lucí­a de los íngeles Dí­az Genao es un sí­mbolo. Ella encarna la lucha por los hijos desaparecidos. Su nombre está lleno de autoridad moral fuerte y resistente. Con ella, todos nos sentimos seguros. Su hijo fue desaparecido en el año 2011. Desde entonces, su búsqueda. Y la búsqueda de tantos otros más.
En su batalla sistemática ha enfrentado a un trí­o de gobernadores.

Javier Duarte, Flavino Rí­os Alvarado y Miguel íngel Yunes Linares.
Y a partir del mes de diciembre, al cuarto.
También se ha confrontado con un trí­o de Fiscales, Felipe Amadeo Flores Espinoza, “el más perverso entre los perversos”. Luis íngel Bravo Contreras, “el monstruo”. Y Jorge Wí­nckler, el campeón del menosprecio, el desprecio y el desdén.
Igual que a las madres de Argentina, y las de Cuba, la vocera del Solecito ha traslapado su lucha a la Ciudad de México. Y a una parte del extranjero.
Sabe que si se reduce a la aldea queda a la deriva. Y por eso, mira la realidad avasallante desde la azotea en vez de la planta baja.
Y nada, claro, la achica. Por más y más que desde el lado oficial la han satanizado. Declarado, incluso, “persona non grata”, digamos, para Wí­nckler. Y ni se diga, para el Fiscal Eduardo Coronel junior (glorificado por la presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos) con su frasecita diabólica de “¿Cuál prisa si los desaparecidos… desaparecidos están?”.

EL LUGAR EXACTO DEL INFIERNO

El cementerio particular de los malandros y los jefes policiacos y policí­as de Javier Duarte, “Colinas de Santa Fe”, fue ubicado en agosto del año 2016, cuando en una caminata en el puerto de Veracruz alguien por ahí­ les entregó un mapa rústico indicando el lugar exacto del infierno.
Desde entonces, han exhumado 295 cráneos y miles de fragmentos de huesos.
En tanto, y con los restos inhumados en el resto de Veracruz de manera clandestina por los grupos criminales, el número llega a 315 personas inhumadas (La Jornada-México, Eirinet Gómez).
Solo, el Solecito, más el trabajo, claro, de los otros Colectivos.
Y en todos casos, el Solecito con sus recursos y que los ha llevado a vender comida rápida en el carnaval y en la playa en Semana Santa y a vender ropa usada en tianguis improvisados en las colonias populares.
Una lucha fermentada entre y por las madres de todos los hijos desaparecidos, arrastrando y enfrentando la indiferencia oficial.
Yo… no me meto en Cardel porque es territorio Zeta, contestó Flores Espinoza, “lavándose las manos” cuando la vocera del Solecito le informó que la camioneta de su hijo, DJ Patas, habí­a sido hallada en el pueblo.
En su lucha, doña Lucí­a ha merecido el respeto de todos, menos, claro, de los jefes de la Fiscalí­a que la miran como una enemiga, una adversaria, una persona incómoda e indeseable, y de ñapa, le han lanzado a sus cancerberos.

MADRE CONTESTATARIA

Algunos diputados locales, entre ellas, mujeres legisladores, la rechazan. La desdeñan. Hablan mal de ella. Pretenden salpicar su nombre, su crédito, su honestidad.
Lo hacen, porque ella es una madre, una mujer, contestataria.
Y más, mucho más, porque “Los Señores Justicia”, que así­ llamaban a los procuradores y fiscales en la vieja Roma, desearí­an que nadie, absolutamente nadie hablara en Veracruz de narco/cementerios, fosas clandestinas, asesinatos, secuestrados, desaparecidos, feminicidios, infanticidios y viejecidios.
Tampoco, claro, desearí­an en la Fiscalí­a que se hablara de gatocidios y de perricidios y de gallocidios.
Es decir sueñan los señores fiscales con un mundo color de rosa cuando está claro que si la secretarí­a de Seguridad Pública ha fallado con restablecer el llamado Estado de Derecho que ha sido relevado por el Estado Delincuencial, la Fiscalí­a llegó a su principio de Peter procurando la justicia y quedando atrapada y sin salida en la impunidad.
Y si, digamos, la Fiscalí­a merece las 8 columnas por la captura de 34 polí­ticos, jefes policiacos y policí­as acusados de saqueo y desaparición forzada, el grave pendiente de la inseguridad y la impunidad significa una mancha gigantesca en la yunicidad.
El Solecito, con su vocera, una garantí­a para que algún dí­a los desaparecidos regresaran a casa, o en el peor de los mundos, fueran encontrados para la cristiana sepultura.

EL POZO DEL HORROR

En la búsqueda, el Solecito se ha topado con el horror y el terror.
Por ejemplo, semanas anteriores, la filial de Córdoba detectó pozos artesianos de agua dados de baja en Omealca donde los malandros tiraron doce cráneos, además de “restos humanos sin cabeza”.
Es decir, decapitados.
En el operativo participó la señora Marcela Zurita, de Córdoba, quien en el mes de octubre del año 2012 (el segundo de Javier Duarte) perdió a su hijo Dorian Javier Rivera, secuestrado y desaparecido.
Y ni así­, topándose con la muerte, ellas desisten.
Todas se confortan y reconfortan y se dan ánimos para la búsqueda.
Incluso, han tocado puertas en Guatemala y Argentina y cuyas ONG les han ofrecido apoyo singular, incluido equipo forense y brigadas de identificación y rescate de cadáveres.
La vida del Solecito constituye una relación sórdida y siniestra de todos los dí­as con la muerte.
Alientan la esperanza de encontrar a sus hijos con vida. Pero dado el tiempo transcurrido y el estado de cosas en Veracruz y el paí­s, los astros se han acomodado con rispidez.
El Solecito, con su apostolado social. Ellas enfrentan los años más atroces en la historia de Veracruz, pues nunca antes la desaparición forzada.
Y su hermano gemelo, el desdén mesiánico y soberbio de las tres Fiscalí­as que han pasado por sus vidas.


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