En todo caso, nadie dudaría de que ante el tsunami de desempleo, subempleo, salarios de hambre y con hambre y la migración a Estados Unidos como tabla de salvación para garantizar el itacate y la torta en casa, la búsqueda de una curul local significa el camino a Damasco para redimirse.
De acuerdo con el dato oficial, 568 (quinientas sesenta y ocho) personas, mejor dicho, políticos, ajá, se registraron en la autoridad electoral para quedarse con las candidaturas a diputados locales tanto unis, legisladores de mayoría, como pluri, aquellos que pueden ganar la curul sin hacer campaña, sin gastar un centavo, y lo más importante, sin exponerse a una derrota.
Se repite: 568 políticos, incluso, recién descubiertos como políticos, aspirando y suspirando por una curul en el Palacio Legislativo de Xalapa.
Simplemente, se trata de una vacilada, “una tomadura de pelo”.
Insólito, inverosímil, la mayoría son mujeres.
Los 568 listos para hacer campaña electoral del 30 de abril al 29 de mayo.
Una locura, pues.
Claro, en los 568 se incluyen a los candidatos propietarios y suplentes, con todo y que el gobernador de Veracruz, procurador General de Justicia de la Nación y senador de la república, Fernando López Arias aseguraba que “suplente… ni de Dios”.
Estamos, sin duda, “veinte y las malas” ante una aberración.
Lo dijo el líder obrero, Carlos Vasconcelos, cuando durante un año fue legislador local y renunció harto, hartísimo de que el 99 por ciento de los compañeros estaba ahí para traficar influencias pensando en amarrar el siguiente cargo público.
Ya como diputado federal. Ya para una presidencia municipal.
Además, la terrible fama pública de que los diputados (tanto locales y federales como los Senadores de la República) únicamente sirven para levantar el Dedo y la mano avalando las iniciativas de ley enviadas por el Poder Ejecutivo tanto federal como estatal.
Nunca antes tantos tantos tantos aspirantes a una curul local.
Para Ripley.
“Cosas veredes, mi querido Cid” decía el Sancho al Quijote mientras cabalgaban atrás de los molinos de vientos.
Son de MORENA y del Frente Opositor.
Y la mayoría, se insiste, mujeres.
Digamos, el despertar y la madurez cívica, política, partidista y electoral de la población femenina del Estado jarocho con todo y su “noche tibia y callada”.

II (Tiempo, ajá, de las mujeres)
Según parece, el desarrollo femenino de la política a partir de la llamada “Cuota de género” y que tanto estremeciera a los hombres políticos.
Ahora, todo indica, mayor evolución en el tiempo de los morenacos.
Y más, cuando la MORENA obradorista apostó a “La tómbola” como gran estrategia democrática para elegir candidatos a un cargo de elección popular.
Lógico, diría el viejito del barrio:
De acuerdo con la estadística, seis de cada diez habitantes de la república son mujeres.
Entonces, y dado que en México “llegamos con cincuenta años de atraso a la civilización” (Alfonso Reyes, aquel de la Cartilla Moral), entonces, el tiempo de las mujeres.
La mayoría de aspirantes a una curul local en Veracruz son damas.
En un Veracruz, por cierto, campeón nacional en feminicidios, secuestros, extorsiones y fosas clandestinas.
Treinta y dos Colectivos, integrados con padres con hijos y parientes plagiados y desaparecidos, formados de norte a sur y de este a oeste del Estado jarocho.
Claro, en ningún momento significa que con más mujeres diputadas locales los feminicidios disminuirán, serán acotados, incluso, exterminados.
Pero, bueno, una realidad avasallante choca con la otra realidad alentadora para las mujeres.
Además, si los hombres están desempleados y con subempleos y salarios pichurrientos, las mujeres mucho peor.
Hora, pues, de que a la Junta de Coordinación Política del Congreso local, aquella que maneja el erario, arribe una mujer.

III (Pepenadores de cargos públicos)
En la antigua Roma llamaban a los diputados “Conscriptos de la Patria”.
En el siglo XXI, “Levanta-dedos”.
Muchos de ellos asestando “el tiro de gracia” a Francisco I. Madero con su lema bíblica de “Sufragio Efectivo, No Reelección”.
La fama pública de que son unos pepenadores de los cargos públicos.
Ningún beneficio social generado por el grueso de la población en la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los pichurrientos salarios de hambre y la migración a Estados Unidos.
Llegados al poder con el historial de “ordeñar la vaca y meter la mano al cajón”.
Y llevar una vida frívola durante tres años.
Y, claro, “dándose golpes de pecho” como los mesías que redimirán a sus pueblos.
568 (quinientos sesenta y ocho) ciudadanos, mujeres y hombres, dispuestos (ajá) a entregar su vida por “Los olvidados de Dios”, “Los condenados de la tierra”, “Los precaristas”, “Los jodidos”.