Claro, claro, claro, en ningún momento por falta de voluntad de la Rectoría, sino de manera concreta, específica, lacónica y maciza por la falta de recursos oficiales para absorber la insólita demanda en la UV, luego del COVID y de la recesión y de la inflación, ¡vaya coctel explosivo!

PASAMANOS: La otra noticia es que al paso que vamos, día llegará, pronto, quizá después de que el gallito bíblico cante tres veces, cuando el número de jóvenes rechazados en cada ciclo irá aumentando.
Y lo peor que algún día se llegue al nivel de la UNAM cuando ahora, en cada ciclo escolar, deja fuera a más de cien mil muchachos, aspirantes todos, soñando con estudiar en la máxima casa de estudios de la república amorosa.

CORREDORES: Bastaría recordar que del último ciclo escolar en la UV, el año anterior, a la fecha, las solicitudes ingreso se multiplicaron en diez mil más.
En términos generales, el deterioro inevitable de la economía y que, bueno, llevara “a ojo de buen cubero” sociológico a explicar las razones de las diez mil solicitudes más… a las esperadas.
La UV, igual que la mayoría de las universidades públicas, necesita más recursos. Instalaciones. Equipos. Talleres. Plazas académicas y burocráticas.
Pero los recursos federales y estatales son insuficientes para enfrentar la creciente demanda población estudiantil.

BALCONES: 28 mil 648 (seiscientos cuarenta y ocho) jóvenes quedarán fuera de la UV.
Entonces, habría de preguntarse la misma interrogación de Lenin cuando formaba su partido político, “¿Qué hacer?”
De entrada, la UV, cruzada de brazos, quizá deseando el mejor karma y los astros acomodados al lado de los chicos y sus padres.
Segundo, los chicos con los padres buscando acomodo, digamos, en alguna universidad “patito”, incluida la UPAV, Universidad Popular Autónoma de Veracruz.
Tercero, algunos padres de familia calculando una proeza superior para ver si los pueden inscribir en una universidad privada.
Cuarto, quizá los padres tocando puertas con los amigos para ver si les pueden otorgar una beca.
Cinco, acaso, buscando acomodo en una facultad de las Universidades AMLO.
Y sexto, ni modo, buscar trabajo por ahí esperando intentar de nuevo en el ciclo escolar del año 2023.

PASILLOS: Durante muchos años, los rectores de las universidades públicas aglutinados en la ANUIES han cabildeado con varios presidentes de la república para mejorar las participaciones federales.
Pero siempre, tocando con pared. Muro de Berlín.
Todavía peor: la manifiesta tendencia de la mayor parte de los ex presidentes de la república para privatizar el sistema educativo superior.
De hecho y derecho, dejando morir de inanición a las universidades públicas.

VENTANAS: Se trata de un círculo vicioso. De “un cuento de nunca acabar”. De la venta burda, ramplona y barata desde el aparato gubernamental, la presidencia de la república y las gubernaturas.
Insólito, por ejemplo, que en vez de enaltecer a las escuelas públicas superiores AMLO, el presidente, decidiera crear y recrear sus propias universidades, a tono con la creada en la Ciudad de México cuando fue Jefe de Gobierno.
Peor ahora cuando a cada ratito aprovecha viaje para demoler el nombre, el crédito y el prestigio de la UNAM, allí donde, caray, él mismo estudiara.