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8 Columnas
Lunes 19 agosto, 2019

Hombre viejo, hombre nuevo


Por Reynaldo Escobar

Confortado con el abrigo y la sombra del Todopoderoso me refugio en mi fortaleza y en el poder infinito de Dios en quien confí­o (Salmo 91). Dice un refrán popular que “nadie se muere en la ví­spera” y, después de las experiencias vividas y la confortación del Creador, regreso convencido a luchar por mi vida, mi familia y los principios...

de solidaridad, igualdad y fraternidad con la humanidad.
Deseo que termine la criminalidad, el abuso autoritario del poder y la discriminación entre los que todo tienen y los que viven en la segregación social.
El bardo veracruzano Salvador Dí­az Mirón solí­a decir: Nadie tiene derecho a lo supérfluo, mientras alguien carezca de lo estricto. Y el señor presidente afirma, que en su proyecto de nación no puede haber: “Gobierno rico, con Pueblo pobre”. Ojalá que el ideario de AMLO, logre la transformación de este paí­s.
Los últimos acontecimientos sucedidos en México, mientras mi vida se debatí­a entre la muerte, influyeron para pedir a Dios recuperarme y fortalecerme convencido de que nada de lo material vale, cuando se acaba la esperanza de vida. Hay que luchar contra el orgullo de los soberbios y en favor de los humildes.
Dejemos atrás la alternancia en el poder, sin transición democrática. Cuando se consolidó en el Gobierno el Partido de Estado, el tricolor, el poder público se heredaba sexenialmente y llegó a afirmarse que el Presidente de la República en turno, decidí­a quien seria su sucesor. Fue a tal grado el abuso del gran tlatoani para nombrar sucesor, que hasta el poeta peruano Mario Vargas Llosa llegó a criticar nuestra democracia dirigida afirmando que: el peor ejemplo para seguir en los procesos polí­ticos era México, puesto que se trataba de una “dictadura perfecta”.
Los sectores sociales, representados por sindicatos, agrupaciones obreras y campesinas, cacicazgos regionales y burócratas al servicio de la Federación, en los gobiernos estatales y municipales eran fieles seguidores del beneficiario del destape presidencial y como una autentica “bufalada”, se lanzaban en tropel detrás del candidato. El sobre lacrado y el “tapado”, fueron figuras emblemáticas para acuerpar el dedazo.
Y el dí­a de la jornada electoral, todo era fiesta y color porque ya se conocí­a al sucesor presidencial. Como chiste se acuñó la frase de que: “En Estados Unidos se sabe el resultado electoral el mismo dí­a de la elección, en cambio en México se sabe la identidad del sucesor, un año antes”.
Los tiempos de México, son nuevos y vamos a luchar por ello.


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