Aviso fatídico
•Periódico baleado
•Dejar hacer y pasar...
ESCALERAS: En Poza Rica, el aviso fatídico. Por segunda ocasión, el atentado en contra de un reportero del periódico “Presente”, Luis “N”. Ahora fue en la colonia Prensa Nacional, donde vive. Balearon su automóvil estacionado frente a casa. Los malandros rafaguearon la unidad y se perdieron en la noche salvaje de Poza Rica.
Luego, los trabajadores de la información desfilaron con pancartas y mantas en la ciudad.
Luis Velázquez
Clamaron un alto a la violencia.
Un oleaje de inseguridad y zozobra que, al momento, en los últimos 2 años, la 4T en su apogeo, significa el asesinato de 3 reporteros. Jorge Celestino Ruiz Vázquez, María Elena Ferrar y Julio Valdivia.
PASAMANOS: En el duartazgo, Veracruz se convirtió “en el peor rincón del mundo para el gremio reporteril”. 19 reporteros, fotógrafos y editores asesinados. 3, desaparecidos. Ahora, en los últimos 24 meses, trío de corresponsales ejecutados.
Las palabras, más peligrosas que una R-15, que una Magnum, que un misil. Las letras, incomodando, todo indica, a los malandros. Los carteles y cartelitos quizá, acaso, ajustando cuentas con la prensa que cuenta las historias de los días y noches de manera puntual.
CORREDORES: Es el segundo aviso. El primero, un atentado contra Ricardo “N”. Y nadie quisiera que Luis y Ricardo sufrieran un ataque de caspa fulminante.
Lo de menos es dejar el periodismo, o en todo caso, volverse un periódico rosa, contando historias del corazón y de la sociedad VIP. Incluso, volverse un Playboy. O mudar en un diario deportivo.
Cada quien su tarea. Pero cuando contar historias se vuelve tan peligroso, caray, solo evidencia la capacidad oficial para garantizar el llamado Estado de Derecho y que en su filosofía social más profunda conserva la seguridad en la vida.
BALCONES: El primer descrédito de Javier Duarte fue, como parece, la rapiña. Después, el grado de violencia como ruleta rusa. Enseguida, el montón de desaparecidos y las fosas clandestinas. Y al mismo tiempo, pian pianito, el asesinato de tantos reporteros. Todos, trabajadores de la información. Ningún dueño. Un solo subdirector editorial, Miguel íngel López Velasco, Milo Vela,
de Notiver, y cuya historia está contada en el libro “Felipe, el oscuro”, de la escritora argentina, Olga Wornat.
Por lo pronto, la 4T lleva trío de reporteros asesinados. Más un montón de atentados, agravios, intimidaciones y amenazas en contra de los colegas.
A veces pareciera que igual, igualito que en el duartazgo, con la 4T aplican el principio francés de “dejar hacer y dejar pasar”.
PASILLOS: Los diaristas de Poza Rica desfilaron en la ciudad con cartulinas y una manta gigantesca con una sola palabra. “Justicia”.
Pero la procuración de justicia tarda mucho. Bastaría referir que, ante el tiradero de cadáveres, Veracruz en primer lugar nacional en feminicidios, secuestros y extorsiones, la impunidad galopa implacable en “la noche tibia y callada” de Agustín Lara.
VENTANAS: Grave un Veracruz donde matan niños, mujeres y ancianos. Y en donde asesinan políticos y líderes partidistas. Y activistas sociales y miembros de la comunidad sexual. Y señoras casadas y viudas.
Pero igual de grave cuando atentan y matan a reporteros, pues silencian y acallan la palabra, los trabajadores de la información que ningún daño hacen pues solo cuentan las historias de cada día.
Días rudos y oscuros vive y padece la población. Más duro todavía por la pandemia y la recesión. Y los problemas mentales (estrés, angustia, depresión, suicidios) que acosan a la gente por tantos meses de confinamiento.
Y de ñapa, la violencia que nadie, ninguna autoridad, puede frenar, detener, disminuir, abatir.