Canijo desempleo
•Jarocha en Alemania
•Fallida política económica
ESCALERAS: El coronavirus ha servido, entre otras cositas, para poner en la cancha pública historias memorables. Y desastrosas para las elites políticas. Por ejemplo, la historia de una enfermera originaria de Veracruz radicanda en Alemania y que partió de aquí, primero, por la falta de oportunidades laborales, y segundo, por el tsunami de violencia.
Luis Velázquez
Se llama Monserrat Juárez Reyes y tiene 30 años de edad. Y está en un programa del Capital Medical Center de Frankfurt y es una de las quince enfermeras reclutadas en el país para una permanencia médica de dos años.
PASAMANOS: La reportera Alba Alemán publica la historia en Notiver.
Días antes de partir a Alemania le tocó vivir y padecer y auxiliar a una mujer víctima de un feminicidio.
Y quizá, acaso, con más razón decidió partir. Allá está contenta. Lejos, cierto, de la familia. Pero en comunicación permanente a través del Internet. Y con frecuencia hablando en línea con los suyos.
Cientos, quizá miles de historias, encarnadas en Monserrat. Y ni modo, más duro y terrible es la falta de oportunidades. Y el desempleo. Y el subempleo. Y los salarios de hambre. Y la inseguridad, la incertidumbre y la zozobra en el diario vivir.
CORREDORES: De las quince enfermeras mexicanas en Frankfurt, Monse es la única jarocha.
Allá tuvo la oportunidad laboral que aquí en Veracruz le fue negada. Con todo y estudios superiores. Con todo y experiencia. Con todo y su inteligencia y talento.
Ni hablar, la política económica va por un lado y la demanda laboral por otro. Y lo peor, pega “duro y tupido” a los universitarios.
Más de veinte años cargando la mochila en el hombro todos los días, desde la primaria hasta el posgrado, para enfrentar una realidad avasallante.
El desempleo o subempleo y los salarios de hambre como uno de los peores males de la caja de Pandora.
BALCONES: Hay paisanos en todas las latitudes del mundo. Claro, pocos, excepcionales, están en el paraíso terrenal como, por ejemplo, Salma Hayek, en París, y Raúl Peimbert, en Estados Unidos.
Todos, sin embargo, partieron para ampliar el horizonte de vida y en el mayor caso, como los migrantes (un millón de jarochos en Estados Unidos como indocumentados, la mayoría) buscando una oportunidad laboral.
La Biblia es un relato del éxodo de millones de judíos atrás “de la tierra prometida”.
PASILLOS: Nada de extraordinario, incluso, y hasta pudiera decirse.
Por ejemplo, el éxodo insólito de la población de América Central (Honduras, Guatemala, Salvador y Honduras) a Estados Unidos.
Y ahora, el éxodo de ífrica a EU, pasando por México y por añadidura, por Veracruz, de tal modo que basta mirar en las calles y avenidas a gente de color extendiendo la mano al conductor de un automóvil… y con la esposa y uno o dos niños a un lado.
VENTANAS: Con todo, una errática política económica.
Nada de extraño si se considera, por ejemplo, que los primeros pobladores de América Latina, incluido México, llegaron hace más de 5 mil años procedentes del otro extremo del mundo, buscando la tierra prometida.
Pero al mismo tiempo, ta´canijo que los hijos y los nietos han de caminar en otras latitudes geográficas buscando empleo y, de paso, huyendo del tsunami de violencia, fuera de control.
Incluso, por más y más que desde el lado oficial aseguren que los secuestros y los feminicidios y los asesinatos van a la baja.
Allá entonces que les crean quienes crean en la fuerza superior de las estampitas y los amuletos.