De entonces a la fecha impartiendo por ahí cursitos de periodismo cuando la Ley Federal del Trabajo establece que es tarea de los magnates de la información.
Pero, bueno, durante 24 (veinticuatro) años han alivianado la tarea a los dueños de los medios.
Ahora, insólito, la Cuarta Transformación imparte cursos a los policías para que aprendan, ajá, a respetar la libertad de expresión, “en específico, en situaciones donde cubren hechos delictivos y operativos”.

DOS. La Ley Federal del Trabajo

Han caminado así convocando a reporteros de la fuente policiaca con policías y autoridades de seguridad Pública y la Fuerza Civil.
Y al mismo tiempo, haciendo “al monje loco”, pues, y en todo caso, la tarea superior es cabildear y cabildear para dignificar la vida profesional de los trabajadores de la información.
A, salarios dignos. B, las prestaciones económicas, sociales y médicas establecidas en la ley.
C, el legítimo derecho a una pensión. D, pago, incluso, de tantas y tantas y tantas horas extras.

TRES. Asunto vedado

En tres años y diez meses y días, nunca lo han intentado.
Pareciera terreno vedado para todos ellos. Un asunto prohibido.
Soñar con volcar el vagón de un ferrocarril de un puntapié. Tratar de llegar a la luna, conscientes de que nunca llegarán, pero de igual manera, seguros que de insistir llegarán más lejos que todos.
Ahora, claro, la posibilidad más difícil a partir del COVID, la recesión y la inflación.

CUATRO. Reporteros de $4 mil mensuales

En la misma Ley Federal del Trabajo hay un salario mínimo asignado para los trabajadores de los medios.
Pero pocos, excepcionales, poquísimos lo respetan en el Estado jarocho.
Por el contrario, la ofensa humillante constante y permanente.
Hay reporteros, por ejemplo, con un sueldo semanal de mil pesos. Cuatro mil a la semana.
Hay periodistas de radio que ganan de acuerdo con el número de notas entregadas al día. Pero… vaya, siempre y cuando sean transmitidas. Nota transmitida, nota pagada. Nota entregada, pero sin trasmitirse, queda fuera.
Peor tantito, si por ahí existe un reportero incómodo y una autoridad pide un castigo ejemplar y que llega al despido, procede. Y punto.

CINCO. La CEAPP sumida y sumisa

Se entiende: varios de los ejecutivos de la Comisión, incluidos los vocales, laboran en medios donde la explotación obrera alcanza el más alto decibel.
Y como el cargo en la CEAPP suele durar, máximo, un sexenio, y ellos regresarán, quizá, a su fuente de empleo, entonces, el camino fácil es aguantar vara.
Por eso, y entre otras cositas, las tertulias de reporteros de la fuente policiaca con policías.
El politólogo Carlos Ernesto Ronzón Verónica lo expresa de la siguiente manera en dos palabras contundente:
“Puras pendejaditas”.

SEIS. Agravios del góber

Tan es así que el señor García, el góber de la 4T, calificó de mentirosos a los medios porque “intentan presentar un ambiente de violencia que no existe”.
Y porque, además, como a nivel nacional “atacan al presidente Andrés Manuel López Obrador, a mí también”.
Y en contraparte, el silencio ominoso y vergonzante de la CEAPP, a partir de la violencia verbal del góber a los trabajadores de la información.
Se entiende: el gobierno de Veracruz aporta los veinte millones de pesos mensuales (quizá serían más) para, entre otras cositas, los salarios impresionantes de los miembros de la CEAPP y ni modo “de ponerse con Sansón a las patadas”.