Reportear a la gente
•Sus vidas, interesantes
•Frenética aventura
UNO. Reportear a la gente
Martha Gellhorn fue reportera y una de las parejas de Ernest Hemingway. A ella dedica la novela “Por quién doblan las campanas” sobre la guerra civil española y que juntos cronicaron.
Luis Velázquez
Gellhorn decía que como periodista lo único que le interesaba era retratar la vida común y sencilla de la gente anónima.
Y por eso mismo, nunca, jamás, se detuvo a reportear a los políticos ni a los militares, héroes, incluso, en el campo de batalla.
DOS. Periodista humanista
Si en la guerra española ella escuchaba, de pronto, el llanto de un niño dejaba la libreta de taquigrafía a un lado y corría desesperada buscando el origen del llanto hasta encontrar al niño.
Y si el niño, por ejemplo, lloraba asustado con los tiros y balazos y los cañones pero también porque a un lado tenía el cadáver de su señora madre, Martha Gellhorn lo rescataba y solo descansaba cuando lo entregaba a la Cruz Roja Internacional o a un hospicio.
Y, claro, buscaba la cristiana sepultura para la madre muerta.
TRES. La gente como es
Si se leen y releen (la verdadera lectura es la relectura) los libros de crónicas y reportajes de Hemingway, en el 90, 95 por ciento de los contenidos también se ocupa de la gente.
Rara, extraordinaria ocasión habla de los políticos, menos, mucho menos, entrevistas con ellos, y menos entrevistas desbordadas de incienso y halagos.
Fue, es, el mismo caso de Gellhorn, quien cuenta las historias de vida de la gente sencilla, con sus amores y desamores, afectos y rencores, ocupaciones y preocupaciones, sueños y angustias, éxitos y derrotas, deseos y utopías.
CUATRO. Mecanógrafos de políticos
Muchas crónicas de ella describen la vida en los pueblos de España y en China, donde también reporteara la guerra en el tiempo de Mao Tse Tung y Chou-en-lai.
También retrata los pueblos con sus usos y costumbres, la riqueza natural, los oficios de la gente y la cultura, el arte, la música, la pintura, la arquitectura, la vida humana, pues.
En el otro lado del periodismo está aquel donde los políticos son la razón fundamental de estar y ser y en donde, incluso, se cae en uno de los cánceres del oficio como es la declaracionitis, una enfermedad peor que todas donde el político habla de todo, incluso, hasta de energía nuclear, y el reportero se convierte en su mecanógrafo.
CINCO. Nunca atrás de los políticos
A los 21 años de edad, recién casado, Hemingway se convirtió en enviado especial del periódico donde laboraba, Toronto Star, en Europa. Tenía ansia de conocer y vivir en París.
Y de allí se movió hacia la Primera y Segunda Guerra Mundial y a la guerra civil española.
También se reservó espacio para contar sus expediciones en ífrica cazando tigres y leones.
Y en Madrid, en las tardes de toros.
De su pasión por el mar y la pesca escribió “El viejo y el mar”, que le valiera el Premio Pulitzer de Periodismo y hay quienes aseguran que también fue decisivo para merecer el Premio Nobel de Literatura.
Siempre un periodismo y una literatura… del lado de la gente común y sencilla. Nunca atrás de los políticos.
SEIS. Frenética aventura
Por eso, su química con Martha Gellhorn. Incluso, Hemingway abandonó a su primera esposa para irse con ella.
Juntos, reportearon el mundo. Y vivieron uno de las intensas, apasionadas y frenéticas aventuras de amor, deseo y pasión.
Y de periodismo, siempre al servicio de la gente.