Un buen gobierno se mide cuando el jefe de familia introduce la mano al bolsillo y se topa con un buen fajito de billetes para enfrentar la vida cotidiana.
Desde el pan y la papa de cada día (tres comiditas) hasta una salud “a prueba de bomba” de la familia y para la compra de útiles escolares, uniformes y zapatitos para los niños.

DOS. A la quinta pregunta

Entonces, el viejito del barrio mira alrededor y platica con los amigos y conocidos, entre ellos, el jardinero, el velador nocturno, las asistentes domésticas, el encargado de la alberca, los jardineros del parque de enfrente, el vendedor de helados que pasa todas las tardes, el volovanero y el señor que circula en un carrito compran fierro viejo.
Y luego de la encuesta “a mano alzada” el desencanto y la desesperanza se anidan en sus neuronas y el corazón, porque todos, sin excepción, andan a la quinta pregunta en cuestiones del bolsillo.

TRES. Despensa familiar achicada

Primero el COVID, luego la recesión con el quebradero de empresas, negocios y comercios y el desempleo galopante, y después la inflación, el caso es que la despensa familiar cada vez se achica en casa y montón de alimentos básicos quedan fuera.
Todos, ya se saben, han alcanzado precios prohibitivos.
Y aun cuando en la versión oficial los precios ya están controlados, la realidad es que continúan subiendo.
Bastaría referir que la semana anterior aumento oficial de los refrescos y el agua purificada.
Estos jefes de familia, confiesan, toman agua hervida en casa.

CUATRO. Mejor calidad de vida

El primer indicativo de un Buen Gobierno es mejorar la calidad de vida de los ciudadanos de a pie,
Y tres años y medio después con la 4T, las esperanzas en las nubes.
Claro, los Siervos de la Nación alardearán que la 4T otorga becas, ayuditas bimensuales a la gente en la miseria, la pobreza, los salarios de hambre, el desempleo y la jodidez.
Cierto, pero al mismo tiempo, son unos tres a cuatro mil pesos bimensuales que resultan insuficientes para salir de la barranca.

CINCO. Vivir con sobresaltos

El otro plus de la 4T es la seguridad en el diario vivir. Vivir sin sobresaltos, angustias ni desesperación. Sin el miedo y el temor al secuestro, desaparición y asesinato de un pariente.
Vivir sin que de pronto acudas a una cita laboral y te desaparezcan. Y/o te secuestren saliendo de misa manejando tu coche. Y/o a que te levante la policía y mueras en los separos.
Y si la vida se ha complicado (como siempre, en cada sexenio) para llevar el itacate a casa, también, igual, igualito, ha pasado con la certidumbre cada día y noche.

SEIS. Veracruz, campeón

El resultado es el siguiente:
Veracruz, primer lugar nacional en feminicidios, secuestros y extorsiones. Más de cinco mil desaparecidos. Veinte mil muertos por el COVID. Número insólito de muertos por la violencia.
Seis millones de gente en la miseria y la pobreza. Un millón de indígenas cien por ciento marginadas, como en los sexenios priistas.
Cientos de políticos, activistas sociales, líderes partidistas, taxistas, miembros de la comunidad sexual, policías, niños, ancianos, reporteros, asesinados.
Etcétera, etcétera.