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A Mil por Hora
17 enero, 2021

Secuestrada una noche cuando "llovió mucho, mucho, mucho"

El 7 de septiembre del año 2012, a las 10:25 P.M., habló con su hija por última vez; desde entonces, la frenética búsqueda de Fernanda Rubí
•La señora Aracely Salcedo cuenta a la escritora Celia del Palacio la historia vivida desde aquella fatídica noche en Orizaba, tiempo del duartazgo
•Cada funcionario público la iba enviando a otro y a otro y a otro como si fuera la peor enemiga de la vida


Luis Velázquez

El 7 de septiembre del año 2012 en Orizaba llovió, mucho, mucho. Pero Fernanda Rubí Salcedo Jiménez cumplía 21 años y dijo a su madre, la señora Aracely Salcedo, que saldría en la noche a la disco para festejar con los amigos.

  • Fernanda Rubí. Secuestrada en el duartazgo

  • Aracely Salcedo, con la foto de su hija, Fernanda Rubí

La madre, trabajando en la clínica, llegó a casa hacia las 10:25 de la noche y Fernanda Rubí ya se había conocido en un taxi.
5 minutos después, le habló a su hija: "Acabo de llegar" le informó la hija, estando en el antro. "No me tardo. Llego temprano".
Fue la última vez que Aracely escuchó la voz de su hija, y desde entonces, el infierno.
Incluso, ninguna duda habría de que el secuestro y desaparición de Fernanda Rubí fue uno de los primeros en detonar la existencia de un Estado Fallido en Veracruz sustituido por un Estado Delincuencial.
Es más, la madre lo supo luego de varios días del 7 de septiembre del año 2012, segundo de Javier Duarte, tiempo de las desapariciones forzadas y de las fosas clandestinas en la tierra jarocha.
Las amigas de la hija se lo informaron. Una semana antes del 7 de septiembre, ellas habían estado en el antro. Y un malandro, jefe de plaza en Orizaba, le envió un ramillete de flores.
Y Fernanda Rubí lo rechazó.
Y el jefe de plaza se sintió menospreciado y encabritó.
Aquella noche en el antro en un automóvil marca Ibiza amarillo con quemacocos llegaron un par de mujeres y un par de hombres y entraron a la disco y se llevaron a Fernanda Rubí.
Ese mismo día, nueve personas más fueron secuestradas y desaparecidas en Orizaba.
Y hacia el segundo año de Duarte, Veracruz era ya un infierno.
La historia de aquel plagio y desaparición y la historia de los trámites, gestiones, cabildeos, marchas, plantones, protestas, inconformidad social, indignación crónica que la señora Aracely Salcedo y sus hijos vivieron está contada al detalle en el libro "Porque la lucha por un hijo no termina" de la académica y escritora, Celia del Palacio (Ciudad de México, 1960), editado por la Universidad Veracruzana, y de próxima circulación.
Incluye más historias del camino al Gólgota de un montón de madres con hijos desaparecidos integrantes del Colectivo "Familias de Desaparecidos Orizaba-Córdoba".
Pero la historia de Fernanda Rubí y Aracely quizá tenga, o tiene, mayor relevancia, porque en su lucha social, la madre encaró a Javier Duarte en una gira en Orizaba exigiendo cuentas y reprochando el desdén y el menosprecio oficial y cuyo video se viralizara en las redes sociales y pusiera en el ranking nacional el sórdido, siniestro, sombrío y fatídico tiempo de aquel sexenio priista, por lo pronto, el último del tricolor, pues desde entonces un gobernador panista y otro de Morena han ocupado la silla embrujada del palacio arrastrando la maldición, pues también tiene secuestrados y desaparecidos.

"REPROCHÉ A DIOS" EL PLAGIO DE MI HIJA
Fueron turbulentos y huracanados los primeros días y semanas para Aracely Salcedo.
Fernanda Rubí, por ejemplo, es la única mujer con tres hermanos. Y como la madre empezó a recibir amenazas por andar buscando a la hija, entonces, tomó la decisión de desplazarlos de Orizaba.
Además, de la casa vigilada como una estrategia del terror y el pánico, el miedo "y el miedo al miedo".
Además, el deterioro humano, sicológico, que la madre estaba sintiendo y que de algún modo se extendía a los hijos.
El estrés. La angustia. La desesperación. Incluso, la alucinación:
"Tenía el alma en un hilo, pensando que mi hija iba a regresar. Veía luces de carros y patrullas, y me pasaba las noches en vela. Bajé a todos los santos habidos y por haber, llegó un momento en el que me desesperé. He rezado a santos que ni conozco".
Es más, contó la señora Aracely a Celia del Palacio, "le reproché a Dios, le reproché muchísimo a Dios. Le preguntaba: ¿por qué mi hija?".
Más cuando en algunos medios empezaron a criminalizar a Fernanda Rubí, señalándola de cosas inexistentes.

ARACELY SALCEDO, EN EL INFIERNO
Vivió, vive, Aracely un infierno. Un infierno, digamos, burocrático, cuando decidió tocar las puertas de las instancias oficiales.
1. En las oficinas de la entonces PGR en Xalapa, Santiago Ceballos, coordinador del Ministerio Público Federal, la envió con la Unidad Antisecuestros.
2. En la Unidad Antisecuestro la enviaron con el licenciado Jorge Pucheta.
3. Jorge Pucheta la envió con el director de la Policía Ministerial del Estado, la AVI, Mario Delfín Domínguez.
4. Mario Delfín la envió con el delegado de la AVI en Córdoba, Pablo Miguel Racher Cruz.
5. Miguel Racher la envió con el subprocurador de Justicia en Córdoba, Ricardo Javier Carrillo Almeida.
6. Carrillo Aleida levantó una denuncia por privación de libertad de Fernanda Rubí ante el agente del Ministerio Público de Córdoba, Benito Carpinteyro Solano, y el primer comandante de la AVI, Tomás Espinoza.
7. Allí tomaron la investigación ministerial sobre el secuestro de Fernanda Rubí, pero luego la enviaron al programa de apoyo a extraviados, Héctor Carvallo.
El infierno, el peor infierno burocrático de la vida oficial, pues.
Desde entonces, se fue el año 2012 y 2013 y 2014 y 2015 y 2016 y 2017 y 2018 y 2019 y 2020 y ha comenzado el año 2021, y la señora Aracely Salcedo continúa buscando a su hija.
Ahora, desde un Colectivo donde un montón de madres de familia con hijos desaparecidos están juntas, enfrentando a un aparato oficial que por desgracia las mira y trata como enemigas, para empezar, el gobierno de Veracruz.


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