Túnel de la zozobra
•Tiradero de cadáveres
•Desgracia social
ESCALERAS: Primero se llamaba Dirección Federal de Seguridad y entre otras cositas, combatía a los guerrilleros indígenas, rurales y urbanos. Tiempo de la llamada “guerra sucia”, por ejemplo, con la Liga 23 de septiembre que secuestrara y asesinara al jefe máximo del grupo Monterrey, el fundador del Tecnológico, Eugenio Garza Laguera.
Luis Velázquez
Después cambió de nombre y se llamó Agencia Federal de Investigación.
Luego, Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Y ahora, secretaría de Seguridad Pública Ciudadana con su Guardia Nacional.
PASAMANOS: En el primer capítulo de esta transformación burocrática, digamos cada dinastía política en el poder imprimiendo su sello personal de gobernar, lucharon contra los guerrilleros.
Luego, y desde hace un ratito demasiado largo, digamos, desde Felipe Calderón Hinojosa, el enemigo de norte a sur y de este a oeste del país son los carteles y cartelitos.
Y más considerando que si el colombiano Pablo Escobar Gaviria fue el capo más rico del mundo gracias al negocio suculento de la droga, a su muerte fue relevado por Joaquín Guzmán Loera, El chapo, condenado a cadena perpetua más treinta años de cárcel (por si le queda vida) en Estados Unidos.
CORREDORES: El caso es que con las 4 transformaciones sufridas en los tiempos priista, panista y morenista, el resultado social es catastrófico.
Los malos son los dueños del día y de la noche y de las vidas ajenas y en ningún negocio productivo y jugoso han quedado fuera.
Incluso, ahora, y como iniciara en Coatzacoalcos y siguiera en Minatitlán y ya está en la ciudad de Veracruz, han ideado los llamados “Cortinazos” y cuya estrategia es abrir un boquete en la pared de un negocio en el transcurso de la noche y saquearlo.
En un día, la semana anterior, se robaron dieciséis automóviles de lujo en carretera jarocha.
BALCONES: Implacables, las hueste del capitán Fernando Gutiérrez Barrios en la dirección Federal de Seguridad enfrentaron a los guerrilleros, los mataron en fuego cruzado y desaparecieron a otros y encarcelaron a otros más.
Pero de ahí para adelante, las fuerzas federales de seguridad han perdido la batalla contra los barones de la droga, jefes máximos de la delincuencia organizada y hasta común, quizá.
El país, convertido en un tiradero de cadáveres. En un gigantesco charco de sangre. Secuestrados, desaparecidos, torturados, ultrajados, asesinados, cercenados, decapitados, pozoleados y aniquilados en fosas clandestinas.
PASILLOS: Insólito: el diputado local de MORENA, supremo presidente de la Mesa Directiva de la LXV Legislatura, Rubén Ríos Uribe, lo anunció así:
Veracruz tardará hasta diez años en pacificarse (Notiver, AVC, Perla Sandoval, domingo 12 de enero, 2020).
Y puso como referencia, más insólito aún, que Ecuador se tardó, en efecto, diez años para reducir la violencia.
Caray, antes, mucho antes, el presidente de la república aseguró que Veracruz sería pacificado en un semestre y que, bueno, ya pasó y nada.
Antes, mucho antes, el góber jarocho de AMLO profetizó que Veracruz sería pacificado en dos años y han pasado trece meses y medio, casi catorce, y la tierra jarocha está peor.
VENTANAS: Primero, la apuesta fue por la Fuerza Civil, la mejor del país, alardearon.
Luego, la Guardia Nacional.
En el inter, la denuncia sistemática de que las policías siguen filtradas por los malandros, incluso en alianza con políticos, jefes policiacos y policías para la desaparición forzada.
Pero la única resultante en los días y noches que se viven y padecen más, mucho más, el túnel de la inseguridad, la incertidumbre y la zozobra parece más sombrío, sórdido y siniestro.
Y por añadidura, ninguna, absolutamente ninguna esperanza social de un Veracruz mejor.