•Molina Palacios, listo para el liderazgo nacional
•Su meteórica carrera

Entre el dentista Ramón Ferrari Pardiño y el cañero y ganadero, Juan Carlos Molina Palacios, hay vasos comunicantes.

El secretario de Desarrollo Agropecuario por segunda ocasión y el tesorero de la Unión Nacional de Productores de Caña, CNC, han anunciado, cada uno por separado, el rescate de algunos ingenios azucareros, unos, incluso, cerrados por su fracaso industrial.

Sin embargo, mientras Ferrari habló de cuatro ingenios que serí­an rehabilitados, incluso, por el duartismo, Molina dice que sólo son tres (San Gabriel, Independencia y Nuevo San Francisco).

Pero, además, ha revelado que se trata de una inversión federal a través del Fondo de Empresas Expropiadas, con participación estatal.

Incluso, el tesorero nacional de los cañeros asegura que un millón de trabajadores serán contratados, mí­nimo, en un periodo de 60 dí­as, a partir de la fecha de su anuncio.

Se espera tal cual se cumpla.

Y se espera porque nadie cree en la palabra del titular de la SEDARPA, y más porque, entre otras razones, el gobierno de Veracruz está entrampado en una terrible deuda pública (40 mil millones de pesos según Mauricio Audirac, de SEFIPLAN, y más de cien mil millones según el investigador Rafael Arias) y, por tanto, carece de tela de donde cortar.

Más aún si en el mes de diciembre anterior logró un crédito de 5 mil millones de pesos y nadie conoce, por ahora, su destino, además de que en el imaginario colectivo hay la percepción de que será para que el partido en el poder, PRI, gane la elección del mayor número de diputados federales.

En contraparte, si el lí­der cañero y próspero ganadero asegura que el gobierno federal entrará al quite, y más cuando habla de un plazo de dos meses. Caray, sólo se espera seriedad.

Todo sea por el bien del campo en Veracruz. Pero más aún, por los productores y los campesinos en una tierra jarocha donde más del 60 por ciento de los alimentos consumidos por los 8 millones de habitantes son exportados.

Pero, además, donde por vez primera en su historia Veracruz mudó a un estado productor de migrantes a la frontera norte y Estados Unidos hasta posicionarse como uno de los cinco del paí­s.

Más aún, y como lo ha documentado la investigadora Patricia Ponce, cuando Veracruz también se convirtió en el Estado productor y exportador número de trabajadoras sexuales.

Y cuando, de ñapa, los hijos de los campesinos y los indí­genas que antes eran cortadores de caña han apostado a otros caminos, como es, en efecto, la migración a la ciudad de México y EU, dado los miserables salarios y las condiciones paupérrimas en que viven en cada zafra, confinados en galeras porfiristas.

UN LíDER ASCENDENTE

Juan Carlos Molina inició en la vida pública como tesorero del Ayuntamiento de Cosamaloapan cuando el alcalde era Eloy Chiunti.

Vivaz, karma para las relaciones públicas, audaz y persistente, hace unos once años viví­a en una casa de Infonavit en Cosamaloapan, y ahora, sin ocupar cargos públicos, ha desarrollado su sentido empresarial y además de sus cañaverales en la Cuenca del Papaloapan tiene un rancho ganadero donde crí­a becerros de inseminación con un equipo de médicos veterinarios que exporta a Estados Unidos.

Además, ha incursionado en el terreno de la construcción, queriéndose acabar la vida de un puñetazo, como dijera el fogoso, “en la plenitud del pinche poder”.

Y, bueno, tesorero de la Unión Nacional de Productores Cañeros, CNC, sigue los pasos de su tlatoani, Manuel Pérez Bonilla, quien en el Chirinismo salinista fue lí­der nacional del gremio en dos periodos, y que a su vez observó la enseñanza de su gurú, Roque Spinoso Foglia, asesinado de 120 balazos en el rancho El relicario, al mismo tiempo que el padre de Édgar Spinoso Carrera, inminente candidato a diputado federal por el distrito de Martí­nez de la Torre.

Por eso, resulta indicativo que Molina Palacios haya revelado la versión del rescate de tres ingenios, uno de ellos, Nuevo San Francisco, propiedad de su amigo Franklin Garcí­a, a su vez amigo del gobernador Javier Duarte.

Daniel Pérez Valdés terminará su periodo en la UNPC hacia el mes de septiembre y, para entonces, todo indica que Molina será ungido en la dirigencia nacional, de igual forma como en su tiempo Pancho Castro brincó de la tesorerí­a a la presidencia.

Y, por tanto, le corresponderá participar como productor y lí­der de un Veracruz cañero en la elección del candidato priista a la mini gubernatura de dos años, en igualdad de circunstancias que otros dirigentes, como por ejemplo Enrique Ramos, dueño del gremio azucarero desde hace un par de décadas; Ví­ctor Flores Morales, del gremio ferrocarrilero desde hace 20 años, y el senador Carlos Romero Deschamps, gurú petrolero desde hace unos 17 años.

EL CUENTO DE NUNCA ACABAR

Furioso, iracundo, el presidente Luis Echeverrí­a ílvarez apareció en la tele en cadena nacional denunciando que los industriales de la caña habí­an saqueado al paí­s y advirtiendo, al mismo tiempo que daba el manotazo en el escritorio, que “nunca, jamás, nos volverí­an a saquear”.

Entonces, anunció la privatización del mayor número de factorí­as azucareras.

A partir de aquel momento crucial, el cuento de nunca acabar:

En un sexenio, los privatizan, y en el siguiente, el presidente los rescata.

En el otro, los vuelve a vender y en el posterior otra vez los rescatan.

Incluso, y hasta con más prebendas, como ocurrió, por ejemplo, con José López Portillo que nacionalizó los bancos, y luego Miguel de la Madrid se los devolvió a la elite bancaria y hasta con casas de bolsa… de ganancia.

Y ahora el 90 por ciento de los bancos del paí­s son propiedad extranjera.

En la industria cañera, sin embargo, ocurrió otro fenómeno: en el juego privatizador hasta polí­ticos, a la sombra del poder, le entraron a la compra de los ingenios y ante la rapiña hasta la misma Unión Nacional de Productores Cañeros, afiliada a la CNC, entró a la rebatinga, diciendo que los comprarí­an para financiar el organismo, aun cuando uno que otro terminó en manos de los lí­deres gremiales.

Ahora, en el tercer año del peñismo, de nuevo el rescate oficial, como en el caso de Veracruz con los ingenios San Gabriel, Independencia y Nuevo San Francisco, luego de haber sido quebrados por los magnates.