“Narcos” en Netflix
•Crueldad humana
•Control de políticos
UNO. “Narcos” en Netflix
La película “Narcos México” en Netflix, seduce y fascina. El cinéfilo es capaz de pasar la noche en vela... para terminar de mirarla y admirarla y quedar alucinado.
Es la historia de los orígenes del narcotráfico.
Luis Velázquez
Tiempo aquel de los grandes barones de la droga. Miguel íngel Félix Gallardo, el capo de capos, el jefe de jefes, originario de Sinaloa, interpretado por Diego Luna.
Pero al mismo tiempo, el filme describe la cruenta y atroz realidad, la saña y barbarie de los narcos y los malandros… para ajustar cuentas entre ellos.
Por ejemplo, y entre otros hechos propios del infierno están los siguientes:
Rafael Caro Quintero, interpretado por Tenoch Huerta Mejía, ganador del Ariel 2021 por su película “Días de gracia”, mata a una persona, primero, a madrazo limpio, y luego enseguida, toma un picahielo y lo va ejecutando poco a poco, un picahielazo tras otro, todos en el corazón, con fiereza animalesca, el coraje en su más alto decibel.
DOS. Matar con toda la frialdad
En otra parte de la película, Miguel íngel Félix Gallardo, el jefe y maestro, entre otros, de Caro Quintero, don Neto Fonseca, Amado Carrillo (El señor de los cielos), los hermanos Arellano Félix, Joaquín Guzmán Loera, René Verdugo, Gabino Salcido, Pedro Avilés y Pablo Acosta, mata a ladrillazo limpio, uno tras otro, todos los golpes en la cabeza, a un jefe de la Policía Federal, a quien pagaba en dólares millonarios su silencio y complicidad, todo, porque se vuelve insaciable y cada vez exige más y más y más.
Joaquín Cosío, el protagonista principal de “El infierno”, el famoso Cochi-loco, interpreta a don Neto Fonseca, uno de los capos sucesores de Félix Gallardo.
Un día, un tipo, amigo de su hijo, lo mata. Y Neto Fonseca lo rastrea, lo detiene y se lo lleva a una casa de seguridad.
Ahí, platican. Y Neto Fonseca le cuenta su infancia y adolescencia y juventud en la pobreza y la miseria. Y la lucha feroz para ser y hacer. Y le dice que aquel tiempo sufrió mucho, y por eso mismo, perdona, le dice, al homicida de su hijo.
Pero apenas se levanta de la silla donde platican, trepa a su automóvil y ordena a su chofer, su escolta, que lo asesine.
“Ni modo, se dice Neto Fonseca, que perdone al asesino de mi hijo. Ni yo mismo me lo perdonaría”.
TRES. Someter a políticos y policías
Félix Gallardo, el jefazo de jefazos, es el más desalmado. Por ejemplo, a cada amigo, socio, aliado, cómplice que lo traiciona… él mismo los mata. Incluso, por la espalda. Y con un tiro derecho, derechito al corazón.
Y sin el menor remordimiento de conciencia pues ex policía municipal que había sido estaba habituado a matar.
La saña y la barbarie desde entonces entre los capos y sus pistoleros y sicarios, hace más de cincuenta años cuando el narcotráfico iniciara su desarrollo insólito en Sinaloa y de ahí se multiplicara.
Y si en el pasado los carteles se mataban entre ellos ahora derivaron a la población civil como una estrategia sórdida y sombría para atemorizar a la población y desafiar a la autoridad.
Por cierto, desde Félix Gallardo, los capos han sometido a los políticos y funcionarios públicos a partir del billete fácil, pues, y como en su caso, llegó a tener el control de hasta 5, 6 gobernadores, y ni se diga de las policías federales y el ejército y hasta del procurador de Justicia de la República de entonces.