La herencia del fogoso
•Una élite valemadrista
•El destino de Veracruz
I
De acuerdo con el historiador Daniel Cosío Villegas, el presidente Luis Echeverría ílvarez nombró al gabinete legal y ampliado pensando en sanar el resentimiento de la juventud política de entonces por la matanza de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968.
Pero también, en base al amiguismo, el compadrazo y el dedazo.
Y, bueno, en aquel tiempo, el góber fogoso aprendió la máxima sabiduría de la vida pública que heredó al sucesor en Veracruz.
Luis Velázquez
Y tres años y 10 meses después ha sido la característica en el gabinete duartista, luego de que ha despedido y enrocado a un aproximado de 56 funcionarios.
Érick Lagos, Jorge Carvallo, Adolfo Mota, Gabriel Deantes Ramos, Alberto Silva, Vicente Benítez, Arturo Bermúdez y Érik Porres, entre otros, siguen trepados en el pandero, en base a la amistad con el góber padrísimo, y por eso mismo el terrible y espantoso daño social, económico, educativo, de salud y de inseguridad causado a Veracruz.
Mejor dicho, a los 8 millones de habitantes de la tierra jarocha.
Ningún amigo del equipo quedó fuera, sin un cargo público, a excepción, bueno, de Cristhian Morales y Nelson Cabrera, quienes se apartaron en el camino y se cobijaron un ratito en el PAN y, ni hablar, cavaron su propia sepultura.
Y como todos ellos aterrizaron en la cima del poder, incluso, con una baja y deficiente experiencia política, sin fogueo en las lides electorales, sin derrotas en el campo de batalla, desde entonces han gobernado con un sentido patrimonialista.
El resultado ahí está: en cada hogar de Ninguna posibilidad hay de que el estado de cosas cambie en Veracruz. Y menos cuando se ha declarado que Veracruz será el Houston de México y la Arabia Saudita de América Latina norte a sur y de este a oeste de Veracruz se llora un familiar, un amigo, un vecino, un conocido… desaparecido, secuestrado y ejecutado.
Cada hogar ha debido comprar un perrito para que en la noche y en el día ladre al ratero y ahuyente a los malandros.
Cada vez la riqueza estatal se concentra en unas 200 familias, mientras el resto de la población, entre 6 y 7 millones de personas, sigue atrapado en los salarios de hambre, el desempleo y la migración a la frontera norte y Estados Unidos.
Y, bueno, y más allá de la baja calidad educativa está la pésima salud pública, a tal grado que nunca, jamás, a la Secretaría de Salud ha interesado que cientos, miles de parientes de los enfermos hospitalizados pasen el día y la noche a la deriva, afuera de cada hospital, como unos pordioseros.
Y ni se diga, claro, que los 650 mil analfabetas de 15 años en adelante a nadie interesen.
II
Los niños infieles llegaron al poder sexenal por la vía del dedazo tanto del góber fogoso como del góber padrísimo.
Y, entonces, saben, están conscientes, de que así viven y actúan cada día, como si ninguna responsabilidad social tuvieran con la población.
Simple y llanamente, les valen los pendientes.
Nunca, pues, la pobreza y la miseria y la jodidez ha sido tema prioritario como secretarios del gabinete legal y ampliado.
Ellos solo están para quedar bien con el jefe máximo y las marchas ciudadanas y las protestas populares les valen.
Se refocilan, incluso, a partir de que en los medios se curan en salud y se rasgan las vestiduras por los desheredados de la fortuna como les llamaba Albert Camus, los olvidados como les denominaba Luis Buñuel.
Por eso es que todos ellos han pasado los meses y los años improvisando en la tarea de conducir al pueblo de Veracruz a un destino mejor.
Y, lo peor, están seguros de que ha sido y es el camino correcto, mientras el grueso de la población se desangra en cada nuevo amanecer.
Lo más grave es que nada indica, ninguna señal, ninguna posibilidad, de que el estado de cosas cambie algún día.
Y más cuando Veracruz ha sido declarado el Houston de México y la Arabia Saudita del continente americano.