Pero en el caso de la UV, los vientos parecen o son desfavorables.
Unos dieciocho (18) meses después, los salones cerrados, llenos quizá de humedad, sobre todo, de cara al Golfo de México, considerando que la mitad de la población estudiantil es asmática y la humedad significa arma mortífera en contra.
Además, tanto tiempo después, hasta descompuesto el servicio del agua.
Los baños sanitarios de facultades, olorosos a todo, urgidos de una limpieza dura y ruda y hasta con lejía.

DOS. Maestros a limpiar cubículos

Más aún: hay un sindicato de burócratas empeñado en seguir chambeando por Internet, resistente a la vuelta al salón de clases.
Otro sindicato tiene a una o dos secretarias comisionadas y que se van alternando en cada facultad.
Es más, algunos profesores lamentan que si se vuelve a clases por decreto, ni hablar, pa’lante.
Pero de ser así, cada uno que tenga, digamos, un cubículo asignado para el mejor desempeño de la tarea académica, deberá llegar con utensilios de limpieza para asear el cuarto asignado y permanecer con las ventanas abiertas para ventilarse y corretear la humedad asmática.

TRES. Que ayuden padres de familia

El daño a los salones de clases en las escuelas resulta incalculable.
Por ejemplo, decenas de escuelas primarias y secundarias atracadas en el tiempo del COVID.
Tantas que, por ejemplo, hubo director de escuela apelando la generosidad de los padres de familia para “entrar a Belem cantando” con la mitad de los gastos que signifique subsanar el material robado.
Incluso, muchas fotos han publicado en la prensa donde los padres de familia, sobre todo, las madres, arrastran la escoba y la jerga lavando y limpiando el piso de las escuelas.
Una limpieza, digamos, a conciencia.

CUATRO. Escuelas saqueadas

Para desventura de la secretaría de Educación de Veracruz, SEV, las escuelas han sido robadas y saqueadas. Y en unos casos, en repetidas ocasiones, pues la facilidad del atraco anima y reanima a los ladrones para un nuevo saqueo.
En las facultades de la UV el deterioro social, hidráulico y sanitario se debe a tantos meses de las escuelas cerradas.
Y sin ninguna ventilación. Y menos, aseo.
Y, bueno, dieciocho meses después de que los burócratas de la UV han trabajado así, ya lo estarían considerando un legítimo derecho trabajar en casa y sin fregarse el lomo y la espalda en la oficina.

CINCO. Amarrarse la lengua

El pendiente en la UV como en la SEV con la vuelta a clases es de carácter económico. Digamos, un presupuesto extra.
Por fortuna, si el diputado presidente de la Mesa Directivo del Congreso de la Unión, Sergio González Luna, originario de Minatitlán, anunció que logró, dijo, ocho mil millones de recursos federales para Veracruz, entonces, caray, hay dinero de sobra.
Habrá quienes, lógico, dirán que tiene una lengua larga y como dice la Biblia, se la ha de amarrar.
En todo caso, oportunidad de oro para expresarse. Sobre todo, porque sueña, más que con la candidatura de MORENA a gobernador de Veracruz, a Senador de la República amorosa para el año 2024.

SEIS. U.V. y SEV felices

De hecho, la UV y la SEV la habrían librado con el regreso al salón de clases.
Con tanto billete federal, hasta empleos extraordinarios, pero temporales, crearían, ofertando contrataciones para una remodelación total de los edificios escolares.
La dicha y la felicidad para los profesores, estudiantes y burócratas.