Retrato del país
**“Venimos por tu hija”
**Tiempo obradorista
UNO. “Venimos por tu hija”
-Venimos por tu hija, le dice el jefe narco rodeado de sicarios y pistoleros a una madre en su casa con piso de tierra y paredes de madera y techo de teja ubicada en la parte más alta de la montaña.
-Yo no tengo hija. Tengo un hijo.
Luis Velázquez
-¡Señora, no sea mentirosa! ¡Venimos por su hija! ¡Se llama Ana!
-Yo no tengo hija. Tengo un hijo. Y está cortando la leña en el cerro.
-¿Dónde está su hija? Insiste el malandro en tanto los sicarios se meten en la casita, sin permiso ni anuencia, y revisan.
DOS. Hijas raptadas
La madre, con un machete en la mano, dice al sicario:
-Yo trabajo en el corte de la amapola en la montaña. Mi marido está en el otro lado.
Entonces, los sicarios regresan de revisar la casa y dicen al jefe:
-¡No hay nadie! ¡Vámonos!
El sicario amenaza:
-¡La buscaremos y encontraremos!
En los Altos de Jalisco, como en el resto del país, es la constante. Los malandros se llevan a las hijas, así nomás, raptadas, secuestradas.
TRES. “¡Se llevaron a mi hija!”
En la noche intensa y volcánica, los malos prendieron fuego a una casa sencilla y modesta.
La casa arde de noche. Y enfrente, los vecinos, asustados, horrorizados, miran. Y miran y escuchan a una madre en el llanto desgarrador:
-¡Me pusieron una pistola en la sien! ¡Se llevaron a mi hija! ¡Y los perros ni siquiera ladraron para avisar a mis vecinos!
CUATRO. “Noche de fuego” y con fuego
El documental sobre la violencia en la república que ni es amorosa ni tampoco humanística como cacarean en “La mañanera” se llama “Noche de fuego”. Está en Netflix. El retrato (y el relato) espeluznante de la vida en el país.
La mayoría de la gente en el pueblito de los Altos de Jalisco trabaja cortando amapola.
Todos, mujeres y hombres y hasta niños, vigilados por sicarios armados con R-15 y Magnum.
Desde antes de que el sol alumbra la montaña antes cuando la luna la ilumina.
Las señoras se llevan a sus hijos, menores incluso, porque significan una mano de obra adicional.
Y como las niñas van creciendo, los malos las tienen en la mira cuando cumplan los 14, los 15 años, y secuestrarlas para su consumo.
CINCO. Migrantes con otra pareja
Por eso, la obsesiva obsesión de las madres es enviar a sus hijas a Estados Unidos con sus padres migrantes.
Y como todo en la vida, hay padres leales y fieles a la causa familiar y les siguen enviando el dinerito de las remesas para comer.
Pero al mismo tiempo, insuficiente.
Y hay padres que de plano abandonan a la familia porque en el otro lado, Estados Unidos, ya tienen nueva pareja.
Todos los días, hacia la tarde, las madres intentan comunicarse por el celular y desde la parte más alta de la montaña para agarrar la señal con sus maridos en EU.
SEIS. Tiempo obradorista
El documental pinta la miseria y la pobreza en la jodidez más dura, cruda y ruda.
El único destino social y económico del pueblo está en el corte de la amapola.
Vaya, a cada rato cambian al maestro del pueblo (un profesor para todos los grados de la escuela primaria) porque los malos les imponen la cuota.
Y apenas, apenitas, duran como profes unos cuantos meses y huyen despavoridos.
La peor tragedia familiar en el tiempo inmaculado del obradorismo.