Un viejito asesinado
•Ricos y pobres, en la mira
•La impunidad cabalga
UNO. Un senil asesinado
Era un viejo que vivía solo en un cuartito de la colonia López Mateos, en Coatzacoalcos, el infierno de Veracruz.
Y era un viejo que vivía solo porque el sábado 30 de noviembre lo mataron.
Luis Velázquez
Y lo mataron, lapidado, a pedradas, como matan a las mujeres infieles (ajá) en el Medio Oriente y como mataban los hombres tribales en los cuentos de Trucutú.
Y lo mataron, única y exclusivamente, para robarle, hombre pobre que era y que sabrá el chamán las riquezas que tendría.
Lo lapidaron hasta dejarlo sin vida, una de las peores muertes, porque te van matando poco a poco y poco a poco la víctima va sintiendo que camina a la muerte inevitable.
Se llamaba Andrés Cristóbal Jiménez y tenía 65 años. Le apodaban “El pato”. Vivía en una cuartería en la calle Ferrocarril número 700, entre las calles Ciprés y Tanque.
Y fue encontrado en medio de un charco de sangre y las paredes del cuarto estaban salpicadas de sangre.
Y sus cositas y pertenencias fueron halladas desordenadas, revoloteadas, desperdigadas.
Horas después, el hijo lo identificó.
DOS. Ricos y pobres en la mira
Es, ha sido, uno de los peores asesinatos en la historia local de los últimos doce meses.
A, era un senil. B, era pobre, pero además, tan pobre que vivía en un cuartito. C, y vivía solo, quizá, acaso, esperando la muerte, los últimos días de su vida.
Es Coatzacoalcos, el peor infierno, “el infierno tan temido”.
Allí, donde por ejemplo, una madre de familia que dejó a sus hijos en la escuela fue secuestrada, desaparecida, asesinada, decapitada y tirado su cadáver en una calle de la ciudad.
Allí donde se registró la peor matanza de Veracruz, en un night club, con 33 víctimas entre mujeres y hombres, y mujeres que trabajaban de meseras y taiboleras para llevar el itacate y la torta a casa.
Allí donde han cerrado cientos, miles de comercios, negocios y changarros, y en donde decenas, cientos de casas están en venta, porque muchas de las familias han migrado del pueblo buscando un paraíso terrenal donde vivir con tranquilidad.
Allí donde a cada rato aparecen cadáveres flotando en el río y tirados en las calles y avenidas.
Y si antes solo plagiaban y asesinaban a la gente pudiente ahora la cuchilla es general y lo mismo ricos que pobres están en la mira.
TRES. La impunidad cabalga
El asesinato del viejo pobre se ensarta en otros crímenes, abusos y excesos.
Por ejemplo:
Los dieciséis desaparecidos de la zona centro de Veracruz (7 tianguistas de Ciudad Mendoza y 3 de Ixhuatlán del Café).
El asesinato de un hombre un domingo en un balneario de Córdoba, delante de tantas familias.
El asalto a unas feligresas en una iglesia de Córdoba.
El crimen de dos menores de edad en Río Blanco que porque era novias de unos malandros.
Los cadáveres de las mujeres flotando en el río Blanco.
La señora secuestrada en el Frac. Costo de Oro, de Boca del Río, a la que cortaron tres dedos y los fueron enviando en una cajita uno por uno a los familiares como medida de presión para cubrir el rescate.
El cadáver colgado del puente de Tuxpan.
Las cabezas decapitadas abandonadas en la mesa de un bar y en la calle en el norte de Veracruz.
Los 4 niños asesinados con sus padres en una colonia popular de Coatzacoalcos.
La niña de 12 años ejecutada con su familia en Santa Ana Atzacan, en la sierra de Zongolica.
El asesinato de Ramón Pérez Altamirano, de 44 años de edad, de oficio velador en el Frac. Costa de Oro, de Boca del Río, asesinado solo para robarle.
Todos, impunes. Total y absolutamente, impunes.