Cartita Abierta
•Cura para el COVID
•Hacer el amor...
•De Zongolica pa´el mundo
Nadezdha Vergel
Alcalde de Zongolica.
Don Juan Carlos:
Usted descubrió ya, ya, ya, la cura para la pandemia que nos azota desde hace unos cuatro meses y más. Dice que el antídoto perfecto es hacer el amor, el sexo, la pasión desenfrenada.
Y también, ejercitarse.
Incluso, entre más se ejercita una persona más ganas tendría de hacer el sexo, digamos, como la famosa leyenda del movimiento estudiantil del 68 en Francia escrito en las paredes de Nanterre de que "entre más hago el amor más ganas tengo de hacer la revolución y entre más hago la revolución más ganas de hacer el amor".
Ta´gí¼eno.
De un plumazo rebasó usted por la izquierda y la derecha a AMLO, quien desde hace muchas semanas descubrió que el coronavirus se cura con una estampita de Jesús, vendida en el mercado popular, con la leyenda "Detente enemigo... que el corazón de Jesús está conmigo".
También, claro, rebasó usted al góber precioso de Puebla, el experredista Miguel Barbosa, de que el COVID se cura con un sabroso plato de mole de guajolote.
Ni hablar, muchos años antes el viejito Sigmund Freud dijo que "el sexo mueve el mundo".
Y como usted predica la misma verdad en el tiempo adverso y trágico, sombrío y siniestro del COVID, entonces usted será el feligreses de su religión carnal más aplicado.
El Sigmund Freud del siglo XXI y en la montaña negra de Zongolica.
Acaso lo dijo usted para llamar la atención y divertirse al mismo tiempo, pues a todas luces se trata de una charada.
Las redes sociales, las benditas redes sociales según tiempo atrás les llamó AMLO, se ocuparon de hacerlo trizas por su dichito.
En el siglo pasado, María Félix decía que el secreto de la felicidad es tener hombre en casa.
Wuanda Seux, una de las leyendas nocturnas del país en el reality-show (su vida en la película "Bellas de noche"), decía que ella hacía el sexo en la mañana, al mediodía, en la tarde y en la noche, igual, igualita que Lyn May.
Pero, bueno, sea usted practicante de esa religión sexual o lo dijera por ocurrente, graciosito, habríamos de incluirlo en el anecdotario político, social y erótico para festinar la adversidad en tiempo social rudo.
¡Hagamos, pues, el amor y/o el sexo!, seguros, conscientes de que si el coronavirus estuviera lejos de derrotarse, cuando menos lo olvidaríamos durante los 7 minutos eléctricos y volcánicos que dura el momento estelar de los cuerpos encendidos según intitulara Irving Wallace su novela "7 minutos" publicada en 1969.
Tiene usted razón don Juan Carlos. Más vale hacer el amor y no la guerra.
Por cierto, de seguro leyó usted la noticia donde una actriz porno en Cali, Colombia, filma un video porno en un autobús urbano de pasajeros y ofrece una recompensa a la persona que cure el coronavirus.
Tal cual, ojalá pudiera usted enviarle su receta de hacer el amor y/o el sexo, aunque sea rapidín, y de paso, quizá, se haga usted merecedor de sus caricias.
Incluso, hasta hermanaría usted el pueblo de Zongolica con Cali.
Nadezdha Vergel.