Reporteros y activistas
•La nueva generación de periodistas alterna la tarea de informar de los hechos sórdidos de Veracruz con el activismo social
•Entre ellos, los más intensos son Norma Trujillo Báez, Ignacio Carvajal y Noé Zavaleta
Igual que Ricardo Flores Magón quien fue reportero y director del periódico “Regeneración” y activista político con su partido “El liberal”.
Luis Velázquez
Igual que Filomeno Mata, que fuera activista y director fundador y reportero del “Diario del Hogar”, donde imprimía “Regeneración”, para pagar en abonos la edición.
Igual que Francisco Zarco alternara la política legislativa como articulista, un montón de reporteros en Veracruz han dado el siguiente paso y de periodistas han evolucionado a activistas.
Ellos han registrado que la palabra está demasiado manoseada y en la vida pública y social del Veracruz sórdido, revuelto y turbulento que vivimos y padecemos: sólo cuentan los hechos.
Cierto, de igual manera están conscientes de que en todo caso la palabra y los hechos caminan juntos, como hermanitos gemelos, pues de lo contrario se cae en el vacío.
Y por eso su activismo, que en una república dictatorial significa exponer la vida en cada nuevo amanecer.
De entre ellos, un trío florece a plenitud, aun cuando desde luego son más, y una disculpa por las grandes omisiones.
Norma Trujillo, de La Jornada Veracruz; Ignacio Carvajal, del diario “El Liberal” de Coatzacoalcos; y Noé Zavaleta Vázquez, corresponsal de Proceso en el estado de Veracruz, sucesor de Regina Martínez, simbolizan hoy la nueva generación de jóvenes periodistas, la mayoría menores de 35 años, apostando a un nuevo ejercicio reporteril, donde incluso existen colegas de 20 años.
Por un lado, la palabra, y la palabra otorgada a quienes Albert Camus llamaba “Los desheredados de la fortuna” y Luis Buñuel “Los olvidados”, con quienes el antropólogo Oscar Lewis publicó su ensayo sobre la Antropología de la pobreza.
El trío, por ejemplo, participó en los “Diálogos por la paz” organizados por la facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana, inaugurados por la rectora Sara Ladrón de Guevara, que en el tiempo rebuscado que hoy se padece ha expresado con puntualidad que es capaz de encabezar un movimiento pacífico para reclamar el pago de dos mil millones de pesos federales y estatales que el duartismo adeuda a la máxima casa de estudios desde el año de la fiebre escarlata.
El moderador del foro fue el sociólogo, investigador, académico y articulista, Alberto J. Olvera, quien inició su periplo periodístico en La jornada nacional, pasó a Proceso y ahora publica en la edición latinoamericana de “El País”, el periódico que en los años 2011, 2012 y 2013, cuando Veracruz se convirtió en “la región más peligrosa del mundo para el ejercicio reporteril”, publicó 53 reportajes sobre el estilo personal de gobernar y ejercer el poder del señor Javier Duarte y que el lector encuentra en Internet.
EL TRíO REPORTERIL, EN UN FORO MíS
En el foro, la reportera Norma Trujillo Báez denunció que las agresiones a reporteros “provendrían eventualmente de la delincuencia organizada y de las autoridades y de la inversión extranjera derivada de las reformas estructurales”.
El corresponsal de Proceso, Noé Zavaleta, dijo que “la agenda pública en Veracruz ha sufrido un cambio a partir de que ingresó el crimen organizado”.
Y el cronista Ignacio Carvajal aseguró que “los periodistas están en un estado de indefensión que los convierte en el eslabón más fuerte debido a la violencia y a la cerrazón del gobierno así como a los malos salarios de las empresas periodísticas”.
Además, también enmarcó que los hechos derivan “en un costo político para la administración estatal, pues muchas organizaciones y medios internacionales tienen a Veracruz en la mira” (La Jornada Veracruz, Fadia Moreno, miércoles 23 de septiembre, 2015).
El trío, pues, invitados a foros para replicar sus experiencias y vivencias en el ejercicio periodístico.
Aunque, de igual manera, solidarios con los colegas y compañeros del oficio, encabezando marchas, pronunciando discursos incendiarios, encarando incluso a la LXIII Legislatura, a la que han interrumpido en sus sesiones, clamando justicia, sólo justicia para los 18 reporteros y fotógrafos asesinados y desaparecidos, de los cuales uno, Gabriel Manuel Fonseca cumplió cuatro años levantado en Acayucan, con la impunidad como emblema máximo de la Fiscalía General de nueve años.
OCHO REPORTEROS COBIJADOS EN GOBERNACIÓN
La relación entre gobierno y medios en Veracruz ha llegado a estadios inverosímiles.
Por ejemplo, al momento hay ocho reporteros y fotógrafos cobijados en el programa de protección a periodistas ofrecido y garantizado por la Secretaría de Gobernación, del peñista Miguel íngel Osorio Chong, luego que en cada caso ha sido documentadas las razones de su incertidumbre y zozobra.
Y sean verdades plenas, medias verdades, medias mentiras, como desde el poder público les llamarían los oficiosos, el hecho insoslayable ahí está, pues la palabra periodística en el territorio jarocho se ha vuelto más peligrosa y más riesgosa que las balas, el tiro de gracia y la fosa clandestina.