Desaparecidos incómodos
Cada día y noche, 4 mil quinientos familiares de desaparecidos en los últimos diez años en Veracruz lloran a los suyos.
Quizá cientos de niños huérfanos. Y 4 mil mujeres y hombres viudos.
Desde el poder total y absoluto, la gubernatura, Javier Duarte los menospreció. Y su fiscal carnal, Luis íngel Bravo Contreras, hasta se pitorreó de ellos.
Luis Velázquez
“En las fosas solo hay huesos de perros” dijo encaramado en lo más alto de la cresta del poder público.
Y también Miguel íngel Yunes Linares.
Y ahora, Cuitláhuac García Jiménez, el junior de la colonia Macuiltépetl de Xalapa.
Pero ahora, todo junto. El desdén y el desprecio. La burla y la ofensa. Y de ñapa, hasta salir huyendo por la puerta trasera de un hotel en Orizaba, cuando, asegún, revisarían el caso de los dieciséis desaparecidos, la mayoría tianguistas, en Ixtaczoquitlán, todos aseguran, en manos de las policías estatales y municipales y que a la luz del derecho internacional se llama desaparición forzada.
Los familiares son y se han vuelto incómodos e indeseables para las dinastías políticas en la silla embrujada del palacio de Xalapa.
AMLO, el presidente de la república, recibió en audiencia a los jefes de la familia LeBarón (6 niños y tres mujeres asesinadas), pero sin el poeta Javier Sicilia.
Y Cuitláhuac quiso recibir a los familiares de los 16 desaparecidos, pero sin la activista Aracely Salcedo, quien en el duartazgo perdiera a su hija Fernanda Rubí, secuestrada en un antro de Orizaba.
Es el tempo de MORENA. La izquierda. La izquierda delirante y para quien la gente indeseable, incómoda, ha de postergarse, refundirse, evadirse, satanizarse.
Dueños del poder político y del presupuesto, todo les vale. Hasta los derechos humanos, pues significa la bandera de los partidos socialistas del mundo.
MENOSPRECIO DEL GOBIERNO DE VERACRUZ
¡Fatídica suerte de los familiares de los desaparecidos!
Primero, los suyos secuestrados y desaparecidos.
Luego, la autoridad ignorando su destino.
Después, la búsqueda frenética apostando a la esperanza deseando, soñando, rezando para encontrarlos vivos y sanos.
Y cuando han transcurrido meses de angustia y desesperación, toparte de pronto con la realidad adversa de que los políticos encaramados en el poder los tratan como sus adversarios, mejor dicho, como sus enemigos, y enemigos recalcitrantes que nunca serán perdonados.
Así fue con Javier Duarte. Y con Yunes Linares. Y ahora, con Cuitláhuac.
El desdén. Simple y llanamente, el desdén.
Peor tantito, y cuando como en el caso, las pistas indican que fueron desaparecidos en una alianza sórdida y siniestra de políticos, jefes policiacos, policías y carteles y cartelitos y sicarios y pistoleros.
Lo más canijo y depredador fue con Javier Duarte cuando en los retenes carreteros los conductores y acompañantes eran detenidos y desaparecidos y nunca, jamás, vueltos a ver.
Una década después suman 4 mil 500 los desaparecidos de norte a sur y de este a oeste de Veracruz.
Y en diez años. Quizá el último de Fidel Herrera. Los seis de Javier Duarte. Los dos de Yunes. Y el primero de Cuitláhuac.
La angustia de cada día y cada noche de estar pensando y pensando y pensando si el familiar desaparecido está vivo. Y si está vivo si estará bien. Y si habrá desayunado, comido y cenado. Y si estará sano o enfermo. Y si le estarán dando las medicinas que por lo regular tomaba. Y si lo habrán golpeado. Y si le habrán comprando alguna ropita barata.
O, por el contrario, si estará muerto. Y en dónde lo habrían enterrado. Y si lo sepultaron en una fosa común. O en una fosa clandestina. Y si lo torturaron. Y si lo fueron asesinando poco a poco. I si lo cercenaron.
La peor angustia de la vida. Así, igual, igualito, estarán viviendo todos los días los familiares de los 4 mil 500 desaparecidos.
Y todavía, el desdén y el menosprecio del gobierno de Veracruz.
¡Vaya destino social! ¡Vaya suerte de la población de Veracruz con las elites gobernantes!
TRATAN A LOS DESAPARECIDOS COMO ENEMIGOS DEL GOBIERNO
Hay familiares de desaparecidos que siguen apostando a encontrar a los suyos. Y rastrean pistas por todos lados, como el caso de los 16 tianguistas de Ixhuatlán, Ciudad Mendoza y Río Blanco levantados en Ixtaczoquitlán y cuyo trascendido ya brincó a la prensa de la Ciudad de México.
Y de la familia completita de Isla también desaparecida.
Y por eso mismo, al momento se han integrado dieciséis Colectivos con madres y padres y hermanos y tíos para seguir buscando a los parientes, padres, hermanos, tíos, primos, etcétera.
Y aun cuando desde el gobierno federal “se lavan las manos” en nombre de todos ellos, en Veracruz, y desde Felipe Calderón con Fidel Herrera y Enrique Peña Nieto con Duarte y Yunes y con AMLO y Cuitláhuac, la misma política del menosprecio y el desdén.
Casi casi, declarando enemigos de la patria a los familiares.
Es el menosprecio por la vida. La indiferencia oficial. La insensibilidad pública. La soberbia y la altivez gubernamental contra “la gente sin importancia”. “Los olvidados de Dios”. “Los poquita cosa”. “Los condenados de la tierra”. “La gente insignificante” como los describía Fiódor Dostoievsky.
Y lo peor entre lo peor, la izquierda delirante “cortándose las venas” por los pobres y por los más pobres y por los pobres entre los pobres y que por desgracia, además de jodidos, engrosan la lista de la mayor parte de desaparecidos.
Cada noche, en 4 mil 500 hogares de Veracruz rezan un padrenuestro y una avemaría porque pronto, pronto, pronto, pudieran encontrar a su familiar desaparecido.
Y en el gobierno de Veracruz, ya tan pronto, igual, igualitos que los priistas y los panistas.