Historias Memorables
•Ocultan muertos
•Nada gana Salud
•Repudio ciudadano
Héctor Fuentes
Familiares, amigos, vecinos y conocidos tienen una sola percepción, creencia, certeza, seguridad: la secretaría de Salud está ocultando los datos reales sobre el número de muertos por el coronavirus.
Hay muchas, muchísimas personas fallecidas en sus casas, sin que en ningún momento los parientes los reportaran, digamos, a la dependencia estatal.
Tampoco, hay inspectores, digamos, como parte de una brigada sanitaria, como las establecidas por la alcaldesa de Tamiahua para llevar la estadística de los contagiados y las víctimas.
Hay personas fallecidas por el COVID a quienes luego luego los parientes llevan a la funeraria para ser cremados y esparcidas las cenizas, por ejemplo, en el Golfo de México, o en los ríos y lagunas, o guardarlas en casa, sin que la secretaría de Salud se entere.
La semana anterior, un corresponsal de prensa murió en Soledad de Doblado.
Y un médico y sus dos hijas, también.
La madre del fontanero del barrio murió en casa.
La amiga de una chica de 18 años también falleció.
La madre de un maestro universitario también murió.
La mamá y el hermano de un concuño también murieron. Ayer, por cierto, el hermano.
Y en ningún caso, sus muertos engrosaron a la numeralia en el tiempo de la pandemia.
En el dato oficial, uno es el número de muertos, y en la vida real, concreta, específica y maciza, otro.
Se ignoran las razones por las cuales la secretaría de Salud se empeñe en trastocar los hechos.
De entrada, nada ganan.
Por el contrario, se arriesgan a perder lo más importante en un político y en una dinastía política en el poder sexenal, como es la confianza y la credibilidad.
Es más, nadie dudaría de que mintiendo sobre los muertos solo ganan, primero, el rechazo electoral, y segundo, el repudio ciudadano, el desencanto social, la decepción.
Pero, bueno, así están jugando y tal cual creerán que interpretan el sentir popular.
El dueño de una funeraria dice que entre ellos mismos se envían whatsapp informando sobre los muertos de cada día.
Hay días, por ejemplo, en que les llegan unos diez muertos por el COVID.
Quizá la secretaría de Salud pensará, digamos, con buena fe, que ocultan los cadáveres para evitar una sicosis desesperada y desesperante en la población.
Desde el otro lado del mundo, la Organización Mundial de la Salud ubica a México en el sexto lugar mundial de muertos, con todo y que el ciudadano común y sencillo está seguro de que el país ocupa uno de los tres primeros lugares en los 5 continentes.
Uno, la errónea política de salud en México.
Dos, estar jugando a las adivinanzas con la cuarenta..., que semáforo rojo, que semáforo naranja, que semáforo guinda y marrón, que otra vez de retache a la cuarentena.
Y tres, el secretario de Salud federal ejercitándose en parque público en la Ciudad de México sin cubrebocas y comiendo tortas en la calle.
Y López Obrador, asegurando que sin cubrebocas está bien de salud, tanto que por eso mismo viajará a Washington para abrazarse con Donald Trump, con o sin Justin Trudeau, el primer Ministro de Canadá.
Sólo falta que la SS, con "El Rotoplas del COVID", el doctor Roberto Ramos Alor y su uniforme nuclear, diga como aquel que "los muertos que vois matáis... gozan de cabal salud".
Válgame, diría el gran cronista, Francisco Ortiz Pinchetti.