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Malecón del paseo
Viernes 15 septiembre, 2017

Placeres mundanos

•Y con cargo al erario
•Drogas, mujeres y orgí­as

EMBARCADERO: En polí­tica hay muchos secretos, uno de ellos, el gran secreto de la segunda y la tercera y la cuarta (y otras más) damas... Es decir, la casa grande (llamada la catedral) y las casas chicas llamadas por el pueblo como las capillitas... Y aun cuando a primera vista se trata de un hecho privado, a partir de que parte del erario es destinado para tales placeres mundanos, se convierte en un suceso público

Luis Velázquez

Por ejemplo, Irma Serrano, “La tigresa”, noviecita de Gustavo Dí­az Ordaz, llevó a tanto su pasión desaforada que hasta serenata llevó a Los Pinos al presidente de la república del movimiento estudiantil del 68… Luego de terminar su sexenio, el filósofo José López Portillo legalizó su unión con la actriz Sasha Montenegro, pues en sus Memorias habí­a escrito lo siguiente: “Una es la mujer con quien se vive y otra la mujer que se ama”… Fue el caso de Carlos Salinas con una de sus secretarias ejecutivas… Vicente Fox, por el contrario, se casó con su vocera Martha Sahagún… Y Felipe Calderón Hinojosa mantuvo su matrimonio con Margarita Zavala… En Veracruz, claro, nunca se ha conocido, salvo el caso de Patricio Chirinos Calero, de un gobernador o un ex que se haya divorciado… Pero, al mismo tiempo, muchas historias de aventuras y deslices han trascendido… Por ejemplo, un ex mandatario solí­a cenar con su noviecita, secretaria del gabinete legal, en un restaurante de Xalapa (“El sargento Pimienta”) y lo cerraba desde las 6 de la tarde en adelante para que ningún comensal fuera recibido… Otro más tení­a varias tarjetitas de crédito para su amada amante y como en el caso público de Javier Duarte y la Dominga Xóchitl, hasta una residencia le obsequió en fraccionamiento residencial… Otro ex tení­a, fama pública, una noviecita en cada unas de las regiones geográficas de Veracruz, desde Coatzacoalcos hasta Pánuco, pasando por el puerto jarocho y Poza Rica, y llegando a Córdoba y Orizaba… Y todas, con cargo al erario, súper…

ROMPEOLAS: Unos secretarios de Estado de un ex, en un tiempo, digamos ya ido, pero al mismo tiempo, que puede ser repetitivo y vigente, solí­a cerrar una casa de citas de primer gran nivel en la Ciudad de México con modelos, incluso, de televisión… ¡Y vaya festí­n del erario!... Y, bueno, para no ir tan lejos bastarí­a recordar la denuncia de la diputada panista, Cinthya Lobato Calderón, de que el presidente de la bancada azul en la LXIV Legislatura, He Man Sergio Hernández Hernández, solí­a (¿suele aún?) desviar el recurso público para “borracheras, drogas, mujeres y orgí­as”, todo junto, en el mismo cóctel explosivo… Y desde luego, los asistentes eran, además de He Man y Carlos Fuentes Urrutia, el ex diputado local, otros legisladores… Lobato Calderón faltó por documentar si las orgí­as con droga y cortesanas eran en la ciudad de Xalapa o en el puerto jarocho o en la Ciudad de México que su sacrificio legislativo bien lo merecí­a y merece… Más aún: hubo un sexenio donde en vez de mujeres contrataban a homosexuales para sus fiestecitas, con alcohol y drogas, por supuesto, al mejor estilo de He Man… Y con cargo al gasto público que por eso mismo los diputados eran llamados “conscriptos de la patria” en la antigua Roma… A un sexenio anterior en Veracruz le llamaban “el sexenio de la promiscuidad” porque el sexo se practicaba al mejor estilo del dictador de la República Dominicana, Rafael Leónidas Trujillo, donde se ejercí­a el derecho de pernada como en la pelí­cula de “Pedro Páramo” basada en la novela de Juan Rulfo… Por eso mismo, cuando el ex panista Gerardo Buganza Salmerón llegó a la secretarí­a General de Gobierno lo primero que hizo fue llevar al arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, a un exorcismo en su oficina por la fama pública que un antecesor lejano habí­a forrado las paredes de caucho para que nadie escuchara los gritos desaforados de la polí­tica hedonista…

ASTILLEROS: Los escoltas del palacio de Xalapa apodaban “La dama de rojo” a una chica que una vez a la semana, en la tarde, hacia las 6 P.M., solí­a llegar en dí­a indistinto a la oficina principal y se encerraba con el jefe máximo a hacer travesuras… Y de otra damita a la que llamaban “La señora de blanco” (porque siempre iba vestida de blanco) a su cita con el góber de entonces para desatorar una vez a la semana sus nervios en el ejercicio del poder… “La tí­a Justa” llamaban algunos secretarios de un gabinete legal a una señito que los abastecí­a de cortesanas y a la que pagaban con cargo al erario, con tanta fuerza hedonista que, por ejemplo, una de sus hijas fue contrataba como secretaria… Otros polí­ticos tení­an su noviecita y la enviaban en vuelo aéreo por la mañana del puerto jarocho a la Ciudad de México, donde ella los esperaba en un hotel de cinco estrellas en el vuelo nocturno… En tiempo pasado, hubo un famoso grupito de bastoneras que viajaban al antiguo Distrito Federal contratados ni más ni menos que por el director de Seguridad Pública del gobierno central, y cuya historia fue narrada por el jefe de escoltas del famoso general Arturo Durazo Moreno, el amigo de la infancia de José López Portillo… Y, bueno, que nadie se llame sorprendido, porque de acuerdo con el libro “Los Césares” de Suetonio, todos ellos fueron grandes hedonistas, donde lo mismo alternaban con mujeres que con efebos y todo financiado por el erario…


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