Historias Memorables
•Señora contagiada
•Intubada desde hace días
•3 hijos secuestrados
•Cadenas de oración
Héctor Fuentes
Atrás de cada persona contagiada con el virus y/o fallecida hay historias duras y difíciles. Por ejemplo: Una señora de la séptima década está entubada en un hospital. Pero desde antes la vida,...
un infierno.
Los malandros secuestraron a tres de sus hijos.
En el primer caso, la familia pagó el rescate y lo devolvieron.
En el segundo caso, volvieron a cubrir el rescate y lo liberaron.
Y con el tercer hijo plagiado, pagaron el rescate y lo mataron.
Ahora, a los 70 años de edad, el COVID.
La señora es muy activa y laboriosa. Todos los días, con las amigas, en la manualidad y en la zumba. Y de vez en vez, las tardes pasteleras.
Ahora, y desde hace unos 3 meses, encerrada en casa como la mayoría poblacional.
Y en casa, contrajo el virus.
Se ignora si alguna visita. Un vecino en el edificio donde vive. Alguna salidita por ahí, inevitable, digamos, para comprar la despensa.
El caso tiene aterrada a las amigas, porque en las últimas semanas, los padres de otro par de amigas fallecieron por el COVID en casa, con todo y el aislamiento instruido por la secretaría de Salud federal.
La muerte de los dos padres de los amigas pegó duro en el círculo amical y en el whatsapp todo era lamento, tristeza, dolor y sufrimiento.
Endurecido, por ejemplo, con el caso del señor de 61 años de edad que en la desesperación se lanzó del quinto piso del edificio del Hospital Regional de Orizaba.
Y el señor que haciendo ejercicio en la Ciudad de México cayó muerto.
Festinaron, claro, que una señora de más de noventa años de edad enferma del COVID fuera dada de alta en el Hospital Regional de Veracruz, pero al mismo tiempo, un festín cerebral, rígido, frío, porque se trata de un caso aislado.
Hay la certeza de que si en la mayoría de edad el coronavirus te pega, la muerte resulta inevitable.
Las amigas de la señora de la séptima década están tristes porque ella está entubada y temen lo peor.
CADENAS DE ORACIÓN POR LA AMIGA
Ella ha sufrido demasiado. Primero, el secuestro de los 3 hijos en un Veracruz convertido en un tiradero de cadáveres por todos lados, y la mayoría, impunes.
Segundo, la liberación de dos hijos, pero el asesinato de uno.
Para unos padres, más, mucho más, para una madre, nada tan doloroso y triste como el crimen de un hijo.
Más cuando ningún delito se ha cometido en la vida y por el contrario, se ha vivido de manera ejemplar, respetuosos del orden jurídico y de la ley, pero también, de la dignidad humana y la libertad de los otros.
Las amigas están haciendo cadenas de oración todos los días por la amiga entubada y ojalá sirviera, aun cuando se tiene la percepción y la sensación de que acaso, quizá, solo de consuelo.