Por ejemplo:
Dos libros más sobre su historia pública han sido publicados. Uno se llama “Odebrecht, el gigante de lodo”, del reportero Raúl Olmos.
En el libro narra la historia de cuando la embajadora de Enrique Peña Nieto en Brasil, ex de todo, menos de presidenta de la república, Beatriz Paredes Rangel, le abrí­a la puerta para que su comitiva entrara con picaporte a la sede mundial de Odebrecht, la empresa que ha corrompido a la mitad de América Latina y a la otra mitad.
Un dí­a, Marcelo Odebrecht, el dueño, le dijo:
“Ningún Estado del mundo le debe tanto Odebrecht… como al Veracruz de Javier Duarte”.
A partir de ahí­, ha de valorarse la entrada de Duarte, cierto, a la historia, pero más aún a la gloria y a la inmortalidad de la corrupción en los cinco continentes.

PASAMANOS: En el número 2188 de Proceso, el semanario más prestigiado de México, una vez más Duarte se llevó la caricatura estrella de “Monosapiens” de Helguera y Hernández.
Duarte aparece con una panza gigantesca, inmensa, como pregunta y responde la canción, “¿Has visto el cuerpo de una ballena?...¡pues ni más ni menos!”.
Luego, una barba inmensa, gigantesca, del continente izquierdo al derecho con bigotazazo tipo, digamos, sicario.
Y un pelo parado en la mitad de la cabeza como el pelo solitario, por ejemplo, de Luis Videgaray.
Y una nariz tipo payaso de circo pueblerino y aldeano.
Y en la leyenda, dice:
“Comisión para el fomento del oportunismo digno. ¡Basta de polí­ticos oportunistas y vulgares! ¡Dignifiquemos el hueso!”.
Y a un lado, Duarte cargando un letrero con las manos apretujadas con la siguiente leyenda: “Yo”.
La cultura duartiana que significa la cultura priista en su dimensión estelar.

CORREDORES: Circula la edición número 4 de este año de la revista Foreign Affairs Latinoamérica, volumen 18 del 15 de octubre del año que corre al 15 de enero del año que vendrá.
La politóloga Danisse Dresser publica un ensayo intitulado:
“¿Es posible salvar a México? El peligro y la promesa de López Obrador”.
En la página 14, escribe y publica en el apartado sobre la corrupción:
“Durante el gobierno de Peña Nieto, el gobernador de Veracruz, Javier Duarte, al parecer malversó millones de dólares de los fondos públicos, y más de una docena de gobernadores y ex gobernadores, mucho de los cuales fueron ensalzados por Peña Nieto como ejemplos del nuevo PRI, están hoy bajo investigación o han tenido que esconderse de las autoridades”.
Luego cita a Odebrecht y escribe:
“Odebrecht admitió haber pagado más de ochocientos millones de dólares en sobornos a funcionarios de diversos paí­ses.
El caso ha golpeado a polí­ticos de toda la región (latinoamericana) y derribado a presidentes y miembros prominentes de la elite polí­tica.
Sin embargo, en México ni un solo polí­tico ni contratista ha sido imputado debido a la presión sobre las autoridades responsables de aplicar la ley que ejercieron funcionarios de alto nivel, temerosos de que una investigación real perjudicara al PRI”.
La respetada politóloga toma a Duarte de referencia de la corrupción polí­tica nacional, pues bien pudo citar, por ejemplo, a Mario Villanueva, ex de Quintana Roo, a Tomás Yarrington y Eugenio Flores Hernández, ex de Tamaulipas y a César Duarte, ex de Chihuahua, y a Guillermo Padrés, ex de Sonora.
¡Te queremos, Duarte, te queremos!

BALAUSTRES: Hoy, en la Ciudad de México será presentado un nuevo libro sobre Duarte, la honra del Veracruz corrupto.
Se llama “Los buscadores”, escrito al alimón, entre otros, con el corresponsal de Proceso en Veracruz, el maestro de maestros, Noé Zavaleta.
Cuenta la historia del Veracruz sórdido y siniestro de Duarte con la desaparición forzada y que resulta de la alianza putrefacta entre polí­ticos, jefes policiacos, policí­as y carteles y cartelitos, malandros y malosos, sicarios y pistoleros y halcones.
Nunca antes en la historia jarocha un gobernador en funciones ha alcanzado los lí­mites insospechados de Javier Duarte.
Lamentable que en la historia de la sicologí­a y la siquiatrí­a Fidel Herrera Beltrán jamás conociera, profundo catador de la naturaleza humana que es, los alcances de Javier Duarte.
Y aun cuando está sujeto a un proceso penal, el tribunal popular, el tribunal del pueblo, el tribunal ciudadano, ya emitió su dictamen y su fallo.
Es el sí­mbolo de la corrupción polí­tica.
Por eso, y aun cuando parezca inconcebible, Javier Duarte, anexos, conexos y similares pues nunca, jamás, actuó solo y tuvo cómplices, aliados y socios, honra al Veracruz, y al paí­s corrupto.
Su historia nunca será en vano. Encarna la peor parte de la vida pública.
Y, claro, de los cómplices que tuvo en el aparato gubernamental federal pues sólo así­ se entiende y explica alcanzar las latitudes logradas en menos de seis años de ejercer el poder total y absoluto, sin que ningún funcionario del gabinete legal y estatal ni tampoco el ORFIS, ni tampoco los diputados locales y federales, lo denunciaran.