Y, por razón natural, necesitarán más personal en las casillas. Y por añadidura, será más difí­cil el conteo y la logí­stica en la captura de datos.
Además, en la lucha por la democracia, un montón de representantes de los partidos y coaliciones vigilando el proceso electoral… cada uno “llevando agua a su molino”.
B: El promedio educativo de los funcionarios de casillas es de segundo de primaria. Y la mayorí­a con riesgo de confundirse en el conteo. 629 cargos federales, por ejemplo, en disputa. Un presidente de la república, 500 diputados federales, 128 senadores. Más 8 gobernadores en cada entidad, como Veracruz, más diputados locales.
C: La interpretación de cada voto es cien por ciento subjetiva. Y la capacitación para los funcionarios de casillas es altamente riesgosa. Por ejemplo, en Veracruz capacitan a 95 mil 275 personas para estar en las diez mil casillas.
Pero a la hora de la hora, muchos de los capacitados se enferman, por ejemplo, para que de última hora, los funcionarios de cada casilla inviten a un ciudadano a suplir la vacante, sin conocer el tejemaneje.
Incluso, hay partidos polí­ticos que apuestan a tal jugada porque así­ pueden aprovecharse.

DOS. Presiones de los partidos

D: El hecho de contar las boletas de cinco elecciones se complica, pues significa, primero, separar las boletas, y después, llenar las actas.
Es una tarea enorme. Más, si se considera la presión de los partidos polí­ticos para dar a conocer el nombre del ganador lo más pronto posible.
Y más, cuando de por medio se atraviesan las encuestas de salida aplicadas por empresas particulares y que han originado que los candidatos se apresuren y se declaren ganadores.
E: El PREP, Programa de Resultados Preliminares, ha de salir lo más temprano posible.
Es más, y dadas las circunstancias, entre 4 a 5 horas después de cerradas las casillas ha de darse el resultado preliminar para, entre otras cosas, evitar la zozobra y las protestas y bajar el conflicto social de los partidos y los candidatos y la militancia y los simpatizadores.
F: Ante tantos candidatos por todos lados, el riesgo inminente de que los nombres de cada uno se impriman mal en las boletas.
Y entonces, la locura. Y las prisas.

TRES. Todos se creen superiores

G: El INE y el OPLE han de trabajar muy unidos. Articulados cien por ciento, pues, y por lo regular, cada uno se siente y cree superior al otro. La estructura electoral ha de llevarse lo mejor posible. Bien.
H: En cada ciudad urbana y en cada pueblo rural hay pandillas. Y las pandillas significan un riesgo para los capacitadores asistentes electorales.
Y más en un Veracruz flagelado por los carteles y cartelitos que ya desde ahora siembran el miedo “y el miedo al miedo”. Las cabezas decapitadas tendidas en el cofre de automóviles. Los nueve asesinados en Xalapa y que aun cuando el gobernador Yunes dijo luego luego que eran miembros de los malosos, de cualquier manera siembra el desconcierto y atemoriza a la población.
I: Ningún partido polí­tico puede tener consejeros a modo. Tampoco los funcionarios electorales. Y aun cuando, digamos, resulta inevitable, ensucia la elección y la pone bajo sospecha.
J: Veracruz ocupa el primer lugar nacional en instalación de casillas, pero los partidos polí­ticos meten la mano inhibiendo la participación de los funcionarios.
K: Con todo y las medidas y los candados para crear y recrear una elección democrática la coacción del voto está vigente.
Ni se diga la compra del voto a través, y por ejemplo, de despensitas alimenticias (una tonalidad cien por ciento populista ramplona y barata, pues como en el caso de Veracruz constan, cada mes, de un litrito de aceite de 500 ml., una bolsita de sopa, un litrito de leche marca patito, una latita de atún marca patito, una bolsita de soya y un kilito de frijol, frijol con gorgojo como dice AMLO).

CUATRO. Diez mil candidatos en la cancha

L: El OPLE ha sido cuestionado por tener una burocracia insensible a las quejas sociales, entre otras, de acoso y hostigamiento sexual.
LL: De acuerdo con las encuestas, las autoridades electorales están atrapadas y sin salida en el descrédito. Sólo el 38 por ciento de la población tiene confianza tanto en el INE como en el OPLE.
M: Los altos y ofensivos sueldos de los funcionarios electorales en un Veracruz, por ejemplo, donde 6 de cada 10 habitantes viven en la miseria, la pobreza y la jodidez.
N: Los grupos de presión polí­tica que siempre están a la defensiva.
Ñ: La inseguridad creciente. “La violencia es inevitable, y ni modo”, decí­a Agustí­n Acosta Lagunes, 1980/1986.
En Pánuco, por ejemplo, el llamado “Grupo Sombra” repartió juguetes entre los niños en la semana del “Dí­a de Reyes”. Y cuando el reparto estaba en su dimensión estelar, los mismos sicarios gritaron: “¡Viva el grupo Sombra!”.
O: El gran fracaso de la polí­tica económica también incide en la elección. Siembra el desaliento y la población se abstiene de sufragar.
Por ejemplo, un 40 por ciento de la población electoral (6 de cada 10 con credencial de elector) se mantiene como abstencionista, pues ningún candidato, ningún partido polí­tico, la convence. (Carpeta Púrpura)
El primer de julio del año que corre será la elección más compleja de la historia.
Primero, porque el número de electores es de ochenta y ocho millones de personas.
Y segunda, porque en la cancha electoral hay más de diez mil candidatos en contienda.
La locura, pues todos ofrecen y garantizan, ajá, un mundo mejor en un paí­s jodido, con la más espantosa y terrible desigualdad social, la mismita que sorprendiera a Alejandro de Humboldt en 1803 cuando anduviera en Veracruz.