“No se rindan” dice a madres de migrantes
•Hondureña, anda solidaria en la caravana
Ignacio Carvajal
Edita Maldonado, de 66 años, anda en la Caravana de Madres en busca de sus hijos perdidos en México. Ella y otras 40 mujeres, desde le 20 de noviembre, recorren México en busca de pistas para dar con sus queridos.
Pero ella no tiene a quien buscar. Años atrás le encontró: su hija: la como esclava sexual en un prostíbulo de Chiapas. Como pudo se escapó y la madre la encontró. Pero a los 5 años de haberla hallado, la hija murió.
"Acá ando porque me gusta darle apoyo a estas mujeres, decirles que no se rindan. La esperanza es lo que a lo último se muere", cuenta Edita, originaria del departamento de Yoro, Honduras.
Yoro, como otros departamentos de Honduras, a diario son flagelados por la violencia y la pobreza que genera el desempleo. "Vemos mucho a jóvenes que salen huyendo porque no quieren que los maten. Tengo unos vecinos que tienen hijos que a los 15 años se van porque no quieren que las pandillas los maten, la Mara allá está dura", contó otra madre de la Caravana.
Edita: "mi hija Rosalía Pérez se fue a los 17 años. Tenía ganas de ayudarme a construir una casa, y se jaló para el norte, pero al cruzar de Guatemala a México, la atraparon en Chiapas, y durante mucho tiempo la tuvieron prostituyéndose en Pijijiapan (costa del Pacífico).
"Ella se escapó de los que la tenían recluida, fueron varios años los que estuvo así forzada a entregar su cuerpo para que otros ganaran dinero, yo comencé a buscarla, y a moverme.
"Como pudo, se escapa y se pone en contacto conmigo....".
El tiempo que estuvieron juntas, fue breve. Pero Edita sabía que su hija estaba bien, y que luchaba en México para salir adelante, mandarle dinero de vez en cuando, mientras seguía luchando por el sueño Americano.
"Pasaron 5 años así, estábamos comunicadas, pero a distancia. Ella en México y yo en Honduras. Un día me llama y me dice que estaba muy enferma, cuando intenté comunicarme de nuevo, ya no respondió. Me informaron que estaba muerta.
Su gusto: "Por lo menos puedo decir que tuve la gracia de haber enterrado a mi hija. Muchas de las que conozco y que he visto en las noticias no saben nada de sus hijos, los hacen muertos y no pueden descansar por eso que traen en el corazón. La mía ya descansa, aunque le fue mal en este país, estoy tranquila, y ahora vengo a las caravanas solo como apoyo para ellas".
Cuando es entrevistada, Edita se encuentra dando palmadas en el hombro a una madre, es Virginia ívila Flores, quien desde hace 15 años no ve a Maribel ívila, la madre de su nieto de 15 años. "Me lo dejó cuando tenía unos meses de nacido, si a penas y se recuperó del parto, se fue", relata.