Camino a la locura
•Y a la desesperación
•La vida confinados
EMBARCADERO: En estos tiempos del coronavirus, la imaginación ha de tenerse entretenida porque el aislamiento enferma y la persona se vuelve peligrosa, igual, igualito, con la versión aquella de que el perro "muerde hasta los de casa"... Y es que "los demonios, ahora sí, andan sueltos"... Incluso, y como dice el terapeuta epidemiológico, ha de pensarse en cosas altas, elevadas, sublimes, pero al mismo tiempo, terrenales y prácticas
Luis Velázquez
Por ejemplo, desde dos meses y medio, ni siquiera, vaya, se ha podido saludar desde lejos al vecino por más y más que se espía el frente de su casa por si se asomara... Unas veces, salgo a caminar al parque de la esquina para estirar los músculos y las piernas, pero de igual manera para saludar a un conocido y ninguna alma alrededor... Una que otra trabajadora doméstica diría que ahí un loquito anda caminando...
ROMPEOLAS: Hay pizzas, picadas y gordas, café lecherito, a domicilio, pero la verdad, estoy harto... Hay madrugadas en que de plano he soñado con una pizza con frijoles y para cualquier ser humano resulta una pesadilla soñar con una pizza a los 75 años de edad en vez, por ejemplo, del servicio a domicilio del table-dance... En la tele exhiben películas, pero sin el menor respeto a los televidentes pues a cada rato repiten las mismas y escuchar noticieros compitiendo con la danza macabra de los muertos y los contagiados ventilando estadísticas mundiales, caray, es como si uno leyera la esquela de su propia muerte en el periódico...
ARRECIFES: Hay días cuando la persona levanta los platos de la mesa luego de comer y barre y pasa jerga en la casa y tiende las camas y mete los papeles del baño en una bolsa negra y lava el coche, pero un día de plano, la pareja lo convierte en una obligación y en la histeria del confinamiento ordena que lo sigua haciendo un día cuando se omite... Y ni modo, hay bronca de por medio, pues en nombre de la división del trabajo cada quien tiene carga laboral... Y simple y llanamente, y de acuerdo con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, todos "tenemos derecho a tener derechos" y a marcar una rayita de las funciones de cada quien...
ESCOLLERAS: Entonces, se argumenta pasear al perro... "Pero no tenemos perro", dice la señora, furiosa... "Claro, se le revira, tengo un perro imaginario"... Más peída que nunca, la pareja advierte: "Barres y pasas jerga en la casa o no hago de comer"... Es, claro, motivo suficiente, de sobra, para otro agarrón, pues como alguna vez advirtiera el abuelo, "el día cuando la vieja te pise la sombra estás perdido para siempre"... Y por eso mismo, se ha de decir: "Ni hablar, seguiré comiendo pizza todos los días"... Y a encerrarse en la habitación a mirar una película más de Ignacio López Tarso con Rita Macedo, la primera esposa de Carlos Fuentes, en la película "Rosa Blanca", y en donde por cierto también actúa Cristhianne Martell...
PLAZOLETA: En la tele, una que otra artista, impartes clases de aerobics, y al principio, le entramos... Pero ya nos fastidiamos con todo y los desfiguros de la Penépole...También pasan, como nunca, documentales sobre la vida de Óscar Chávez, el caifán mayor que perdió la vida igual como Yoshio y Pilar Pellicer... Pero con todo y su "Comandante Che Guevara", ya, ya, ya, otra cosa... Alguien en la tele está enamorado de María Félix y a cada rato proyectan sus películas, pero, caray, lo dice el viejito ranchero, "comer faisán todos los días también atraganta"... A toda hora, las televisoras compitiendo con la estadísticas sobre los contagiados y los muertos, y peor se pone uno escuchándolas... Por eso quizá Amlove dijo que ya no mira noticieros en la tele porque "está muy ocupado" gobernando el país, ajá...
PALMERAS: Desde hace dos meses y medio, casi tres, los nietos están cerrados en sus casas y sin permiso para salir de visita, tampoco se les ha visto... Y aun cuando a veces envían fotos cibernéticas, nunca es ni será lo mismo, pues todos los abuelos los quieren apapachar y abrazar y platicar las cosas sencillas de la vida... Nada, sin embargo, rompe la monotonía... Los lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo, todos los días y noches, son iguales, igualitos... Y vivir así puede llevar a la desesperación social, pero también, a la locura...