La tierra prometida
•Migración imparable
•Cornadas del hambre
ESCALERAS: Nada, ni el coronavirus, detendrá la migración de América del Sur (Honduras, Guatemala, Salvador y Nicaragua) y de México a Estados Unidos.
La enseñanza universal de la novela de Luis Spota es simbólica. “Muchas cornadas da el hambre”.
Uno, la pobreza y la miseria. Dos, el desempleo. Tres, la violencia. Cuatro, la pandemia.
Luis Velázquez
Y cinco, la desesperación familiar de alimentar a los hijos, la esposa y los padres ancianos.
Por eso, con todo y la política xenófoba, racista y segregacionista de Donald Trump y del obradorismo correteando a los migrantes sin papeles para volver a sus pueblos y frustrar el camino al país vecino, la migración seguirá.
Durante 40 años, Moisés, cuenta el relato bíblico, guió a su pueblo, todos migrantes, a la tierra prometida.
PASAMANOS: En América Central, la desesperación social y económica alcanza decibeles huracanados.
Por una sola razón: la alianza de los gobiernos de Honduras, Guatemala y México para torpedear cualquier caravana de migrantes con la Guardia Nacional y las policías estatales y municipales.
El director de Pueblos Sin Fronteras, con sede en Tapachula, Irineo Mujica, advirtió que en las próximas semanas y meses habrá salidas masivas de migrantes (Diario de Xalapa), incluso, desafiando a las corporaciones policiacas.
CORREDORES: Para los migrantes hay represión con la macana, el garrote, los gases lacrimógenos y la cárcel para los ilegales que se atrevan.
Y al mismo tiempo, nada ni nadie los detiene. Ni siquiera, las pandillas centroamericanas que también establecen sus cuotas, entre otras, las más famosas, las Maras, surgida en Los Angeles, California, con puros indocumentados y extendida a América Central.
El eje central de los migrantes es el mismo de todos los tiempos.
La miseria. La pobreza. El hambre.
“El hambre les está quitando la vida” dice Pueblo Sin Fronteras.
BALCONES: Desempleo y hambre y violencia en América Central y también en México.
Lo peor de todo son los niños, las mujeres y los ancianos expuestos. Un delito, incluso, de lesa humanidad.
Antes, las películas contaban historias de mujeres y hombres mayores de edad como migrantes sin papeles.
Ahora, también son niños viajando solos, expuestos a los peligros, para ingresar a EU y buscar a sus padres, muchos de los cuales, cierto, los han abandonado, incluso, la madre fallecida.
Niños detenidos por las policías migratorias. Y los polleros. Y los malandros.
La prostitución y la trata de personas, floreciendo en la ruta migratoria del sur a norte del país y desde América Central.
PASILLOS: Los orígenes de la migración se pierden en la noche de los tiempos. En el relato bíblico ya está y con la adversidad encima.
En el país inició con la dictadura porfirista cuando los paisanos de la frontera norte caminaban a EU para construir las vías del ferrocarril.
Incluso, en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz fue politizada porque el presidente de la república acusó a su enemigo y adversario, Carlos Alberto Madrazo, presidente del CEN del PRI, de traficar con permisos migratorios, todo porque lo miraban como un gran rival para la sucesión presidencial.
VENTANAS: Los expertos dicen ahora que el obradorismo se tendió al piso de Donald Trump torpedeando a los migrantes de América Central.
Pero vara paradoja, desde México los indocumentados siguen agarrando camino. Desde Veracruz, cada semana continúan yéndose personas, solteros y casados, jefes de familia que habían regresado con la esperanza de un empleo, pero ante la estrujante realidad, ni modo, debieron volver.
La errática política económica del país sigue causando estragos en la desintegración familiar.