Buscaban a Felipe entre cadáveres
•Acusado de formar parte de la delincuencia
•Policía estatal lo desapareció
•Una más de Arturo Bermúdez, exsecretario de Seguridad Pública con Javier Duarte
Ignacio Carvajal
Hubo un señalamiento contra Felipe Martínez Martínez. Lo acusaban de formar parte de una banda de secuestradores. Eso le valió que fuera privado de su libertad por elementos de la policía estatal que lo desaparecieron.
La SSP, en los tiempos de Arturo Bermúdez, se allegó de esa supuesta información que vinculaba al comerciante de ropa con una peligrosa banda que operaba en el sur, pero jamás hubo una acusación formal. Tampoco una investigación o un expediente judicial.
Pero el 15 de julio del 2014 un fuerte operativo de la SSP salió en su búsqueda al municipio de Oteapan, dónde vivía.
Era Día del Padre, recuerdan familiares de Felipe quienes cuentan un poco de su historia, pero no lo pasó con sus hijos, sino en su nuevo domicilio, con su segunda esposa.
Sin embargo, la policía fue a dónde su primer matrimonio y ahí solo estaban sus hijos, quienes no sabían nada de él desde hace tiempo.
Los gendarmes de la SSP tomaron a uno de sus muchachos y se lo llevaron para que les dijera en donde estaba su padre y presionar a éste a entregarse.
Angustiados, la familia del chico comenzó a buscarlo en los centros de detención vecinos a Oteapan y Coatzacoalcos.
Horas después de que iniciaron la búsqueda del muchacho, fueron amenazados. "Si siguen buscando lo vamos a regresar en una bolsa negra", pero el chico fue dejado en libertad, pues desconocía la ubicación de su padre, pero la SSP levantó a otra persona que sí sabía la ubicación del comerciante, era Roberto Toto Bustamante, su empleado.
Por este caso hay nueve ex servidores públicos detenidos, siete eran policías de la SSP en activo los cuales apresaron esta semana que terminó por el delito de desaparición forzada. Ya están internos en el penal de Coatzacoalcos, dónde son reclamados por un juez.
Son Esteban Suárez López, Francisco Domínguez Cardeña, íngel Teoba Canela, Epifanio Cruz Antonio, José Alfredo Flores Narciso Ulises Martínez Hernández, Eliseo Valencia Román, Jesús Alberto Hernández Domínguez y Julián Pérez Rodríguez.
De ellos, el de mayor rango es Jesús Alberto Hernández Domínguez, quien fuera delegado de la SSP en Tuxpan y Coatzacoalcos, así como comisario general de la SSP, uno de los más allegados al “capitán Tormenta”.
Cómo gendarmes de la SSP, los hoy detenidos son imputados de haber comandado ese operativo entre el 15 y el 16 de julio del 2014 en Oteapan, el cual -según versiones de familiares- derivó en la detención ilegal de unas 20 personas. La mayoría regresaron, excepto Felipe Martínez Martínez, su esposa, Guillermina Pérez, Víctor Manuel Antonio Morales, Roberto Toto Bustamante y Otoniel Morales Martínez.
El caso Oteapan está sostenido por la acusación directa de la familia de Víctor Manuel Antonio Morales, un comerciante de tamales quien habría sido el primero en caer en manos de la "ley" del Capitán Tormenta.
Felipe Martínez Martínez es un comerciante de ropa que recorría los pueblos del sur de Veracruz abordo de una camioneta con mercancía la cual compraba en Puebla o el Estado de México.
Su familia cuenta que no tuvo estudios. Era uno de ocho hermanos. Antes de iniciar en la ropa vendía pan, naranjas o frutas.
Cuando encontró el negocio en las prendas de vestir formó una familia. Le viven cuatro hijos con su primer matrimonio. A la mayoría los enseñó a comerciar con ropa.
Para salir a vender y sacar buenas ganancias, cuentan los suyos, investigaba las fechas cuando se iba a pagar el apoyo del gobierno federal por sus distintos programas sociales.
A unos metros de donde hacían el pago él se estacionaba con su camioneta para ofrecer si mercancía. Así lo hacía siempre y le iba bien. Vendía todo y así enseñó a trabajar a sus hijos.
A él se lo llevaron de la colonia Los Limones en Oteapan. Hasta ahí los llevó su empleado, Roberto Toto Bustamante, quien igual resultó sacado y golpeado por los oficiales ante la impotencia de sus padres, que presenciaron todo.
Con el comerciante de ropa resultó privada de su libertad su esposa, Guillermina Pérez.
La familia relata que después de su desaparición buscaron por todas las cárceles de la zona y viajaron a la ciudad de México a algunos penales a pedir razones de su paradero.
También, cada vez que se sabía de algún cadáver abandonado en la vía pública corrían a ver si era Felipe Martínez. Varias veces se pararon en la morgue a preguntar por los muertos sin reclamar o que iban llegando, pero no tuvieron éxito.
Después de la detención de los supuestos perpetradores, la familia incrementó las expectativas de saber la verdad de ese operativo contra secuestradores y encontrar a su ser amado. Pues al paso del tiempo claro está que no hubo una investigación formal en contra de Felipe Martínez y las otras cuatro víctimas.