Degradación humana
Se vive el peor de los tiempos. Simple y llanamente, la degradación humana. La vida, cierto, la historia es así. Sórdida. Siniestra. Mentes desquiciadas y perturbadas. En Papantla, por ejemplo, una pareja (una chica de unos 25 años, y un chico de unos 30 años) fueron decapitados.
Primero, los secuestraron. Después, los desaparecieron. Luego, los mataron. Y entonces, agarraron motosierra y los decapitaron.
Luis Velázquez
A las 7:15 horas del lunes 5 de octubre, apenas comenzando el día, una persona avisó por teléfono a la Policía Municipal. Sobre la calle Divina Morales de Gutiérrez Barrios, cerca de un autohotel, Tauro se llama. Las dos cabezas acomodadas sobre una manta blanca, la de ella, mirando hacia el norte, y la de él, mirando hacia el este.
Los vecinos de la colonia Unidad y Trabajo quedaron horrorizados.
El peor de los mundos. Una cosita, por ejemplo, es matar a una persona, como en el caso de Rosita Alvírez, con tres tiros y solo uno mortal. Otra, sin embargo, es torturar a las personas camino al homicidio.
Toda la saña, barbarie y crueldad del mundo. Mucho, demasiado, excesivo, el rencor y el odio y el deseo de venganza para llegar a tales niveles de la naturaleza humana.
Atrás del crimen, historia que existirá. Quizá ruda. Pero con todo y existieran, digamos, pretextos, motivos, berrinches de peso y con peso para asesinar a la mujer y/o al joven, y/o a los dos, ta”™canijo llegar a tales extremos.
De entrada, y como hipótesis universal, un corazón resentido, lastimado, podrido, alimentado con odio. Pero también, el hígado derrotando a las neuronas.
Quizá la policía derivaría que se trató de una infidelidad. Y, bueno, si en el Medio Oriente lapidan a las mujeres infieles hasta causar su muerte, las pasioncillas humanas son devastadoras, sin límites, sin cordura ni prudencia, el arrebato total y absoluto.
Y abonado, claro, en un Veracruz que con un tiradero de cadáveres galopa en medio de un tiradero de impunidad.
Los malos, por ejemplo, “se crecen al castigo” cuando registran que matan y decapitan sin que nadie los detenga.
DEMASIADA SAÑA Y BARBARIE
La violencia se recrudeció en Veracruz con Javier Duarte. Los carteles disputando la jugosa plaza Veracruz (autopista de sur a norte, 3 puertos marítimos, pistas clandestinas, alianza con los jefes policiacos y policías y hasta con políticos), entraron a la tierra jarocha procedentes de Tamaulipas.
En el puente que une a Tampico con Tampico Alto, Veracruz, tiraron doce cadáveres.
Días después, y por vez primera en el país, rafaguearon par de autobuses de pasajeros en la ruta de Tantoyuca a Pánuco y mataron, entre otros, a un bebé en brazos de su señora madre.
Luego, colgaron cadáveres de puentes y árboles y abandonaron cabezas decapitadas en las mesas de antros y cantinas.
Entonces, secuestraron mujeres y si las familias se declaraban incapaces de cubrir el rescate, las mataban y tiraban el cadáver en la vía pública o en un río para flotar aguas abajo.
Y para aumentar el terrorismo y la impiedad, empezaron a matar reporteros, fotógrafos y editores y llegaron a diecinueve, mientras tres más desaparecidos, y Veracruz fue declarado “el peor rincón del mundo para el gremio reporteril.
Para la fecha, las ONG y Colectivos habían descubierto las fosas clandestinas más grandes, no de Veracruz ni del país, sino de América Latina, Colinas de Santa Fe.
El menor de 17 años de edad, Emmanuel N, asesinado de un tiro en el mercado de Río Blanco el lunes 5 de octubre.
Hoy, el tiradero de cadáveres y el tiradero de impunidad.
Y por eso mismo, la saña en Papantla para decapitar a una pareja, una mujer y hombre menores de treinta años de edad… con una motosierra, como quien corta un árbol en el bosque y corta madera en la carpintería para armar sillas, mesas, camas, etcétera.
PESADILLA JAROCHA
Hay par de pendientes sociales en Veracruz convertidos en una pesadilla. Uno, el tsunami de mortandad. Y dos, la impunidad.
Son las hermanitas gemelas. ¡Vaya piedrota en los zapatos del gobierno de Veracruz!
Bastaría, por ejemplo, recordar la enseñanza electoral y cívica:
En los años 2016, Javier Duarte, y 2018, Miguel íngel Yunes Linares, perdieron la candidatura a gobernador de sus favoritos debido, entre otras cositas, a la más devastadora inseguridad, incertidumbre, zozobra e impunidad en el diario vivir.
La gente, 6 de los 8 millones de habitantes en la miseria y la pobreza, hartas de un desempleo galopante, expresaron su indignación por tantos secuestradores, desaparecidos, asesinados y fosas clandestinas en las urnas.
Y al paso que vamos, a punto de cumplirse los 2 años ofrecidos por el góber machetero de pacificar Veracruz, con las elecciones de alcaldes y diputados locales y federales en puerta, el tiempo electoral para MORENA pareciera lleno de infortunio. Vientos huracanados en contra. Mal fario. Pésima mala vibra.
Indicativo el oleaje de inseguridad cuando aquí está la Guardia Nacional, fortalecida con la Fuerza Civil y los policías estatales y municipales.
Nada, claro, puede esperarse cuando como en el caso de ílamo y Paso del Macho son descubiertas las alianzas de la policía, los guardianes del orden público, con los carteles y cartelitos, y sabrá el chamán con su bolita de cristal el número de Ayuntamientos en las mismas circunstancias atroces.
Veracruz, viviendo y padeciendo el peor de los tiempos.