El cuartel del terror
•Los detenidos... mueren
•Dolor de una madre
ESCALERAS: “Desde que mataron a mi hijo, Gustavo, de 36 años, en el cuartel de San José, la familia está muriendo a pausas. Fueron los policías. Policías criminales y corruptos. Y yo siempre he dicho que cierren ese cuartel.
Gustavo tenía dos hijos con su primera pareja y quienes dependían de él. Tenía relación por Internet con Janet. Y todos, yo misma, en la orfandad.
Luis Velázquez
Al momento, desde el 24 de octubre, el secretario de Seguridad Pública, nunca me ha dado la cara. Pero yo, su madre, tocaré puertas en instancias de la Ciudad de México. Quiero justicia. Únicamente justicia”.
PASAMANOS: Su señora madre, Julia Hernández, habló con la reportera Ariadna García, del Diario de Xalapa. Le contó la historia de aquel día cuando el hijo desapareciera y la familia iniciara la búsqueda frenética hasta terminar en el cuartel de San José, allí donde la fama pública consigna que suelen morir los detenidos.
Fue el caso, por ejemplo, de un joven rapero, padre de 5 hijos, activista social en su barrio de Xalapa, atlético, habituado al ejercicio físico, que luego de ser detenido y confinado en el cuartel, de pronto, ajá, el dictamen oficial fue la muerte por infarto cardiaco.
CORREDORES: Gustavo tenía 36 años y era alcohólico anónimo. Y asistía a las sesiones.
Estaba en un espacio avanzado. De hecho, había derrotado a la enfermedad. Y por tanto, era comisionado de los AA para salir a otras ciudades y ofrecer su experiencia y hacer proselitismo por la causa y redimir vidas.
Su vida fue aniquilada, todo indica, en el cuartel San José y que en un Veracruz donde hay narcopolicías, la fama pública está fuera de duda.
BALCONES: El día cuando la policía les entregó el cadáver lo llevaron a la funeraria para que lo prepararan para el velatorio.
Entonces, descubrieron golpes, huellas, rastros, pistas de torturas En las costillas. La espinilla. El cuello. La espalda. Las manos. Y la cara.
Durante par de días fue velado. Y 4 días después de su muerte, la familia y los amigos y los vecinos protestaron en marcha ante el cuartel y después marcharon a la Plaza Lerdo cargando el féretro, mostrándolo a los funcionarios del gobierno del estado, y luego, al panteón municipal.
PASILLOS: Las fotos de la marcha fúnebre con el cadáver de Gustavo por delante trascendieron en los medios de Veracruz y del país.
Pero de nada valió. La 4T se exhibió insensible, indiferente y desdeñosa.
Ni siquiera, vaya, el secretario Hugo Gutiérrez Maldonado tuvo la entereza moral, la firmeza espiritual, el sentimiento humano de acercarse a ellos, o en todo caso, enviar a su abogado para invitar a un diálogo a la familia en las oficinas.
VENTANAS: 5 semanas después, el menosprecio de Seguridad Pública y la impunidad de la Fiscalía General.
De acuerdo con la información que la familia pudo obtener, incluso con los parientes de otras personas fallecidas en el cuartel, entre ellos Andrés Navarro, un xalapeño de 33 años, un trío de policías es o sería el presunto culpable de la muerte de Gustavo, dos hijos en la orfandad, su pareja actual y su señora madre.
La causa oficial de su muerte, dice la madre, fue hemorragia interna masiva. Es decir, lo golpearon hasta reventarlo.
La muerte lenta, a pausas y a madrazo limpio. Y como siempre ha ocurrido, la policía encubriéndose a sí mismo.
Lo peor entre lo peor, el silencio atroz, indicativo de Seguridad Pública. La macana y el tolete mandan y gobiernan.