Regadero de cadáveres
•Ajustes de cuenta
•¡Ay, la revolución!
UNO. Tiradero de cadáveres
Es la revolución. Es una película. Se llama “La generala” con María Félix, Ignacio López Tarso y Érick del Castillo. Es, de hecho y derecho, el Veracruz del siglo XXI.
Mujeres asesinadas. Mujeres secuestradas, desaparecidas, ultrajadas
Luis Velázquez
y ejecutadas. Fuego cruzado, amigo y enemigo. Odio, rencores, venganzas entre malandros y el ejército.
La violencia, permeando día. Regadero de cadáveres por todos lados. Tribus de generales, tenientes y coroneles contra otras elites. Revolucionarios, guerrilleros, matándose entre sí.
DOS. Ajustes de cuentas
Igual, igualito, hoy en Veracruz.
Un coronel, Érick del Castillo, mata al hermano de “La generala”, María Félix. Entonces, ella decide vengarse. Y empieza el operativo.
Un día, en el teatro, la generala seduce al coronel. Y se lo lleva a casa para pasar noche trepidante.
Entonces aparecen un enano y un sicario y se van encima del coronel quien, para entonces, está en paños menores.
Y la generala le corta las partes nobles.
“Ojo por ojo y diente por diente”. Como en Veracruz. Insólito, el ajuste de cuentas entre los carteles y cartelitos para adueñarse de la jugosa plaza estatal. La autopista de sur a norte. Los 3 puertos marítimos para la carga y descarga de droga. Las pistas clandestinas. Los narcopolicías.
TRES. De antros a antros
En el filme hay un gigantesco prostíbulo. Quizá sea el antro de “La bandida”, en el tiempo cuando Agustín Lara a los catorce años de edad tocaba el piano.
En la casa de citas hay, incluso, niñas. Vírgenes. Ofrecidas al mejor postor, por lo regular, militares, políticos y caciques.
Digamos, los prostíbulos de los malandros donde concentran, en primera instancia, a las migrantes de América Central (Honduras, Nicaragua, Guatemala y El Salvador) en su paso por México y Veracruz.
CUATRO. El pasado y el presente
Unas veces, en “La generala”, los revolucionarios llegan al pueblo y siembran el pánico y el terror, igualito que ahora en Veracruz.
Otras, el ejército se adueña de la población y detiene a las mujeres y hombres bajo sospecha de apoyar a los guerrilleros.
El resultado: pueblos incendiados, iglesias y comercios quemados, hombres linchados y colgados de los árboles a la orilla del camino.
La vida, un infierno. Como en Veracruz desde hace 27 años cuando Patricio Chirinos Calero gobernaba y los capos aterrizaran en la tierra fértil y jugosa local.
CINCO. Tribus vs tribus
La historia siempre se repite. Lo único variable son los nombres de los actores políticos y sociales y los nombres de los pueblos.
En Veracruz, MORENA, PAN, PRD y PRI, anexos y conexos, en la rebatinga por el poder. En puerta, la elección de los candidatos a presidentes municipales, síndicos y regidores y a diputados locales y federales.
Todos, como decía José Vasconcelos Calderón, en medio de las pasioncillas políticas.
SEIS. Ciudadanos en medio de las balas
En el filme, matanza de la población civil. Gente inocente. Igual, igualito como en Veracruz.
En el sexenio de la 4T, por ejemplo, la matanza en Minatitlán en una fiesta familiar. Catorce muertos, entre ellos, un bebé en brazos de su madre.
En Coatzacoalcos, la masacre en el centro nocturno, “Caballo blanco”, treinta y cuatro muertos, mujeres entre ellos.
El tiradero de cadáveres, igual, igualito que en “La generala”.
La historia, reproduciéndose, incluso, con más saña y barbarie. Entonces, había una revolución. Ahora, la guerra declarada a los malandros por Felipe Calderón, seguida por Enrique Peña Nieto y continuada por López Obrador. En medio, los ciudadanos de a pie de Veracruz.