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Martes 02 agosto, 2022

Abusos del poder

Si alguna vez la izquierda lideró en el mundo la defensa de los derechos humanos, en Veracruz, el descarrilamiento.
Por ejemplo, el viernes 29 de julio, en el municipio de Jesús Carranza, dos mujeres y dos hombres detenidos en el rancho “El tapatío” por la Fiscalía General..., cuando, caray, eran inocentes.
Se los llevaron.
Dos días privados de su libertad.

Luis Velázquez

Acusados por los delitos de robo de vehículo, portación de armas de fuego, privación de la libertad, tráfico de droga y delitos “contra la seguridad de las instituciones”, quizá, acaso, el delito de ultrajes ya derogado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y que sin embargo, tiene, tendría en la cárcel a más de mil doscientos setenta ciudadanos de a pie.
La Fiscalía General, donde la primera mujer despacha como procuradora de justicia, aplicando “al pie de la letra”, con firmeza inalterable su principio filosófico de vida de “Aquí mando yo”.
Blindada por el góber fifí, salsero y huapanguero, y el secretario General de Gobierno, su protector número uno, la Fiscalía aplica el principio francés de “dejar hacer y dejar pasar”.
Y aun cuando los veinte Colectivos de Veracruz, integrados con padres con hijos y parientes desaparecidos han denunciado y documentado abusos y excesos del poder, ella se mantiene en el cargo.
Igual, digamos, como se mantuvo Jorge Wínckler Ortiz con Miguel Ángel Yunes Linares.
Y Luis Ángel Bravo Contreras con Javier Duarte.
La justicia, procurándose de acuerdo con el hígado de cada titular y jefe máximo.
La Policía Ministerial se llevó a las mujeres, trabajadoras domésticas, y al par de vigilantes que porque eran cómplices del propietario del rancho “El tapatío”, preso en la Ciudad de México.
Incluso, que cómplices de Pasiano Rueda Canseco, el presidente municipal electo de Jesús Carranza, recién liberado luego de siete meses encarcelado.
De hecho y derecho, aplicando el histórico principio de Porfirio Díaz Mori de “¡Mátalos en caliente y luego averiguamos” para asesinar por la espalda a los jarochos sublevados a su reelección y que fuera cumplida con puntualidad por el góber Luis Mier y Terán.
El Juez de Control dejó en libertad a las dos mujeres y los dos hombres de Jesús Carranza, luego de que la familia protestara por tanta arbitrariedad y se movilizara y movilizara a los suyos en la protesta, la inconformidad, el coraje social y la indignación crónica.
Un abuso más de la Fiscalía General.

LOS POLICÍAS SON LA LEY…

La Fiscalía General es, quizá, la dependencia pública más vulnerable.
Por ejemplo, la mitad del mundo y la otra mitad pide y exige y clama y reclama la procuración de justicia.
Más, si se considera el adagio universal de que “es fácil ser bueno, pero lo difícil es ser justo”.
Y, claro, en la aplicación de la ley, la experiencia universal en todas las latitudes geográficas son los abusos y excesos del poder.
Ser policía, tener charola, usar pistola, andar en montón, igual, igualito que la silla embrujada del palacio, transforma a las personas y las hace levitar.
“Yo soy la ley” sentirán los policías.
La fama pública de los lentes negros, bigotito, cachucha, pistola al cincho, panzones, está registrada en montón de películas.
Y por más y más, ajá, cursos sobre derechos humanos, en el momento de los hechos concretos y específicos, ellos son la ley.
Aquella verdad universal de que un ciudadano de a pie tiene más temor y miedo a un policía que a un ladrón si los mira venir en una calle.
El ladrón asalta y huye. El policía, asalta, madrea, amenaza, detiene y lleva a la barandilla camino a la cárcel, más ahora con el delito de ultraje.
Muchos, demasiados, excesivos abusos policiacos cometidos en el tiempo de Luis Ángel Bravo Contreras como Fiscal General.
Y también por Jorge Wínckler Ortiz.
Y como si fuera una maldición bíblica, también con la primera mujer Fiscal del Estado de Veracruz.
El caso de Jesús Carranza con las dos mujeres y los dos hombres detenidos durante cuarenta y ocho horas acusados de delitos inexistentes manifiesta el alto concepto de los derechos humanos en la 4T, la purificación moral, la honestidad valiente, la austeridad franciscana y la república amorosa.
Y, claro, el “Amaos los unos a los otros” y que, bueno, así, tal cual, ama o parece amar la Policía Ministerial de Veracruz.
A base de madrazos y guamazos.

LEGADO HISTÓRICO

De entrada, los cuatro empleados del rancho “El tapatío”, y sus familiares y los amigos y compadres y los vecinos conocedores del abuso policiaco, nunca votarán y/o volverán a sufragar por los candidatos de MORENA a un cargo de elección popular.
Simplemente, se atravesará la desventura y el infortunio vivido y padecido.
He ahí el estilo personal de ejercer el poder y gobernar de la 4T.
Todo, en nombre de la ley.
Y de los derechos humanos.
La Fiscal General, construyendo su legado histórico en el desempeño del más alto cargo público a que puede aspirar un licenciado en Leyes.
Tiene ya, igual que su hermano, notaría pública.
Y como notaria, un adscrito.
Y como ella fue convocada por las tribus guinda y marrón de Veracruz de las que, se entiende, forma parte, entonces, el ejercicio pleno del poder.
“Aquí mando yo”, lo dijo con claridad meridiana, como dice el clásico.
La Policía Ministerial, actuando en su nombre en Jesús Carranza.


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