Historias Memorables
•Fuego pirotécnico
•Palacio de Axayácatl
•¡Vaya hallazgo!
Héctor Fuentes
Cada vez que los políticos están atorados en conflictos sociales y hasta se creen y sienten entre la espada y la espada inventan cositas, fuego pirotécnico, elementos distractores, llamaradas. Por ejemplo:
En los días más duros y difíciles con tantos muertos en el país, Felipe Calderón Hinojosa inventó el hallazgo de petróleo en el Golfo de México.
En el último año del sexenio, en el segundo semestre, Enrique Peña Nieto inventó el hallazgo petrolero en la Cuenca del Papaloapan y casi casi como José López Portillo diría que a partir de la fecha México viviría en la abundancia, ajá.
Ahora, con López Obrador, en la Ciudad de México festinan que descubrieron un palacio azteca bajo el edificio del Monte de Piedad.
Se trata, celebran, del palacio de Axayácatl y de una casa construida por orden de Hernán Cortés que su primera casita en La Antigua de Ana de la Reguera, en el abandono total y absoluto, sin que a nadie llame la atención.
El descubrimiento del Palacio Azteca concurre al festín de la muerte, por un lado, debido a la violencia, y por el otro, más atroz, cruel y bárbaro, a la muerte por el virus chino.
El palacio data, dice el reporte, de entre los años 1469 y 1481.
Insólito, vaya hallazgo:
La casa de Hernán Cortés en la vieja Tenochtitlán fue convertida por el conquistador en el primer Cabildo de la metrópoli, gobernada ahora por Claudia Sheiunbaum, la precandidata presidencial favorita del presidente tabasqueño.
¡Hosanna, hosanna!
¡El país se ha salvado!
Hoy, sin duda, mayor trascendencia, digamos, histórica, social y política que cuando el sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra, el fundador del albergue de migrantes, Los hermanos en el camino, en Ixtepec, Oaxaca, descubriera que "López Obrador tiene mucho parecido con Dios".
Y para confirmar su tesis, en la navidad del año 2018 se presentó en una posada, acompañado del senador Martí Batres, cargando un Niño Dios con la cara de López Obrador.
VIENTOS EN CONTRA
El engrudo se le está volteando a López Obrador.
Uno. La polémica y controvertida visita a Donald Trump en el tiempo electorero donde en el mes de noviembre se efectuará la elección presidencial en Estados Unidos.
Dos. México, uno de los países con más estragos, contagiados y muertos, por el coronavirus.
Tres. El crecimiento exponencial de los carteles y cartelitos, con todo y que hasta amnistía les ofreciera y saludara de mano a la madre de "El chapo" y constituyera un comité secretarial para cabildear en Estados Unidos la repatrición de Joaquín Guzmán Loera.
Cuatro. El frente opositor integrado, cada vez más fuerte, con los gobernadores del PAN, los más encendidos, PRI y Movimiento Ciudadano, y quienes tienen ya en Enrique Alfaro, el góber precioso de Jalisco, aspirante y suspirante, de hecho formal candidato presidencial.
Cinco. Un país polarizado desde el púlpito nacional.
Seis. La recesión que como asegura COPARMEX, los empleos perdidos por la pandemia equivalen a los generados en los últimos dos años.
Siete. Los programas sociales a los pobres (madres, jóvenes, campesinos, ancianos, etcétera) que solo crean y recrean lealtades efímeras, pero sin garantizar el voto en las urnas.
Por eso, entre otras cositas, el hallazgo del Palacio Azteca, allí donde viviera Hernán Cortés, que mayor trascendiera histórica tiene su casa derruida en La Antigua, pues fue la primera luego de fundar en Veracruz el primer Ayuntamiento de América Latina en tierra firme.