Vivir con idealismo
•La esperanza jala
•Que nada arredre
UNO. Vivir con idealismo
Hay una película fascinante. Se llama “Emily en París” con Lily Collins, una guapísima jovencita, actriz, bajita de estatura, flaquita, con una sonrisa eterna que de Estados Unidos es enviada a París para trabajar en una compañía de mercadotecnia.
Luis Velázquez
Y como no habla francés y está convencida de que todos los problemas, los más álgidos, tienen solución, los compañeros de empleo la rechazan, empezando por la jefa.
El filme recibió muchas, demasiadas críticas porque está llena de idealismo en un mundo duro, rudo y adverso, con vientos huracanados.
Pero…
DOS. La esperanza siempre jala
Ella sigue empujando la carreta y poco a poco va consiguiendo el objetivo como es, entre otros, clientes exitosos en sus empresas.
Y al mismo tiempo, confirma la tesis universal, la siguiente:
Nadie en la vida puede andar sin ideales, sin ilusiones, sin quimeras, sin utopías, sin objetivos.
El ser humano, deja claro, se mueve en la vida, primero, a partir de ideas concretas, específicas, claras y macizas.
Y segundo, a partir de ideales.
Además, y como decía David Alfaro Siqueiros, el pintor muralista del siglo pasado con José Clemente Orozco y Diego Rivera, “la vida sin problemas se vuelve insípida”.
TRES. Materialismo dominante
Quizá las críticas a la película se deben, entre otras cositas, al materialismo dominante de norte a sur y de este a oeste del mundo.
Jorge Germán Castañeda acaba de publicar su último libro. Se llama “Estados Unidos, en la intimidad y a la distancia” y en donde establece que a los norteamericanos los mueven tres objetivos.
Uno, hacerse millonario. Dos, tener éxito. Y con el dinero en la bolsa y el éxito, el camino a la felicidad está seguro.
Pero más allá del anterior triángulo está soñar con un mundo mejor para cada quien y la familia y los demás.
CUATRO. Caminar con optimismo
Sin hablar francés, sin amigos, sin conocidos, desdeñada por los franceses con quienes se topa en el camino, Emily se abre paso.
Lo más fascinante es el optimismo con que camina en la vida. Su sonrisa la ilumina y más considerando que, de acuerdo con el pediatra, un bebé suele sonreír cuatrocientos veces al día. Y ella sonríe hasta cuando la menosprecian en el trabajo con una energía positiva y mejor karma.
CINCO. Nada la arredra
Además, en cada obstáculo que le levantan de inmediato busca y encuentra una solución.
Incluso, norteamericana en París, los franceses la acosan, galanes que siempre se creen, y ella con inteligencia y habilidad siempre evade.
Sigue fiel a su novio en Estados Unidos, hasta que de pronto el novio termina la relación porque “amor de lejos… amor de tontos”.
Y ella, por el contrario, con más enjundia sigue para adelante. Nada la arredra, doblega ni arrodilla.
SEIS. Sin ideales, vida insípida
Idealista, está llena de ideas en mercadotecnia. Y por eso mismo, de principio a fin, la película deslumbra porque los ideales van triunfando y se imponen en aquel mundo salvaje de la competencia, la eficacia y la eficiencia.
Lo decía Ernesto “El Che” Guevara: las grandes ideas germinaron en la mente de mujeres y hombres y luego, aterrizaron con hechos y resultados.
Muchos años después de su asesinato el 9 de octubre de 1967 por el ejército de Bolivia aliado con la CIA, el Che se volvió la figura histórica, legendaria y mítica, ícono y símbolo de los jóvenes del mundo para tener ideales y luchar por ellos.
Sin ideales, dice el chamán del barrio, la vida se vuelve insípida.
Nieves Sánchez Gomez 26 Oct, 2020 - 14:07
Excelente Mi Querido Maestro!!!