De entrada, la solicitud para que la Casa Blanca prohíba viajar a China y bloquee el ingreso de chinos al país.
Y al mismo tiempo, el veto a los viajes provenientes del país oriental.
Se trata de un brote de enfermedades respiratorias pegando a los niños, con todo y que como siempre (así ocurrió en México con el COVID), la autoridad dice que ningún peligro.
“Una oleada de agentes infecciones antiguos como la influenza, impulsada por una temperatura más fría” según el cable informativo publicado en Notiver.
Médicos y oficiales de EU están en contacto con sus homólogos en China.
La alerta sigue vigente.
En los hospitales de China, el incremento descarrilado de niños hospitalizados con resfríos e influenza y el virus respiratorio sincitial desde el mes de octubre.
Y desde el mes de mayo, el virus expresándose y caminando.
Incluso, la misma autoridad china aceptó a mediados del mes de noviembre la pandemia infantil.
De nuevo, los niños en peligro.
En Wuhan nació el COVID y luego fue multiplicándose en todo el mundo.
Ningún país quedó a salvo.
Casi casi como cuando Yahvé envío diez plagas fatídicas una otras otra a Egipto porque el Faraón prohibió la salida de los hebreros del país y a quienes esclavizaba.
Una de las grandes lecciones del COVID fue, es, considerar los brotes sospechosos en el mundo para tomar medidas en tiempo y forma.
En un principio, y como se recordará, la autoridad federal en México desdeñó el avance del COVID creyendo que “la república amorosa y humanística” estaba blindada porque cada paisano traía una estampita de Jesucristo y la Virgencita de Guadalupe en la carterita para ahuyentar la epidemia.
Ahora, de nuevo, el avisito sanitario allí está.
Y lo más duro y rudo, una pesadilla, contra la población infantil.
Una tragedia, digamos, como la padecida por los niños con cáncer, diez de los cuales únicamente en la ciudad jarocha fallecieron en los últimos meses y con todo y el tratamiento (ajá) en la Torre Pediátrica.

II (Salud “a prueba de bomba”)
De por sí, estamos aterrorizados.
El reporte de la secretaría de Salud federal de diez mil casos de dengue solo en el estado de Veracruz.
Y cuarenta muertos.
Veracruz, en el segundo lugar nacional con incidentes (Notiver, diciembre 3, año 2023).
Peor si se considera que el año anterior, en el transcurso del año un solo muerte por dengue con mil 594 (quinientos noventa y cuatro) enfermos.
Todo un calvario, pues.
Y nadie desearía que la nueva epidemia en la provincia de Wuhan afectando a los niños llegara a México.
Todavía peor si de nuevo el llamado “Doctor Muerte” fuera puesto al frente del operativo.
Pareciera, incluso, que en el mundo se está viviendo el peor tiempo bíblico con tantos males floreciendo a plenitud.
En los orígenes de la humanidad y de acuerdo con la leyenda bíblica fue suficiente con los males de la caja de Pandora enviados por Zeus para vengarse de la tierra.
Y los Siete Círculos del Infierno.
Y el aviso tan temido de los Jinetes del Apocalipsis listos para el fin del mundo.
Nada más temible para la vida que las enfermedades.
Tres mil identificadas por los médicos más siete mil no identificadas pero causando destrozos y estragos en la salud humana de acuerdo con la ciencia médica.
Y en muchos casos, sin una cura, como por ejemplo, del cáncer, el Alzheimer, el Parkinson y la leucemia.
Además, de la depresión llevando con frecuencia al suicidio.
Entonces, la política de salud pública es clave y decisiva.
Sobre todo, cuando se está convencido de que un cimiento para el desarrollo humano y la productividad en el trabajo es “una salud a prueba de bomba” como dicen en el rancho.
Por ahora, los niños en peligro.