Educado en el ITAM y con una maestrí­a en Estados Unidos, nacido en una tierra frí­a, Perote, digamos que es un polí­tico frí­o en su carácter y temperamento para así­ tomar acciones y decisiones, puntos de vista, en la serenidad y con serenidad.

El senador Pepe Yunes Zorrilla es un polí­tico transparente, sin rollos ni medias tintas, ajeno a las intrigas, lejos de los complots en el pasillo, que mira a los ojos, de frente, sin ocultar barajas en la manga de la camisa.

Respetuoso, es un polí­tico cortés y amable. Incapaz de hablar mal del ausente, así­ sea el peor enemigo y/o adversario si enemigos y/o adversarios tuviera. Jamás dice groserí­as. Tampoco se exalta ni pierde el control de sí­ mismo.

Educado en el ITAM y con una maestrí­a en Estados Unidos, nacido en una tierra frí­a, Perote, digamos que es un polí­tico frí­o en su carácter y temperamento para así­ tomar acciones y decisiones, puntos de vista, en la serenidad y con serenidad.

Nunca, jamás, suele alardear de sus amigos, porque los amigos, dice, son para cuidarse en la discrecionalidad de la amistad misma. Incluso, ni siquiera en corto se pavonea de sus cuates porque en la vida, cree, siente, está convencido, cada quien tiene sus espacios.

Es un polí­tico que no obstante sus andares como presidente municipal de Perote, presidente del CDE del PRI, diputado local y federal, senador de la república, es un hombre cordial. Afectivo. Entrega la amistad sin reservas y, a partir de ahí­, la relación puede crecer o disminuir.

Y es que en la realidad es un polí­tico firme. Sereno; pero con el puño firme para ubicar a cada quien en su lugar. Y sin echarse para atrás ni tampoco arrepentirse.

Por supuesto, dentro de su entereza apuesta en la vida pública al diálogo, la reflexión, el análisis, el intercambio de puntos de vista y barajitas, y a partir de ahí­, jamás duda ni titubea. Se muere, pues, en la raya.

Alguien pudiera decir que está formado a la antigua. Por ejemplo, le gustan las canciones de los trí­os románticos del paí­s y América Latina. Desde niño los oyó en casa y ha seguido por tal ruta.

De niño, también, aprendió el amor a la naturaleza y vive rodeado de animales, caballos, vacas, perros, llamas, etcétera, a tal grado que a muchos de ellos les ha puesto nombres y así­ les llama, por su nombre a cada uno, que lo conocen y reconocen, por más dí­as que pase ausente, lejos del rancho de su padre, San Julián.

POLíTICO EDUCADO EN LA INSTITUCIONALIDAD

Su padre lo ha educado en la institucionalidad que él mismo aprendiera en tiempos difí­ciles. Por ejemplo, aquella ocasión cuando un escolta del gobernador Fernando López Arias quitara la vida a su padre, abuelo del senador, y la familia aguantó vara, sin una denuncia penal.

Pepe Yunes fue el priista más disciplinado de todos cuando en el año 2010 quedó en la recta final para la candidatura priista a gobernador, y a diferencia de otros, varios, que rafaguearon al nominado, jamás “tomó su espada en prenda” para unirse al coro.

En el trato es un hombre cariñoso que, por ejemplo, suele pedir disculpas si llega uno, dos, tres minutos tarde a la cita, aun cuando suele llegar puntual, puntualito, así­ venga desde la ciudad de México y/o haya salido temprano del rancho en Perote a tomar un café en el café jarocho.

Y como buen ranchero, rancherote civilizado, sigue la regla de Pericles Namorado Urrutia cuando afirmaba que “si el festí­n ha de ser de carne… que sea en abundancia”.

Así­, en la mesa para un desayuno, por ejemplo, las picadas y las gordas y las chalupas y los huevos en diferentes menús y las carnes rociadas con frijoles, jugo y café y pan se dan en abundancia, de tal modo que de regreso a casa uno aplica el siguiente paso llamado “operación broche” que es aflojar el cinturón para que la panza adquiera la forma caprichosa marcada por la vida, porque la comelitona fue en exceso y con exceso.

Sabe sonreí­r y reí­r con anécdotas y charadas, sin cuidar las formas de los polí­ticos maniquí­es para quienes la vida, como afirmaba Rimbaud, “empieza y termina frente a un espejo2, con tal de que ningún pelo esté fuera de la raya.

Dato raro, extraño e insólito: él mismo maneja su camioneta. Y, por lo regular, anda solo, sin guarura y también sin carro escolta con pistoleros armados “hasta los dientes” como dicen los reporteros de policí­a.

Y es que, bueno, en tiempos revueltos y turbulentos, los polí­ticos seguros de sí­, buenas gentes, buenas personas, que nunca han causado daño, son los únicos que pueden andar solos…