Los insignificantes
•Así llaman a los pobres
•“Los olvidados de Dios”
UNO. Los pobres, “carne de cañón”
Los pobres siempre han sido “carne de cañón” para todos. Desde los políticos y los intelectuales hasta los académicos y los líderes.
Por ejemplo, el famoso cineasta español, Luis Buñuel, luego de exiliarse en México cuando Lázaro Cárdenas abrió las puertas al exilio, tiempo de
Luis Velázquez
Francisco Franco en España, filmó una película intitulada, “Los olvidados”, que así definió a los pobres.
Franz Fanon, el polémico intelectual, los llamó “Los condenados de la tierra” y el antropólogo Oscar Lewis, “los precaristas”.
AMLO, el presidente de la república, los llama “los pobres entre los pobres”, y en el priismo y en el panismo y en el perredista y también en MORENA, los políticos “se desgarran las vestiduras” por ellos.
Un término apabullante, sin embargo, lo acuñó el escritor ruso, Fiódor Dostoieski quien los llamó “gente insignificante”, en ninguna circunstancia como término despectiva, sino para describir el trato de los pudientes, pero también, las condiciones precarias y terribles en que viven según su novela “¡Pobre gente!”.
DOS. “Los insignificantes” de Hidalgo y Madero
Con todo, “los insignificantes” han sido, son mejor dicho, lo que unos teóricos llaman “el motor social del cambio”.
Por ejemplo, AMLO tiene un ejército de promotores, en total unos dieciocho mil se afirma, denominados “Los Siervos de la Nación”, todos pobres, gente de clase social baja, que todos los días sirven a su objetivo político.
Pero ellos, “la gente insignificante” siguieron a Miguel Hidalgo y José María Morelos en la guerra de Independencia y se ponían, igual que los soldados de Pancho Villa, la estampita de la Virgen de Guadalupe en el sombrero, seguro, convencidos de que así detendrían las balas y los cañones de las fuerzas opositoras.
Esa misma “gente insignificante” fue utilizada en la Revolución para combatir al dictador Porfirio Díaz.
Y esa misma “gente insignificante” fue asesinada en la matanza de Topilejo por órdenes de Plutarco Elías Calles para dar un manotazo a José Vasconcelos quien se metiera de candidato presidencial independiente.
Y muchos años y sexenios después resulta que “los insignificantes” siguen igual de jodidos, pues bastaría irse a la estadística del INEGI y CONEVAL donde 6 de cada diez personas están en la miseria y la pobreza y uno de cada tres jefes de familia llevan el itacate y la torta a casa con el dinerito ganado en el changarro en la vía pública vendiendo picadas, gordas, tacos, tortas, tamales y panuchos con refresco de cola.
TRES. Plataforma electoral de AMLO
Jesucristo, crucificado a los 33 años de edad, decía que “dejen que los pobres se acerquen a mí porque de ellos será el reino de los cielos”.
Y más de dos mil años después, ni el cielo fue de ellos ni pasaron de la clase baja baja y a la clase media baja ni tampoco alguna esperanza existe.
Y por eso mismo, miles de agravios, ofensas y humillaciones suelen recibir cada día de los políticos y los funcionarios públicos.
En el siglo pasado, el priismo acuñó una palabra célebre para ellos y los llamaban “los acarreados”.
Ahora, AMLO amplió los programas sociales para ellos y hay subsidios bimensuales para los jefes de familia, las viejitas que cuidan a los nietos, los ninis, los indígenas y campesinos y hasta para los pensionados.
El obradorismo construye así su plataforma electoral para las próximas elecciones. Es decir, también los utiliza, pues en vez de crear empleos dignos y decorosos les dan unos centavitos, sin enseñar a pescar.