“Siempre se necesita un padrino”
•Confesiones de un político sabio
•“Nadie es superior a otros”
Uno
--A ver, chamaquito, le preguntó Joaquín Gamboa Pascoe (mil años líder cetemista), a Marco Antonio Torres Hernández, y tú ¿cómo llegaste a diputado federal?
Luis Velázquez
El jerarca sindical de los burócratas del Distrito Federal, que entonces así se llamaba la Ciudad de México, y que muchos años después (once años máximo jerarca de la CTM) se construyó una estatua de unos dos metros de altura y la colocara en el patio central del edificio cetemista en tanto refundía en un pasillo oscuro las estatuas de Fidel Velázquez y Leonardo Rodríguez Alcaine, sus antecesores, se contestó a sí mismo:
--No me salgas, dijo a Marco Antonio, que llegaste de diputado federal por el pueblo. ¡Esas son patrañas! Ninguno de los 500 diputados que están aquí conmigo llegó por el pueblo. Todos llegaron porque tienen un padrino, un mecenas.
Torres Hernández formaba parte de aquella legislatura en el Congreso de la Unión donde también estuvieran, entre otros, Elba Esther Gordillo, Miguel íngel Osorio Chong, Miguel íngel Yunes Linares, Tomás Ruiz González, Ivonne Ortega y Jorge Uscanga Escobar.
Estaban en un desayuno. Los llamados en Roma “conscriptos de la patria” con la jerarquía cetemista de la que varios años más tardes Gamboa Pascoe sería el líder perpetuado a la muerte de Leonardo Rodríguez Alcaine.
Acorralado y sin salida, atónito y sorprendido, contestó:
--Soy asesor de los líderes cañeros.
--¡Ah, está bien!, dijo Gamboa Pascoe, dando un trago más al vaso con el café lechero.
Como estatua de sal, en la que suelen convertirse algunos políticos encumbrados, conscientes y seguros de que llaman la atención y el resto del mundo se las debe, Joaquín Gamboa tenía ganas de hablar:
--Pues bien, dijo a Marco, ya llegaste, y ahora, piensa en ti. Sólo en ti y en tu familia. Ningún político que llega a las alturas piensa en la gente. Todos usamos el poder. La curul dura tres años y quizá la vergí¼enza toda la vida.
Dos
Gamboa Pascoe hablaba desde su experiencia personal. Dos veces diputado federal, dos veces senador de la república, una vez derrotado como candidato al senado, nacido el 30 de mayo de 1922, fallecido de una complicación respiratoria el 7 de enero de 2016, la vida, entonces, eran vientos favorables.
Y de igual manera que su antecesor, “La gí¼era Rodríguez”, apodado “El cuñado de los periodistas” porque le había pedido una hermana a uno de ellos, Joaquín Gamboa conocía el sistema político priista al derecho y al revés.
--Aquí, dijo a Marco Antonio Torres, sólo cuenta estar bien con el que manda. Y el que manda es el presidente de la república.
Y por eso mismo, él mismo (46 años de líder de los trabajadores del DF) alardeaba de amistad entrañable con José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
En su tiempo de senador le apodaban “El senador microondas” porque le embargaron un contrabando de aparatos eléctricos importado de Estados Unidos.
Fue famoso, además de su pleito con Carlos Romero Deschamps, dueño del sindicato petrolero, porque corría la versión de que poseía una colección de autos de lujo y por una que otra frasecita que lo retrataba.
“Nunca me verás con huaraches” decía a los suyos.
“El hecho de que los trabajadores estén jodidos no significa que yo también”.
Sus hijos, y mientras durara en la palestra, en cargos públicos, que para eso mismo sirve el poder.
Por eso, Marco Antonio Torres miraba a un héroe de la política en Gamboa Pascoe cuando aquella mañana en el desayunito lo colocaron a su lado.
Tres
El viejo y experimentado sacerdote de la política política y la política sindical paseó la mirada entre los 500 diputados federales y dijo al ingeniero químico egresado de la
Universidad Veracruzana en el cuadro de honor con el promedio más alto de su generación:
--Aquí, ninguno de los 500… es más que el otro. Nadie es superior a nadie. Todos son iguales. ¡Y que nadie te apantalle con su currículo creyendo que porque ha ocupado más cargos públicos que tú (todos por dedazo) son mejores!
Gamboa Pascoe saboreaba el pedacito de pastel de chocolate. Pidió con una señal a la edecán-mesera más cafecito calientito. Dijo:
--Aquí, lo único que cuenta es la operación política en lo oscurito. Los arreglos en corto. Y claro, si eres buen orador y estás preparado y hábil para defender casos en la tribuna, entonces, los jefes te mirarán y los años serán más agradables y serás feliz, que es lo único importante en la vida.