Amores desaforados
La diputada Maryjose Gamboa y el fiscal Jorge Wínckler parecieran vivir el síndrome de Estocolmo. Primero, fue su abogado en el duartazgo, aun cuando el peso del proceso penal lo llevó el eficaz y eficiente litigante Pepe Kuri Pazos. Después, ya trepados en el trono, se distanciaron. Incluso se zamparon reproches por el caso, entre otros, de los desaparecidos. Ahora, y cuando el fiscal ha llamado "bola de corruptos" a los diputados locales y federales y quienes solicitaron su cese, la diputada lo defiende y "tira su espada en prenda". Alianzas, acuerdos, nostalgias, querencias desaforadas, reconciliaciones, pactos, vaya usted a saber