el IMSS de Orizaba.
El caso pareció quedar en la impunidad, a pesar de la denuncia que interpuso la esposa del hoy finado.
Además, con la muerte del guardia, también cambió la vida de su familia, al quedar sin sustento, ni un lugar donde vivir.
La historia de muerte a manos de los uniformados ocurrió el 19 de julio del año 2015, cuando los policí­as -que aparentemente no fueron identificados-, tundieron a golpes al supervisor de guardias privados de nombre Moisés Antonio Zacarí­as, de 42 años y quien tení­a su domicilio en la calle 7 de Córdoba, y laboraba para la empresa de seguridad privada "ATS Protección del Golfo S.A. de C.V.".
Ese dí­a, luego de terminar sus labores, Moisés decidió ir a tomarse unas cervezas a un bar de la ciudad y ya por la noche se dispuso a regresar a su casa.
Sin embargo, al pasar por un callejón de la avenida 4 y calle 5, cerca de la iglesia de San Antonio, se detuvo para hablar con unos amigos que se hallaban conviviendo.
Fue en esos momentos cuando se le ocurrió arrinconarse en una de las partes oscuras para hacer sus necesidades fisiológicas, y cuando ya se retiraba fue sorprendido por una patrulla del Mando Único.
Tras encararlo y ver que llevaba el uniforme de la compañí­a, los policí­as se hicieron de palabras con el supervisor e intentaron someterlo, al tiempo que él sacó el bastón PR24 que llevaba y trató de defenderse.
Eso bastó para que los uniformados lo tundieran a puñetazos y patadas, hasta que uno de los policí­as le dio un culatazo en la frente, que le desprendió una parte de la piel hasta la i nariz.
Así­ lo subieron a la patrulla y se lo llevaron a la base del Mando Único, donde lo mantuvieron unas horas y luego regresaron a tirarlo a la zona del mercado, donde fue encontrado por sus familiares, quienes pidieron ayuda a la Cruz Roja para trasladarlo al hospital del Seguro Social de Córdoba y luego al de Orizaba, donde no aguantó y falleció.
"De la golpiza que le dieron le reventaron el vazo, el higado y los intestinos, !qué se iba a salvar!", cuentan sus compañeros, al recordar la brutalidad con la que Moisés fue tratado.
Por esos hechos, hubo una denuncia que la viuda del supervisor de seguridad acudió a interponer ante la Fiscalí­a, sin que las autoridades hayan resuelto nada del asunto, presuntamente por ser en contra las autoridades.
En el expediente, la esposa responsabilizó a elementos de la Policí­a Estatal adscritos al Mando Único de Córdoba.
La versión que dio la mujer fue que su esposo salió de su casa para laborar como vigilante, pero de regreso fue golpeado por elementos de la Policí­a Estatal, cuando caminaba con un compañero de trabajo.
Precisó que el guardia privado fue trasladado al hospital número 8 del Seguro Social de Córdoba, pero por la gravedad de las lesiones, tuvo que ser enviado al Hospital de Especialidades del IMSS de Orizaba, donde falleció, debido a las lesiones que sufrio en varios órganos.
A más de dos años, la vida de su familia ya no es la misma.
La esposa tuvo que empezar a trabajar en la venta de comida para poder solventar los gastos, entre ellos el pago de la renta del lugar donde viven.
Todos los dí­as, el ama de casa recorre el centro de la ciudad vendiendo taquitos y comida para ganarse unos centavos, pues el guardia dejó en la orfandad a dos hijas que ya crecieron, y ahora son dos muchachas de 13 y 16 años que quieren seguir estudiando.
Compañeros del vigilante asesinado, consideraron que Moisés fue ví­ctima de los grupos de policí­as que por esos años fueron entrenados para "neutralizar" a civiles que no se "alinearan" con los cuerpos policiacos, por órdenes de los altos mandos, principalmente del ex secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, hoy preso en el penal de Pacho Viejo, junto con otros ex elementos de la misma dependencia, acusados de desaparición forzada de personas.