Después de haber sido asesinado de seis balazos, un menor de edad de Coatzacoalcos ha sido reclamado en la plancha del forense por su familia.

Fue identificado como Melquisedec Marcial González de 17 años de edad, vivía en la colonia El Tesoro y cursaba el bachillerato, era un joven que en años pasados ya había sido levantado por la delincuencia organizada para forzarlo a vender drogas.

Los reportes de las corporaciones policíacas informaron que este homicidio ocurrió a las 20:00 horas sobre la carretera que conduce a Las Barrillas, frente a la parada de autobús del Fraccionamiento Olmeca.

Además de los disparos, los asesinos le dejaron un narcomensaje con la leyenda "No se vende material sin sello".

VIDA DE VIOLENCIA

Melquisedec era hermano de Carlitos N, menor de edad desaparecido en Las Barrancas, Chinameca, en febrero del 2020, quien presuntamente también habría sido víctima de un hecho violento.

Con sólo 12 años de edad, Carlitos se fue de la casa de sus abuelos para buscar a su mamá, Karen N, una chica que trabajaba en el malecón del Río como dama de compañía y que se cuenta entre las primeras víctimas del COVID 19.

La situación de Karen se complicó ya que padecía la enfermedad del siglo y su cuerpo no aguantó los ataques del nuevo virus que en menos de una semana acabaron con sus vías respiratorias y murió en septiembre del 2020.

Su hijo Carlitos se perdió entre Chinameca y Coatzacoalcos, presuntamente cuando buscaba entablar contacto con su mamá pues ya no quería vivir con sus abuelos, dónde padecía violencia.

Años antes, Melquisedec se salió de la casa de los abuelos por la misma situación y se fue a vivir a las calles de Coatzacoalcos, cómo su mamá, dónde fue enganchado por las bandas de tráfico de drogas y también fue víctima de trata de personas por quienes se desenvolvían en los círculos de su mamá.

La fiscalía General del Estado al igual que la Comisión estatal de Búsqueda de Personas realizaron diligencias de búsqueda del cadáver de Carlitos en algunos predios de Barrancas, ya que una de las pistas apuntaba a que había sido violentado por sujetos desconocidos, pero su cuerpo no ha sido localizado.

La madre de ambos permaneció más de una semana en la plancha del Forense a la espera de ser reclamada, ya que al haber abandonado a sus hijos por el camino de las drogas, su familia le dio la espalda.

Fueron las mismas compañeras de "guerrera" las que hicieron cooperación para pagar el acta de defunción y el funeral.
Con estas tres cruces, la violencia, el VIH y el SIDA acabaron con una familia en entera cuyas vidas siempre convergieron entre abusos, drogadicción y el oficio más viejo del mundo.