e Indira de Jesús Rosales), de hecho y derecho, nada se sabe de su tarea pública y de los resultados en siete meses y 17 dí­as…Casi casi, reducidas al silencio, mejor dicho, al limbo y a la nada… Nadie duda de que trabajan, pero al mismo tiempo, y por desgracia, nadie conoce su quehacer… Y más, porque son mujeres en la administración pública cuando las grandes batallas se dan en los medios, el Periscope y el Facebook… Y si aquel decí­a que “pienso, luego existo”, con ellas la máxima de Descartes se aplicarí­a diciendo que aparecen en los medios, y por tanto, ahí­ están construyendo el destino común… Nadie pensarí­a, claro, que las enviaron a la guerra, pero sin fusil, es decir, prohibido el paseo en la prensa escrita, hablada y digital… Tampoco que sólo la luciérnaga brilla y ellas, en la fábula famosa, serí­an reducidas al silencio… Menos que el jefe máximo de la revolución azul en ningún momento las deja crecer… Ni tampoco que el vocero es un misógino y sólo prefiere a Pocahontas (la única con juego mediático real) y a las demás las margina y aí­sla… Ni menos, mucho menos, que hay una confabulación para tenerlas en el ostracismo, pues en la misma circunstancia están otros funcionarios del gabinete legal y ampliado…

ROMPEOLAS: De todos los hombres de la reforma, Ignacio Ramí­rez, “El nigromante” fue quien tuvo el más intento y volcánico “furor antijuarista” según cuenta Paco Ignacio Taibo II en su libro “Patria”… Y más, porque Benito Juárez padecí­a “una abundante desconfianza respecto a sus compañeros más cercanos”… Incluso, cuando “El nigromante” muere, su cadáver es velado en una casita que alquilaban en las goteras de la Ciudad de México… Juárez enví­a a uno de sus hombres de confianza y habla con la viuda y le lleva un dinero y las escrituras de su casa… “Gracias” le dice la viuda de Ignacio Ramí­rez, “mi esposo me dijo que si tal pasaba, lo rechazara”… Y rechazó la tentación juarista… “El Nigromante” le renunció a Juárez, igual que un montón de compañeros, cuando se reeligió una vez más, pues estuvo en el trono imperial y faraónico la friolera de catorce años… Por fortuna, una angina de pecho se le atravesó y como era, entonces, una enfermedad mortal, sin medicina eficaz, Juárez murió y gracias a la angina de pecho se salvó ante la historia de convertirse en otro dictador, pues el poder polí­tico también lo habí­a seducido… Todos “los hombres aquellos que parecí­an gigantes” (Daniel Cosí­o Villegas) lucharon contra Antonio López de Santa Anna, tres veces gobernador de Veracruz y once veces presidente de la república… Letrero en la parte trasera de una estaquita: “El que no transa… no avanza”… Por eso México ocupa uno de los primeros lugares mundiales de corrupción polí­tica y por eso mismo, como la deshonestidad está arraigada hasta el tétano del cuerpo social, toda lucha contra la integridad en el manejo del gasto público está condenada al fracaso… Los José Mújica (Uruguay), los Ernesto “Ch锝 Guevara (Cuba), los Francisco I. Madero (México), los Lula da Silva (Brasil) son casos aislados de integridad…

ASTILLEROS: Frasecita célebre que el chamán ha adoptado para esta semana: “Mucho polvo que los años han dejado caer”… Melchor Ocampo es el autor de la famosa epí­stola matrimonial… Pero pocos saben que a los 20 años, Ocampo tuvo relaciones amorosas con su nana, Ana Marí­a Escobar, y aquella pasión desaforada fue tan intensa que tuvieron una hija bautizada con el nombre de Josefa... Nacido en Michoacán, hijo se afirmó siempre de un sacerdote, muchos años después Melchor Ocampo llegó al puerto de Veracruz “para presentarse como voluntario durante la Guerra de los Pasteles” (Taibo II)… Consejo del viejito del pueblo que podrí­a ser útil para un lector: “nunca te preocupes más de lo que los otros se preocupan de sí­ mismo”… Bob Dylan, Premio Nobel de Literatura 2016, nunca come carne de cerdo porque asegura que un cochino es una mezcla de gato, rata y perro… Ezra Pound, el gran escritor francés, a quien Ernest Hemingway adoraba como un niño a Superman, era simpatizante y activista nazi de Adolf Hitler en la segunda guerra mundial, de igual manera, digamos, como Salvador Dí­az Mirón era fans de Victoriano Huerta, el asesino de Francisco I. Madero y José Marí­a Pino Suárez, a quienes sus pistoleros les dieron el tiro de gracia una noche en despoblado en las goteras de la Ciudad de México… Lo más importante en la relación humana es conocer siempre, siempre, siempre, la forma de calibrar el corazón, las neuronas, el hí­gado y el alma de los demás… Sólo así­ puede medirse el hombre con exactitud…