PASAMANOS: En todo caso habría de ponderarse el Jesús soñado y deseado por la Arquidiócesis para actuar como él.
El Jesucristo que carga a la cruz en el camino de espinas y cardos y es crucificado en el Gólgota.
El Jesús que resucitaba a los muertos y devolvía la vista a los ciegos y hacía caminar a los discapacitados.
El Jesús traicionado por uno de sus apóstoles, Judas, a cambio de treinta monedas.
El Jesús que a los 12 años de edad se va al templo para discutir con los teólogos.
El Jesús que látigo en mano flagela a los comerciantes vendiendo sus productos en el templo y los lanza a madrazo limpio.

CORREDORES: El Jesús que camina sobre las aguas.
El Jesús que resucita al tercer día.
El Jesús que perdona los pecados de María Magdalena y la nombra su apóstol número trece.
El Jesús que vivió sus treinta y tres años de edad en la pobreza y la medianía siempre con túnica modesta y sandalias.
El Jesús luchando contra las injusticias de los fariseos reclamando el ejercicio de los derechos humanos.

BALCONES: Nadie duda de que la vida ideal, la mejor vida, la vida soñada incluso, está en copiar y reproducir en el mayor número posible de horas la vida de Jesús.
Casi casi como los monjes en el monasterio. Los Francisco de Asís del siglo XXI. El San Martín de Porres. Los trece apóstoles de Jesús.
Pero está claro que el sueño está descarrilado. Lo dice el proverbio popular: “Jode, porque atrás vienen jodiendo”. Y lo dice otro adagio: “En vez de que lloren en mi casa que lloren en la tuya”.
¡Ay, padre Marcial Maciel! ¡Ay, los sacerdotes pedófilos de la iglesia que tantos millones de dólares y euros han costado al Vaticano para comprar el silencio de las víctimas y familiares!

PASILLOS: Tanto trabajo cuesta “actuar como Jesús” como sueña la Arquidiócesis de Xalapa, que por ejemplo, la vida gira alrededor de hijos contra padres, hermanos contra hermanos, tíos contra tíos, primos contra primos, vecinos contra vecinos.
Y de por medio, los Círculos del Infierno, los males de la caja de Pandora, los Anticristos, entre otros, la soberbia, la altivez, la gallardía, el autoritarismo, la envidia, la intriga, la calumnia, el chismerío, la discordia.
Incluso, caray, la discordia sembrada y multiplicada desde “La mañanera”.

VENTANAS: Indicativo y significativo que la Arquidiócesis continúe soñando con mundos imposibles.
Vaya, probado y comprobado está que cuando se ocupa de la realidad real en Veracruz con tanto tiradero de cadáveres, feminicidios, secuestros, desapariciones y fosas clandestinas, apenas, apenitas, claro, la escucharán los feligreses de la Catedral y sus parroquias, pues en el edificio de enfrente desean estar sordos y ciegos.
Y, bueno, aquello de “salvar almas” con la purificación moral para irse derechito al paraíso celestial constituye una utopía, una falacia.
La elite gobernante, por un lado. Los ciudadanos de a pie, por otro.
Por otro, la cúpula eclesiástica. Y por otro, los feligreses.
“El mundo patas arriba”.